Cuando hay demanda suficiente de energía lo primero que se piensa es que la población está consumiendo más electricidad y que es una muestra de la recuperación de las actividades económicas en República Dominicana, aunque en algún momento la oferta señale lo contrario.
En un gráfico anual del Sistema Eléctrico Nacional Interconectado de República Dominicana (SENI) se muestra que en el año 2005 la población dominicana demandó 1,586.46 megavatios de energía, cifra que fue aumentando lentamente hasta 2016 cuando llegó a 2,120.30 megas y ahora en 2021 el número anda por los 3,065.10 megavatios.
La demanda de este 2021 supera por mucho la cifra con la que cerró el 2019 y el 2020, de 2,436.69 megas y 2,576.13 mg, respectivamente. Ayer el sistema operó con una disponibilidad real de 3,567 megas, y un déficit mínimo.
La reserva caliente estuvo en 256.93 meg. Las generadoras operaban con el órden de mérito danto prioridad a las dos unidades de Catalina con 354 y 366 mg. AES con 300 mg, los parque eólicos, generadoras a Gas Natural, Barahona Carbón y otras.
El hecho también es una muestra de que República Dominicana continúa “creciendo y modernizándose y aumenta cada día más su demanda de energía”, a juicio del economista y experto en el sector, José Luis de Ramón.
Aduce que “es esperable que la tasa de crecimiento de la demanda de energía continúe siendo mayor a la del PIB. Esta demanda, que es una expresión de bienestar, contrasta con el lento crecimiento de la oferta. Punta Catalina es la única gran central construida recientemente”, agregó.
Para que la oferta aumente a la par de la demanda únicamente se requiere que el mecanismo de precios funcione. A juicio del economista De Ramón, hay que sacar la política del mercado eléctrico, aplicando precios reales al consumidor; eliminar las pérdidas de distribución y el atraso de los pagos a los generadores, de las EDES, lo que exige su privatización.
Y, la eliminación de todo subsidio eléctrico, excepto las transferencias a los más pobres; eliminar trabas a la inversión en generación y no descartar inversión pública en alianza al sector privado en termoeléctricas.
Capacidad instalada
Henry Hebrard, otro economista conocedor del tema, señala que la demanda en el SENI, que va en paralelo con la generación, es otro indicador más del crecimiento de la demanda por la recuperación económica, pero también por el crecimiento de la capacidad instalada en el sistema, que ha crecido fuertemente en los últimos tres años producto de la entrada de Punta Catalina y de los parques de generación renovable no convencional.
La cifra de demanda máxima anual de 2021 muestra un considerable crecimiento del 19% versus la demanda máxima de 2020. Sostuvo que la generación de energía por tipo de combustibles producidas por el Organismo Coordinador (OC) son un mejor indicador ya que muestran transacciones continuas y no solamente un pico de demanda.
Para Hebrard, uno de los mayores retos del sector será enfrentar las pérdidas en las distribuidoras. Afirma que el porcentaje de pérdidas de energía en el semestre de 2019 fue de 27.1%, en 2020 ya estaba en 32.9% y en 2021 en 33.9%.
“El reto sigue de mayor proporción para las distribuidoras, ya que durante estos mismos períodos de seis meses, las pérdidas de energía en facturación han crecido de manera muy significativa”, explicó Hebrard.
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