Más allá de los determinantes genéticos, muchos de los trastornos mentales más comunes -como la depresión o la demencia- están asociados a factores de riesgo ambientales y un equipo internacional de científicos los ha identificado y plasmado en un completo «atlas» que describe cada uno de ellos.
Así, han comprobado que la diabetes, la depresión o el aislamiento social son factores de riesgo para la demencia; que el sobrepeso antes y durante el embarazo está asociado con trastornos del espectro autista y de déficit de atención; que la depresión está relacionada con la viudez, con la disfunción sexual o con haber sufrido abusos en la infancia; o que sólo existe un factor protector sólido frente al alzhéimer: el ejercicio físico.
Investigadores de numerosas instituciones y centros de investigación de varios países han trabajado en este «atlas» y han publicado sus conclusiones en la revista «World Psychiatry» coincidiendo con la celebración, el 10 de octubre, del Día Mundial de la Salud Mental, que este año se conmemoró con el lema «Un derecho necesario; mañana puedes ser tú«.
El investigador Celso Arango, jefe del grupo del Centro de Investigación en Red de Salud Mental (Cibersam) en el Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital General Gregorio Marañón de Madrid, ha subrayado la importancia de contar con un «punto de referencia» para avanzar en la caracterización clínica y en la investigación con el fin de favorecer la intervención temprana y las estrategias preventivas para los trastornos mentales.
En una nota difundida el fin de semana, el Cibersam ha recordado que todos los trastornos mentales tienen una importante carga genética, pero ha destacado la importancia también de los factores ambientales.
Los investigadores han centrado su labor en esos factores de riesgo y han aplicado una clasificación en función de la credibilidad que han obtenido a partir de las evidencias científicas: desde las que consideran «convincentes» hasta las que les parecen «sugestivas» o «débiles».
El atlas incluye, como factores de riesgo de la demencia, la diabetes mellitus tipo 2, la depresión y baja frecuencia de contactos sociales; y en cuanto a los trastornos por consumo de opioides, el factor de riesgo más sólido ha sido el tabaquismo.
Para los trastornos psicóticos, los factores de riesgo más sólidos han sido el estado clínico de alto riesgo de psicosis, el consumo de cannabis y las adversidades en la infancia.
En cuanto a la depresión, se establece asociación con la viudez, con la disfunción sexual, factores metabólicos, los abusos psíquicos y sexuales en la infancia, la tensión laboral, la obesidad y las alteraciones del sueño.
Para el trastorno de espectro autista, el factor de riesgo más importante que han descrito es el sobrepeso materno antes o durante el embarazo y para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), fueron la obesidad materna antes del embarazo, el tabaquismo materno y el sobrepeso antes o durante la gestación.
“Asociación no significa causalidad, por lo que se necesitan más estudios de cohortes de recién nacidos vivos para estudiar factores de riesgo antes de que aparezcan los trastornos mentales”, dijo el investigador Celso Arango.
Para trazar este «atlas» los investigadores han recuperado catorce revisiones con un total de 390 metaanálisis ya realizados y un total de 1,180 asociaciones entre factores de riesgo y trastornos mentales.