La contextura física de Sophia Amelia Gómez Paniagua, a simple vista parece frágil. Pero no es así. Su fortaleza está en su sabiduría. No hay tema que le plantees que ella no sepa abordar y dejarte con la boca abierta.
En compañía de su padre, Jonatan Gómez, visitó la redacción de LISTÍN DIARIO para contar su historia, una historia que la hace diferente al resto de su edad. ¿Por qué?, se preguntarán. La respuesta es sencilla.
Mientras muchos adolescentes de 13 años están apegados a sus celulares y tal vez, a videojuegos y otros entretenimientos, ella ocupa su tiempo en estudiar, leer, escribir, pintar, estudiar música y buscar la forma de aportar a quienes la necesiten. “Yo creo en la caridad, en la gente que comparte con los demás, la que hace el bien, y la que está lista para el conocimiento”. Con esta cita deja al descubierto su gran corazón.
Escucharla hablar es un deleite. Fue necesario conocer en qué grado está y dónde estudia. “Bueno, yo estoy en octavo, estudio a través de una plataforma de Estados Unidos, pues tienen un método que se ajusta a la forma de aprender de cada quien. Por ejemplo, mi aprendizaje es visual y kinestésito, y por eso esta plataforma me ha ayudado bastante”.
Para que se tenga una idea, este último concepto de enseñanza está concentrado en las experiencias del propio cuerpo, en sus movimientos y sensaciones.
Saber inglés le ha permitido acceder a ella y a sus hermanas, Victoria y Miranda, a este tipo de educación a distancia. Lo hacen desde el verano del año pasado. Han sido tres niñas con suerte. Su madre Michelle Paniagua, las alfabetizó a las tres. A los cinco años ya Sophia leía muy bien y, a través de una canción se aprendió el abecedario. Por si fuera poco, aprendió a dibujar sin ir a ninguna escuela de artes.
A los ocho años ya tocaba perfectamente la flauta. Actualmente estudia música. Eso sí. No pasa por alto que sus hermanas también tienen grandes fortalezas. “Victoria es buena pintando, y a Miranda se le dan bien los deportes”. Es una niña modesta. Prefiere hablar de otros temas que no involucre sus conocimientos, aunque cuando los trata, deja clarísimo el nivel que tiene en lo que a ser una persona culta se refiere.
Cuatro libros escritos
A su corta edad ya Sophia ha escrito cuatro libros, aunque en su haber tiene tres. “Hubo uno que se me borró, y que estoy retomando de nuevo con personajes más fuertes. ‘Home design’, ‘Karencienta, esclava de mi adicción’ y ‘Te conocí, te amé y siempre voy a amarte’ son los títulos de sus obras.
Se le da muy bien lo de la escritura. A través de ella trata de llegar a otros, pero de modo que pueda entenderse el mensaje. “Porque hay gente a la que le pasa lo del síndrome del cuarto grado, que es cuando se lee y no se sabe qué es lo que se lee”. Ofrece este dato, quizás desconocido para algunos.
Cada libro tiene una temática diferente y no sabe si uno de estos, pero sí está segura de que en algún momento una de sus obras se convertirá en película. “Sueño con eso y sé que lo voy a lograr”. Lo dice con seguridad la jovencita dueña de una dicción perfecta y un abundante léxico que, sin temor a equivocación, no todo el mundo es capaz de entender. Hubo que tirar páginas para la izquierda para escribir esta historia.
Señores, Sophia habla hasta de política y lea bien lo que piensa al respecto: “No aporta nada el que los políticos estén mostrando lujos y riquezas, lo que cuenta es que cumplan con lo que les corresponde y sepan hacer la caridad, y sobre todo, que destinen los recursos para combatir la pobreza. Por eso es que entiendo que aquí se debería imponer el régimen de la ‘meritocracia’, que gobierne el que tenga los méritos para hacerlo sin la necesidad de exhibir logros y éxitos que no le suman a la población”. Con esto no sólo deja admirados a quienes la escucharon.
