El paso limítrofe dominicano de Dajabón, en la frontera con Haití, vive este viernes el característico revuelo del mercado binacional, con miles de haitianos que cruzan a República Dominicana para adquirir artículos que escasean en su país o a vender sus productos, un flujo impasible ante las elecciones dominicanas del domingo y el duro discurso contra la migración haitiana de sus principales candidatos.
Hasta 30,000 haitianos pueden llegar a cruzar en un día la frontera para acudir al tradicional mercado, que se celebra los lunes y viernes, según explicaron a EFE fuentes de las fuerzas de seguridad dominicanas, un circular de gente que se mantiene inalterado a pesar de la proximidad de las elecciones presidenciales y legislativas.
Otros son expulsados del país a la fuerza. EFE fue testigo de cómo un camión de Migración que deporta haitianos en situación irregular en República Dominicana se dirigía hacia el otro lado de la frontera.
El pasado abril Amnistía Internacional y otras organizaciones de derechos humanos denunciaron el trato de las instituciones dominicanas hacia los haitianos al implementar «políticas migratorias de facto racistas, que se implementan con base en discriminación racial y generan efectos discriminatorios para la exclusión racializada de personas haitianas y dominicanas» de ascendencia haitiana y personas negras.
Ana Piquer, directora para las Américas de Amnistía Internacional, recordó entonces que el propio Gobierno dominicano había informado de la deportación de más de 250.000 haitianos en 2023, incluyendo a personas «que están en necesidad de protección internacional» ante la grave situación de seguridad que se vive en Haití.
El país vecino espera la posible llegada este mes de una misión multinacional de asistencia a la seguridad liderada por Kenia a raíz de la violencia generada por las bandas criminales y que provocó solo en 2023 unos 245.000 desplazamientos forzados, el doble que el año anterior, además de 8.000 muertos.
Largas filas a la espera de la apertura fronteriza
En Dajabón el paso sí está permitido. Allí, horas antes de que a las 8:00 hora local (12:00 GMT) se abra el puesto fronterizo, el más concurrido de todos los que existen entre los dos países, miles de haitianos hacen fila del otro lado para poder ingresar de manera regular aprovisionados de bolsas, maletas, carretillas…en las que cargar las mercancías y cruzar de nuevo a su país antes de que a las 17:00 hora local (21:00 GMT) vuelva a cerrarse el portón.
En el lado de República Dominicana unos 150 militares participaban hoy en las labores de vigilancia de los miles de haitianos, filas de hombres, otra mujeres y en el medio quienes van con carretillas o motocarros, que en muchas ocasiones entran atropelladamente y arrollándose.
En general, rehúsan hablar con la prensa, no así el dominicano Lucio Pérez, un empresario de mototaxis de 75 años, que se mostró contrario con la política hacia los haitianos, ya que «el Gobierno no quiere dejar pasar ni con visa ni con pasaporte, cosa que nunca se había dado aquí» . Explica a EFE que mucha gente, con su documentación, «viene a comprar y vuelve a sus casas» con sus mercancías para negocios o para uso propio.
Asegura que esas compras benefician también a los dominicanos, porque «todo el mundo busca su dinero, los comercios, los ‘motoconchos'», dice.
Trasiego de personas y mercancías
Durante esta jornada de mercado reina la tranquilidad y todo el orden posible, aunque es difícil gestionar el paso masivo de gente en solo unas horas.
Para evitar el caos, con situaciones en el pasado que dejaron heridos y muertos, están apostados también en calles adyacentes miembros de las fuerzas de seguridad, mientras otros efectivos revisan las cargas, las maletas o bolsas.
Ya en el mercado, es posible ver maniquíes con ropa de mujer a la venta junto a pilas de calzado, sacos de patatas, cientos de plátanos o grandes cartones de huevos.
Más que comida en el mercado, los haitianos se aprovisionan de chancletas y ropa. Son quienes tienen carritos más grandes, motocarros o camionetas los que cargan grandes cantidades de comida, ajenos a las elecciones dominicanas cuyos principales candidatos presidenciales coincidieron en que los indocumentados, en alusión a los haitianos, deben ser deportados.