Aquiles Correa no fue un niño pobre, en la década de los 80 su padre, Rafael Correa, residía en Nueva York, Estados Unidos, y gracias a ello puedo vivir con ciertos privilegios que otros niños de su edad, en Villa Consuelo, le era difícil adquirir.
Sin embargo, su relación con su progenitor se hizo añicos cuando éste se negó, tajantemente, a llevárselo a vivir con él. Esta negativa de Rafael, siendo Aquiles un adolescente y que su único gran sueño era llegar a Nueva York, zanjó una herida muy honda entre él y su padre, que con los años el destacado actor y humorista logró perdonar, luego de haber vivido su historia de éxito en su país natal República Dominicana y de hacer hasta lo imposible para proteger a sus hijas.
En esos momentos, no solo Quiles, como le decían a Correa en el barrio, también la familia, incluyendo su madre, y sus alrededores no lograban entender por qué don Pipí (apodo de Rafael) le negaba al pobre chico la oportunidad de viajar, teniendo entonces, quedarse solo viviendo en el barrio y trabajar siendo un adolescente.
Poniendo en contexto lo que sucedía para la época, llegar a Nueva York no solo era el sueño del joven Correa, era el norte a seguir de muchos dominicanos que no veían oportunidad de crecimiento económico en el país, y a Correa su papá se la puso difícil.
Corrían los años 90 y Aquiles ya había realizado varios trabajos entre ellos en la clínica Rodríguez Santos; había estudiado electromedicina, en Cuba. Allí aprendió el oficio de reparación de equipos médicos, pero decidió dejarlo porque lo aprendido en ese país ya resultaba obsoleto para la nueva tecnología que se adquirían en República Dominicana.
Pero Correa seguía soñando con llegar a Nueva York, así que no se quedó de brazos cruzados a esperar a que le ayudaran a “cruzar el charco”, el joven también hizo sus diligencias. Así que primero intentó irse en yola a Puerto Rico, pero una advertencia de que podía ser tirado al agua, en medio del mar le hizo echar para atrás. En otra ocasión compró “un machete” un pasaporte y visa falsa, que solo hizo llegar al aeropuerto, mostrarlo en la aerolínea e inmediatamente lo devolvieron.
Una tercera era irse como “manboy” (persona que organiza los instrumentos de la orquesta, se encarga de supervisar el sonido y toda la utilería eléctrica) En ese entonces viajaría con la orquesta “Sangre Nueva”, Correa tenía que buscar 125 dólares para el pago de impuesto y poder solicitar la visa, dinero que su padre le negó. “Si es por mí Quiles no pisa a Nueva York”, dijo don Pipí muy decidido.
Para ese entonces ya Correa era padre de familia y la suerte tampoco le favorecía con los empleos. Con toda esa negativa, Correa se veía reflejado en el personaje de “Balbuena”, que inmortalizó al humorista Luisito Martí, y que siempre intentó viajar, sin lograrlo, a Nueva York.
EN DEPRESIÓN
Esperando por el milagro de la visa y la decidida actitud de su padre, Aquiles confesó que en ese momento se sintió abandonado por su propia familia, al punto que cayó en una fuerte depresión. Correa tomó las calles, y su descontrol fue tal, que entendió que debía internarse para salir del abismo a donde estaba cayendo.
“Me sentía abandonado, no te lo voy a negar. En 1993 me dio una depresión que hasta estuve interno. La doctora Marinelis Pérez, ella fue mi ángel que me salvó la vida, yo estaba en una situación muy descontrolada a nivel de calle”, recuerda el actor.
Sin Correa comprenderlo y definiendo como una relación con su padre “bastante incómoda” la razón de don Pipí era proteger a su hijo de lo que estaba sucediendo en Nueva York con la juventud, las pandillas y los vicios.
