Una vida reducida al macabro «juego del gato y el ratón» para escapar a las balas y los obuses, es como describe Mahmud al Barsh su cotidiano en los últimos siete meses, huyendo y sin cesar vuelto a atrapar por la guerra.
«Nos movemos de un lugar a otro, pero los bombardeos siguen» en todas partes, dice a AFP este palestino de 33 años, que acaba de llegar a la ciudad de Gaza tras huir de Jabaliya, más al norte de la franja de Gaza.
Según testigos, aviones de combate israelíes bombardearon de nuevo el lunes varias zonas del campamento de refugiados de esta ciudad, objeto de masivos ataques al comienzo de la ofensiva israelí desencadenada en respuesta al sangriento ataque el 7 de octubre realizado por Hamás en el sur de Israel.
Tras asegurar que eliminó la amenaza de Hamás en el norte, el ejército israelí afirma que reorganizó las fuerzas y «lanzó octavillas y envió mensajes a los teléfonos advirtiéndoles a todos que deben abandonar Jabaliya», dice Um Adi Naser, habitante del campamento que llegó a Ciudad Gaza.
Las Brigadas Ezzedin al Qasam, brazo armado de Hamás, afirmó el lunes que se encuentran «involucradas en intensos combates» cerca del campamento de Jabaliya.
«Aterrorizada», Um Adi Naser «agarró a sus hijos y se fue a Ciudad Gaza».
«No es la primera vez que debemos desplazarnos. Cada vez que tratamos de instalarnos en algún lugar, hay un operativo» y «los aviones y los tanques bombardean», dice.
«BAJO LOS OBUSES»
Mahmud al Barsh dice que «no sabe a donde ir», pues «ningún lugar es seguro, ni la ciudad de Gaza ni el norte. Todos los lugares son bombardeados».
Como un eco, explosiones y nutridos disparos se oyen en el sureste de la ciudad de Gaza, donde Hamás dice enfrentar también a las fuerzas israelíes.
Según testigos, el barrio de Zeitun este, como los días anteriores, se encuentra bajo el fuego de la artillería y la aviación israelíes.
Ya «desplazado cuatro veces de un lugar a otro» desde el inicio de la guerra, Abed Ayad, de 40 años, huyó de su casa de Zeitun «bajo los obuses», con sus padres, hermanos y hermanas y los niños, hacia una zona del puerto.
«No sacamos ni prendas ni comida. No pensamos que sobreviviríamos al bombardeo», dice. Su padre resultó herido por las esquirlas y fue llevado en camilla improvisada al hospital, «pues ninguna ambulancia viene al barrio».
También habitante de Zeitun, Iman al Ramlawi, de 35 años cuenta lo mismo: «huimos de la casa con los bombardeos encima» y «salimos hacia el oeste de la ciudad de Gaza».
Cada vez «partimos sin saber si regresaremos y si la casa estará aún en pie o habrá sido destruida por los bombardeos», añadió.
«PÁNICO»
Según la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), quedan unas 250,000 personas en la parte norte de la franja de Gaza –donde está la ciudad de Gaza– bastante destruida, como el centro, por los combates y bombardeos.
La oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) consideró en la noche de el lunes que 100,000 personnes huyeron de las zonas norte del territorio que Israel pidió evacuar el sábado.
Más de un millón de personas de las 2,4 millones de habitantes de la franja de Gaza huyeron del norte y el centro hacia Rafah, en el sur del territorio palestino.
Israel considera a esta ciudad como el último bastión de Hamás, y reitera su determinación de realizar ahí una gran ofensiva para aniquilar el movimiento palestino, pese a los temores internacionales de que haya una matanza de civiles.
Desde el lunes, el ejército israelí avanza desde el este de la ciudad hacia las zonas cada vez más densamente pobladas, que bombardea tras pedir a los habitantes irse del lugar.
Según la UNRWA, desde las primeras órdenes de evacuación, cerca de 360,000 personas huyeron de esta ciudad muy poblada, cercana a la frontera egipcia.
El lunes, mensajes que piden irse a los habitantes de dos nuevas zonas «sembraron el pánico» entre la población, indicaron testigos a AFP.