La policía keniana desplegada hace poco en Haití será crucial para ayudar a controlar las pandillas del país y avanzar hacia elecciones democráticas, según dijo el miércoles el primer ministro de Haití, Garry Conille, que describió la impresión de sus primeros días en la capital como “extremadamente, extremadamente positiva”.
Su gobierno, señaló, se centrará en combatir la violencia de las pandillas y la inseguridad alimentaria, garantizar unas elecciones libres a través de una reforma constitucional y política y reconstruir la confianza pública en la policía.
El contingente inicial de 200 policías de Kenia llegó el 25 de junio a Puerto Príncipe.
Kenia ha prometido enviar 1,000 agentes a la fuerza internacional de policía, y Conille dijo que el siguiente grupo llegaría “muy pronto”.
Más tarde se les sumarán policías de Bahamas, Bangladesh, Barbados, Benín, Chad y Jamaica, hasta sumar 2,500 efectivos.
Haití pidió una fuerza internacional para combatir a las pandillas en 2022, y el secretario general, António Guterres, pidió durante meses que un país liderase la operación, hasta que Kenia se ofreció.
Las pandillas han ganado poder desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse el 7 de julio de 2021, y ahora se estima que controlan hasta el 80% de la capital.
El auge de asesinatos, violaciones y secuestros ha provocado un violento incremento de los grupos de patrullas civiles.
Conille, ex especialista de desarrollo de Naciones Unidas, asumió el puesto de primer ministro el mes pasado tras una votación del consejo de transición.
Con ayuda de la fuerza internacional de policía, Conille tiene la tarea de estabilizar el país de cara a unas elecciones democráticas en febrero de 2026.
“Más que nunca, Haití debe movilizar todos los recursos necesarios y disponibles para hacer que esta transición sea la última, una transición que la ponga en la senda a la paz, la seguridad y el desarrollo sostenible”, dijo Conille al consejo.
El país, afirmó, pretende “redefinir sus estrategias” para construir “instituciones fuertes y eficaces” para cuando la policía internacional abandone Haití.
Desde su llegada, el contingente de Kenia ha celebrado reuniones con la policía nacional e iniciado operaciones conjuntas, dijo la embajadora de Kenia ante la ONU, Njambi Kinyungu.
En febrero, las pandillas lanzaron ataques coordinados contra infraestructura estatal como carreteras, prisiones y el aeropuerto de Puerto Príncipe, lo que terminó llevando a la renuncia en abril del primer ministro, Ariel Henry.
La violencia ha desplazado a 580,00 personas, más de la mitad de ellas niños, según la agencia de la ONU para la infancia, UNICEF.
Más de 4 millones de haitianos sufren inseguridad alimentaria, según el Programa Mundial de Alimentos.
Conille describió el historial de intervención extranjera en el país como “una mezcla variada” que ha incluido abusos contra los derechos humanos y “falta de respeto a la soberanía y la cultura local”.
“Haití debe escapar de la espiral de misiones de seguridad de una vez por todas”, dijo el primer ministro.
Coniller señaló que la fuerza policial internacional requerirá “estrecha coordinación y comunicación constante entre todas las partes implicadas para garantizar que no se repiten los errores del pasado”.
La representante especial de Naciones Unidas para Haití, María Isabel Salvador, instó a la comunidad internacional a contribuir al fondo que financia la operación policial.
La embajadora keniata y Roberto Álvarez Gil, ministro de Exteriores de República Dominicana, que comparte la isla de La Española con Haití, también pidió a los países que han prometido aportar al fondo que depositen el dinero.
Esto debería hacerse “lo antes posible”, dijo Álvarez Gil.
Estados Unidos prometió 309 millones de dólares a la misión, la contribución más grande de cualquier país. Kinyungu dijo que Kenia “trabaja estrechamente con Estados Unidos” para distribuir suministros en Haití, pero el financiamiento estadounidense no ha llegado todavía.
En la reunión del consejo, el embajador ruso Vassily Nebenzia criticó a Washington por no impedir el contrabando de armas a pandillas haitianas.
“No vemos que el embargo actual haga nada por impedir el flujo de armas de Estados Unidos”, dijo Nebenzia. “Si deseara hacerlo, Washington podría haber detenido hace mucho este problema”.
La embajadora estadounidense, Linda Thomas-Greenfield, dijo antes que Estados Unidos está “preocupado por el flujo ilícito de armas a Haití” y “trabaja activamente por aplicar el embargo de armas”.