El Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos encuentra al mundo con un aumento del hambre, desastres naturales y otros factores que tienden encarecer más los alimentos.
Una idea es que cada persona vea en sus casas lo que se desperdicia, que por demás le cuesta dinero, ponga a volar su imaginación con menú que pueda aprovechar.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)y el Programa Mundial de Alimentación (PNUMA), promueven acciones para reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos, pero de manera individual es saludable crear mecanismos en los hogares.
El último informe de la FAO sobre «El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI»), asegura que el número de personas afectadas por el hambre aumentó hasta 828 millones en 2021, unos 46 millones desde 2020 y de 150 millones desde 2019. “En total, se calcula que 3 100 millones de personas no tienen acceso a una dieta saludable”.
Igual el informe de la FAO sobre el estado mundial de la agricultura y la alimentación (2019), alrededor del 14 % de la producción alimentaria mundial (valorada en 400 000 millones de USD anuales) sigue perdiéndose después de recolectarse y antes de llegar a las tiendas o supermercados y el PNUMA dice que el 17 % de los alimentos acaba siendo desperdiciado en la venta al por menor y por los consumidores, especialmente en los hogares.
Ante esta realidad, enfocado a los hogares, resumimos algunas de las recomendaciones que tienen la FAO y el PNUMA para que las familias eviten estos desperdicios, sacando mejor provecho a los productos alimenticios.
En República Dominicana, donde se estima que se desperdicia 1,1 millones de kilos de alimentos semanales, es costumbre ver a las familias con carros llenos de productos alimenticios, pues sus compras las realizan en grandes cantidades, lo que facilita que los productos frescos como verduras y frutas tiendan a cambiar su aspecto y terminen en la basura.
Entre las recomendaciones está comprar solo lo necesario, no botar las verduras porque no les parezcan frescas y elaborar un menú semanal.
Reproducimos de forma textual 15 recomendaciones
1-Adopte una dieta más saludable y sostenible
La vida se mueve deprisa, y preparar comidas nutritivas puede ser complicado, pero las comidas saludables no tienen por qué ser elaboradas. En Internet abundan recetas saludables y rápidas que puede compartir con sus familiares y amigos.
2. Compre solo lo que necesita
Planifique sus comidas. Prepare una lista de la compra y aténgase a ella evitando las compras impulsivas. No solo desperdiciará menos alimentos …También ahorrará dinero.
3. Elija frutas y hortalizas feas
No juzgue los alimentos por su apariencia. A menudo se tiran a la basura frutas y hortalizas magulladas o con formas extrañas porque incumplen unas normas cosméticas arbitrarias. No se preocupe… el sabor es el mismo. Utilice la fruta madura para preparar batidos, zumos y postres.
4. Almacene los alimentos con sensatez
Pase los productos más antiguos a la parte delantera del armario o el frigorífico y coloque los nuevos en la parte trasera. Utilice contenedores herméticos para mantener frescos en el frigorífico los alimentos abiertos y asegúrese de cerrar los paquetes para que no entren insectos.
5. Comprenda el etiquetado de los alimentos
Hay mucha diferencia entre las fechas de “consumo preferente” y “caducidad”. A veces los alimentos siguen siendo inocuos para el consumo pasada la fecha de “consumo preferente”, mientras que la fecha de “caducidad” indica el momento en que el consumo deja de ser inocuo. Verifique las etiquetas de los alimentos para averiguar si contienen ingredientes no saludables como grasas trans y conservantes y evite los alimentos con azúcar o sal añadidos.
6. Empiece por lo pequeño
Sirva en casa porciones más pequeñas o comparta platos más grandes en los restaurantes.
7. Valore las sobras
Si no se come todo lo que prepara, congélelo para más adelante o utilice las sobras como ingrediente de otra comida.
Comprar frutas y hortalizas feas o utilizar las sobras en otras comidas son dos costumbres positivas para evitar la pérdida y el desperdicio de alimentos.
8. Haga uso de los alimentos desperdiciados
En lugar de tirar a la basura desechos de comida, haga compost con ellos. De esta forma devolverá nutrientes al suelo y reducirá su propia huella de carbono.
9. Respete los alimentos
Los alimentos nos ponen en conexión a todos. Restablezca la conexión con los alimentos sabiendo del proceso de producción que comportan. Infórmese leyendo de la producción de alimentos y conozca a agricultores cercanos.
10. Apoye a los productores de alimentos locales
Comprando productos locales, presta apoyo a agricultores familiares y pequeñas empresas de su comunidad. También contribuye a la lucha contra la contaminación, reduciendo las distancias que recorren los camiones y otros vehículos en el reparto.
11. Mantenga a flote las poblaciones de peces
Consuma especies de peces que abunden más, como la caballa o el arenque, antes que otras que corren peligro de sobreexplotación, como el bacalao o el atún. Compre pescado que se ha capturado o criado de forma sostenible, como pescado provisto de etiqueta o certificado ecológico.
12. Use menos agua
No podemos producir alimentos sin agua. Aunque es importante que los agricultores utilicen menos agua para cultivar alimentos, la reducción del desperdicio de alimentos también ahorra todos los recursos hídricos empleados en su producción. Reduzca de otros modos el consumo de agua: arregle las goteras o cierre el grifo mientras se cepilla los dientes.
13. Mantenga limpios los suelos y el agua
Algunos desperdicios domésticos son, en potencia, peligrosos y nunca deben echarse a un cubo de basura general. Artículos como pilas, pintura, teléfonos móviles, medicamentos, productos químicos, fertilizantes, neumáticos o cartuchos de tinta pueden filtrarse en nuestros suelos y nuestro suministro de agua, perjudicando a los recursos naturales con los que se producen nuestros alimentos.
14. Coma más legumbres y verdura
Trate de consumir una vez por semana una comida a base de legumbres o cereales “antiguos” como la quinua.
15. Compartir es cuidar
Done los alimentos que de otro modo se desperdiciarían. Por ejemplo, mediante aplicaciones los vecinos pueden conectarse entre sí y con empresas locales para que los excedentes de alimentos puedan compartirse y no tirarse a la basura.