La familia ya tenía una historia que lamentar, y es que su hermano, mayor que Correa, había logrado irse a Estados Unidos gracias a su esposa que ya era residente. Su hermano atravesó por los vicios y no lo veía como el mejor ejemplo para el muchacho que tenía los bríos de conseguir dinero. Hoy su hermano se convirtió al cristianismo y es pastor de una iglesia. Así también, recuerda el humorista, conocidos, amigos, y familiares que lograron vivir en Nueva York no contaron con la suerte de saber sobrellevar la delincuencia sin tener un final halagüeño.
“Hoy cuando veo mi historia y veo lo que logré desde aquí, entendí que papi me hizo un favor al no llevarme a vivir a Nueva York, porque estoy seguro que no estuviera mejor de lo que estoy ahora”, asegura Correa quien es un conocido actor de cine, humorista e influencer dominicano. Además de haber creado exitosos negocios.
Al pasar el tiempo Correa asegura que su padre se siente peor que él por lo sucedido. “Las veces que lo hemos hablado, siento que a papi le da ese dolorcito, incluso la gente de su entorno que se lo recuerda, le dice que no lo que me hizo por hacerme daño”.
PRIMERA VEZ EN NY
Cuando Euclides Correa Martínez, conocido artísticamente como Aquiles Correa llegó a Estados Unidos por primera vez, en 2002, ya era parte del equipo del programa radial “El mismo golpe” y el programa televisivo “Divertido con Jochy”. Junto al grupo Los Manolos y otros integrantes del programa radial viajó a Disney como parte de una gira.
Al terminar los compromisos, aprovechó su visa de una entrada y se trasladó, en autobús, durante 29 horas, a la ciudad de Nueva York a visitar a su familia. Su ilusión y alegría era muy grande y es que llevaba 13 años sin ver a su hermana menor, además de visitar, por fin, la ciudad con la que tanto soñó despierto.
Recuerda que su impresión fue tal que se lo encontró mucho más bonito de lo que imaginaba. “Sí porque yo conocía Nueva York sin haber viajado nunca. Era tan grande ese sueño que mis primos cuando venían al país me contaban historias y yo vivía preguntándole cosas, porque ese era mi sueño”, recordó
Agregó: “Cuando llegué a Nueva York, por primera vez, fue más lindo de lo que yo imaginé, ver cómo era y cómo olía”.
Correa ya contaba con 30 años edad y las diferencias con su padre las había sanado, ya había entendido y perdonado a don Pipí. Contaba con cierta fama, trabajaba en radio y televisión. “Ese día vi con mis ojos porqué papi no quiso llevarme a Nueva York, me encontré con mucha gente del barrio que dio malos pasos, quizás hubiese sucumbido en ese mundo feo, que mucha gente cercana estuvo en ese ambiente”, sostuvo.
Aquiles Correa (24 de septiembre, 1971) creció con su abuela en el patio de “Los Cagaos”, en la calle Felipe Vicini, número 21, entre la Tunti Cáceres y Juan de Morfa. En su casa nunca faltó un plato de comida, pero su madre, antes de irse a Estados Unidos, vendía habichuelas con dulce para pagar el colegio de los cuatro hijos que procreó con su esposo don Pipí. Correa tuvo otros dos hermanos de padre.
Realizó varios trabajos, y estando desempleado, casado y con cuatro hijas, tuvo su primera oportunidad en la radio, en 2000, en el programa “Botando el Golpe”, con Jochy Santos. Correa era un asiduo oyente al espacio y siempre llamaba para participar, hasta que logró enganchar dentro del elenco.
Sus características de hombre llano, gente del barrio y dominicano que se “las conoce todas”, les abrieron las puertas en los medios de comunicación. Su talento se afianzó en el cine, filmando varias películas y siendo parte de los protagonistas de una de las cintas más exitosas del cine dominicana “Sanky Panky” (José Enrique Pintor).
Ha incursionado con éxito en los negocios, se ha convertido en uno de los influencer más respetados de la época y ha dado paso a la nueva comunicación su podcast “El meneo de Correa” y su canal de YouTube. Es padre de Kianna, Catherine, Susan y Nahomy, y está casado con Alexandra Brito.