El desgajamiento del PLD se mantendrá porque Danilo Medina sigue en control y otros dirigentes no ven salida a sus aspiraciones. La expulsión de Carlos Amarante Baret por presuntamente gestionar un nuevo partido político lo vaticine cuando Danilo Medina se empeñaba en destruir la fórmula que le permitiría al PLD seguir en el poder más allá del 2020 y es que el astuto dirigente del PLD dejó que las emociones guiaran sus acciones y no puso la política al mando.
En el Listín Diario de años atrás expresé que el camino que seguía el presidente Medina conducía al antagonismo, la división, pérdida del poder y fragmentación. Entre las consecuencias más patentes serían el encarcelamiento de sus ex funcionarios y quizá también de él porque el PLD sería un partido desprestigiado y debilitado por la estampida. Amarante Baret era uno de los políticos del partido morado tenido como más trabajador del danilismo, pero al paso del tiempo se dijo que ya no lo era tanto y que si era inminente su salida para formar su propia oferta porque cuestionaba acciones y decisiones de la alta dirección del PLD y tarde o temprano Danilo le daría caza al descarrío del que fuera uno de sus más fieles aliados.
En varias oportunidades dije que Medina era tenido como el armador del partido morado pero que su antagonismo con Leonel Fernández le impedía ver con claridad lo estratégico, esa miopía era patente en sus acciones y creaba malestar entre los veteranos dirigentes que se veían caminar al despeñadero, uno de ellos fue Reinaldo Pared Pérez.
Ayer, bajo la firma de Melanie Cuevas el Listín publicó: “En los últimos cinco años la estructura del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ha experimentado bajas en las filas de su organización con la salida y expulsión de dirigentes, incluidos entre estos al menos 12 miembros de su Comité Político”. Eso resume lo dicho del que era el partido más fuerte en la historia política nacional.