“No estoy de acuerdo con la megalomanía en las redes sociales”
“Yo invito a la gente, especialmente a los jóvenes, a que busquen un propósito de vida. Es ahí donde está todo. No es necesario que se le dé tanta importancia al lujo y al tener. Debemos controlar el individualismo, el egoísmo… Hay que pensar en los demás”. Expresa su parecer haciendo ademanes con sus manos que dejan claro lo mucho que le preocupa el comportamiento de la humanidad.
A esto suma su descontento con el consumismo. “No estoy de acuerdo con la megalomanía (delirio de grandeza) que hay en las redes sociales. Entiendo que lo más valioso para las personas debe ser la disciplina, las relaciones humanas, el conocimiento y tener un propósito de vida”. No hay ese que diga que son 13 años que tiene quien manda este mensaje a la juventud.
Al escucharla admitir su rechazo al consumismo y a todo lo que tiene que ver con vanidad, se le preguntó si es tacaña. Como era de esperarse, su respuesta fue muy sofisticada. “Yo soy frugal, sí, realmente, lo soy”. Con esto dejó dicho que es comedida o moderada a la hora de gastar.
Otra interrogante que se le hizo fue con respecto a si está de acuerdo con el comportamiento de la mayoría de jóvenes de su edad o de su generación. No tardó en decir: “No me gusta generalizar. Cada quien actúa como entiende, ahora bien, lo que sí se debe hacer es saber escoger con quien compartir. De hecho, he dejado de tener amigos por incompatibilidad, pero no los critico”. Hace la salvedad de que siempre va a optar por rodearse de gente que haga la caridad, y que tenga un propósito de vida.
Estudios futuros
Además de Derecho, esta niña prodigio quiere estudiar literatura, cinematografía y humanidades. “En lo que tiene que ver con el cine, me gustaría crear una historia que pueda representar varios arquetipos, con un contenido que atraiga a los jóvenes”. Se refiere a ejemplo de ideas o conocimiento del que se derivan otros para modelar los pensamientos del individuo.
Con relación a la carrera de Derecho, es porque le gustan las leyes. La literatura, porque como ya se ha dicho, desde muy niña comenzó a escribir y ya tiene cuatro libros escritos. Humanidades es una carrera que quiere hacer por la convicción que tiene de la importancia de la humanidad, pese a que al camino que lleva el mundo. “Quiero que la gente vea lo que le regala Dios cada mañana y que sepamos agradecerlo, porque hay personas que duermen en la calle y comen basura”. Para justificar lo que dice cita la pobreza de Burundi, en África, un pueblo que, según sus conocimientos es conocido precisamente por la hambruna que lo caracteriza.
Y viendo que la vida de Sophia se concentra en los estudios, en lecturas, arte y escritura fue necesario hacerle una pregunta, tal vez a destiempo pero, como tiene sobrada capacidad para responder, se le externó. ¿Y te gustaría, ya en tu adultez, sacar tiempo para tener una familia? “Claro, me encantaría tener una relación sana, porque vengo de una así. Mis padres se llevan muy bien y lo que abunda es amor”. Su papá Jonatan es pastor de una iglesia. También escribió el libro ‘Crezcamos en liderazgo’. De tal palo, tal astilla.
Se aprovechó para conocer a quién salió tan inteligente. “Fíjate que tengo muchas personas a quien salir. Una de ellas es mi abuela paterna, y también a mi madre”. Se miraron ella y su padre y fue la única ocasión en la que Sophia sonrió. Tal vez las risas no se le den mucho, pero ponerle seriedad a todo lo que hace y dice, le sale de maravillas.
Pasatiempo
A Sophia, además de ver películas, le llama la atención montar patines, salir a pasear y compartir en familia. Y, si de comida se trata, “me gusta la carne bien condimentada, no soy de mucho comer, pero eso me gusta”. Se le nota que la comida no es su delirio. Su figura estilizada lo dice todo.