El amanecer de la Navidad en el Gran Santo Domingo reveló una postal extraña: calles inusualmente limpias, puertas cerradas y un silencio profundo que generó un intenso debate entre los capitaleños.
Mientras para algunos la Nochebuena de 2025 fue la “más apagada” de la historia, golpeada por la inflación y los horarios de cierre, para otros representó un respiro de orden y seguridad ciudadana sin precedentes.
Villa Juana
En el emblemático sector Villa Juana, el movimiento fue casi nulo. Para residentes como Julio De Oleo, quien ha vivido allí toda su vida, la esencia de la festividad se está desvaneciendo.
“Eran las 12:00 de la noche cuando me acosté y esto parecía un solar. Esta Navidad ha sido la más apagada”, lamentó, recordando años donde la gente inundaba las aceras tras la cena.
Esa misma nostalgia la comparte Alejandro Pérez, quien extrañó el tradicional “chocolatito con jengibre” que solía repartirse en su esquina cada mañana del 25.
Por su parte, María Cristina Almonte atribuyó la baja asistencia en las calles a una cruda realidad económica: “La situación está difícil. Yo siempre hacía una pierna de cerdo, pero esta vez solo pude comprar unas libras de pollo. Gasté casi 10,000 pesos mal contados para seis personas y solo por dos días”.
Desde detrás del mostrador, Rosa María, con 50 años de labor en su colmado, mostró su indignación al ver su negocio vacío. Para ella, el culpable tiene nombre y cargo: las medidas de la ministra de Interior y Policía, Faride Raful, que obligaron al cierre de establecimientos a la medianoche.
Villa Consuelo
A pocos kilómetros, en Villa Consuelo, la percepción fue radicalmente opuesta.
Allí, los moradores describieron la festividad como una de las mejores, destacando la paz y la ausencia de conflictos.
Miosotis Méndez, sentada frente a su casa con su termo de café, aseguró que “la Navidad no estaba pobre, estaba tranquila”.
Resaltó que los colmados respetaron el horario de cierre y que la presencia policial fue constante durante todo el 24 de diciembre.
Según José Henríquez, otro vecino del sector, el flujo de motores disminuyó significativamente, permitiendo que la noche transcurriera con decencia y orden.
María Auxiliadora
En María Auxiliadora, el debate sobre las restricciones se mantuvo vivo. Santo Manuel Nova calificó la experiencia como positiva: “Di una vuelta desde la Ovando hasta Cristo Rey y todo estaba cerrado y tranquilo. Me acosté a la una de la mañana y todo estaba bien”.
Sin embargo, voces como la de Luis Echeverría cuestionan si el control excesivo es el camino correcto. “A la gente aquí le gusta salir a disfrutar después de cenar. No creo que la ley de Faride sea del todo correcta; cerrar temprano no elimina la delincuencia”, opinó, reflejando el sentir de quienes consideran que el dominicano necesita sus espacios de esparcimiento vecinal.
La Nochebuena de 2025 dejó una sociedad dividida entre quienes celebran el fin de los ruidos estruendosos y los pleitos callejeros, y aquellos que sienten que la identidad festiva del barrio se apaga bajo el peso de la crisis económica y el rigor de la ley.
Las barriadas
Los barrios son mucho más que una simple subdivisión de una ciudad.
Es el núcleo de la vida social, cultural y económica de gran parte de la población. En países como la República Dominicana, el “barrio” no es solo una ubicación geográfica, sino una identidad. Los residentes suelen sentir un fuerte orgullo por su origen.
Es un espacio donde los lazos de vecindad son tan fuertes que los vecinos a menudo se consideran familia.
La cercanía
Las casas suelen estar muy juntas y la vida ocurre en la calle. El frente de la casa, la acera y el callejón son extensiones de la vivienda. Como se conoce en este reportaje sobre la Nochebuena, el colmado no es solo una tienda; es el punto de reunión para enterarse de las noticias, escuchar música y socializar.
Muchos residentes viven de pequeños negocios propios, ventas ambulantes o servicios dentro de la misma comunidad.
Desde afuera, a los barrios a veces se les asocia erróneamente solo con carencias, delincuencia o falta de infraestructura, pero desde adentro
Es un lugar de resiliencia y solidaridad. El barrio es donde la gente se apoya cuando el Estado no llega, y donde se mantienen vivas tradiciones como el “chocolatito con jengibre”.
Una urbanización suele ser un sector de clase media o alta, con acceso controlado y una vida más privada, mientras un barrio es un sector popular, más abierto, ruidoso y vibrante, donde la interacción social es constante y obligatoria.
De los barrios han salido los grandes talentos del deporte, especialmente béisbol y baloncesto. y la mayoría de los géneros musicales que hoy dominan el mundo, como la bachata y el dembow.