Mucho se ha comentado acerca de Víctor Liz, Miguel Dicent y Trahson Burrel como los principales actores del tercer título del club Bameso en el Torneo de Baloncesto Distrital, pero la figura de Yoel Feliz, su dirigente fue de igual importancia para la obtención de este título.
El entrenador quien trabajó a favor del club San Carlos por casi 20 años, no recibió más oportunidades de pertenecer al cuerpo técnico del conjunto sancarleño, pero el destino le tenía preparado algo mejor.
“Eso me hizo sentir muy mal, luego de ser el campeón en la liga de desarrollo, me quitan el equipo, luego me dicen que no estaré en el cuerpo técnico, me dejaron saber que no me querían”, dijo Feliz.
Su madre y su esposa fueron sus consejeras antes de abandonar por completo a San Carlos, quienes le aconsejaron continuar con su carrera profesional.
Al quedar en libertad recibió ofertas de los clubes San Lázaro, Huellas del Siglo y por último Bameso, sector donde nació, con quien decidió fichar pues le garantizaron trabajar en las categorías formativas del club.
En 2003 como jugador fue parte del equipo campeón de San Carlos, que superó a Mauricio Báez y en el último partido de la serie final le tuvo que prestar su pantalón a un refuerzo, ya que éste lo olvidó. Feliz no jugó ese partido pero celebró el último título obtenido de su club formativo.
En 2005, Feliz decide retirarse como jugador debido a las lesiones en su espalda y en uno de sus tobillos y de inmediato comenzó su camino como estratega.
Pero no todo es color de rosa. Al contrario, la profesión tiene tantas espinas como flores.
La remuneración económica aveces no se corresponde con el trabajo que realizan los dirigentes a favor de los jóvenes.
Por Miderec, Feliz devenga una subvención de 11 mil pesos mensuales, pero afirma que no es suficiente para todo lo que aportan en los barrios.
“Los entrenadores duramos 6 horas diarias en las canchas, entregamos nuestra alma, yo que he entregado chaquetas, tenis, mucha ropa para mis jugadores buscando que se mantengan en el deporte, todo esto lo hago por amor, porque si fuera por el dinero hace rato estuviera haciendo otra cosa”.
Para el dirigente la satisfacción más grande que existe de este trabajo es ver como sus jugadores salen a camino dentro de la sociedad.
“La Pipa” relata que en 2009, cuando cierran el club San Carlos junto al coach Manuel Pimentel impartían prácticas a sus muchachos en la cancha de la Chicot, ubicada detrás de la Cámara de Cuentas, pero lamentablemente, muchos se desviaron del camino.
“Mientras el club estuvo cerrado, fue una batalla fuerte para el barrio, muchos jóvenes deportistas perdieron la vida, otros fueron a prisión, pero gracias a Dios, también hoy en día muchos son licenciado y profesionales del baloncesto”.
Sus declaraciones fueron ofrecidas en el espacio Actualidad Deportiva de Listín Diario.
(La entrevista está disponible en el canal de youtube de Listín Diario).