Ella camina lento, habla despacio y se toma su tiempo hasta para respirar. Cuando llegó a la Recepción de LISTÍN DIARIO para contar su historia, Rosa Francia Esquea, esperó con paciencia que salieran a buscarla. No le importó la tardanza. No anda llevándose el mundo por delante como el resto. Toda su energía la concentra en aportar a la Literatura y al periodismo infantil.
Esta mujer, que ya cumplió sus ocho décadas, le ha dedicado alrededor de 54 años a la comunicación y a la escritura. “He trabajado en el área de turismo, cultura y arte, pero lo que más he disfrutado es lo que he hecho en el plano infantil. Duré más de 10 años en la revista Tinmarín, del periódico Hoy, y eso me hizo enamorar de ese mundo mágico y hermoso”. Le brillan los ojos al tocar este tema.
Cada día se apegaba más a este tipo de trabajo y ello hacía que su creatividad fuera indetenible. “Yo le hacía crucigramas, sopa de letras y todas las actividades que contribuyeran a su desarrollo, así como a fortalecer sus destrezas y habilidades”. Por eso los sábados eran bienvenidos para la audiencia que esperaba con fervor que llegara su revista.
Rosa Francia sabe que el mundo ha cambiado y, que inevitablemente los medios de comunicación, también lo han hecho al ritmo de los nuevos tiempos. Reconocer esta transformación no hace que esté de acuerdo con el proceder asumido respecto a la niñez. “Lamento que la digitalización del Periodismo no incluya a los niños. Ya los medios no disponen de esas revistas dirigidas a ellos, no hay secciones que traten temas que los motiven a leer, a aprender y estar preparados según su edad, para esta nueva sociedad”. Su consideración es clara y vale la pena tomar en cuenta.
Pasión por las letras y la lectura
Desde pequeña, Rosa Francia mostró inclinación hacia la poesía, la buena escritura y todo lo que tuviera que ver con ese mundo de aprendizaje, el que más tarde le garantizaría que iba a pertenecer a las filas de periodistas y autores de libros de esos que entregan el alma y corazón en cada idea.
“Cuando estaba en la escuela, siempre mis composiciones eran las mejores, desde ahí me ha gustado mucho la poesía. Había una maestra, llamada Ruth, que me decía que estudiara Periodismo cuando entrara a la universidad. Esto siempre ha sido mi pasión, y mucho más cuando descubrí que el mundo infantil necesitaba de un contenido valioso como el que he sabido darle, antes, en la revista, y ahora, a través de los libros que escribo para ellos”. No puede ocultar su emoción cuando habla de su musa, que es la niñez.
Precisamente, ese apego a la escritura es lo que lleva a la protagonista de esta historia a exhortarles a los representantes de medios, que no dejen caer la lectura, que la fomenten en los niños y las niñas, que procuren que la transformación del mundo y los medios los incluya de buena forma.
Escucharla hablar de su respeto y compromiso con estas dos áreas, despertó la curiosidad y se le hizo una pregunta: ¿Cómo le gusta que le llamen, periodista o escritora? No tardó en responder y lo hizo con la sencillez que la caracteriza: “Rosa Francia”. Con que se le diga su nombre es suficiente para ella. Su única pretensión en la vida no es “ser una profesión”, sino una persona preocupada por los demás, sobre todo, por la niñez.
Escribir para la niñez hace que en Rosa Francia siga viviendo la niña que lleva dentro
A Rosa Francia Esquea la vida le ha rendido bastante. Será por eso que a la pregunta de que si piensa en el retiro, sin pensarlo dos veces dijo: “Estaré trabajando hasta que la salud y el medio me lo permitan”. Su respuesta la fundamenta en que con el paso de los años disminuye la energía y, en que cada día son mayores los cambios que experimenta la comunicación en el país y en el mundo.
La mujer de poco hablar y mucho escribir, siempre estudió. Terminado su bachillerato, decidió hacer la carrera de Comunicación Social en el Instituto Dominicano de Periodismo (IDP). De eso hace casi 54 años. En 1978 entró como secretaria a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Luego pasó a ser asistente del Departamento de Relaciones Públicas. Ahí se motivó a ampliar sus conocimientos en el área y decide inscribirse en la carrera. Más tarde, su decisión le confirmó que lo había hecho bien. Se ha dedicado en cuerpo y alma a escribir.
Había que esperar que Rosa Francia pensara y luego actuara para obtener cada información. Cuando lo hacía siempre dejaba caer algo interesante. Con sus inicios no fue diferente. “En el Periodismo comencé en el noticiario ‘Informativo Nacional’, que creó el doctor Salvador Pittaluga Nivar y se trasmitía en Radio ABC”. Lo recuerda con nostalgia y se le nota.
Fue asistente de Relaciones Públicas de la Asociación Dominicana de Rehabilitación. Redactora de las publicaciones del doctor Julio Hazim, en las revistas El Médico Dominicano y Siempre. También estuvo y en el periódico Cañabrava.
Más tarde entra al periódico Hoy, como redactora de la sección Temas. Luego se convirtió en editora de la revista Tinmarín, donde permaneció por 12 años hasta su cierre en enero de 2019. Por si fuera poco, su experiencia se internacionalizó siendo por haber sido corresponsal de la revista Buenhogar, de editorial América, con sede en Miami.
En su infancia perdió a su madre
La dueña de la historia de hoy nació en El Pino, La Vega. A los ocho años perdió a su mamá. Su padre no pudo hacerse cargo, pero pasado el tiempo, lograron establecer una bonita relación, y lo recuerda con mucho amor. Se lleva muy bien con sus hermanos paternos.
Fue difícil para ella quedar huérfana a tan corta edad. Su tía Lin se hizo responsable de esa niña de buen comportamiento, inteligente, estudiosa y bien formada. La trajo a la Capital y, en principio, la llevó a un centro educativo de residencia, donde su pariente también tenía a su hija internada porque debía trabajar. Siempre fue a verlas y se mantuvo atenta a las dos. Se convirtió en una madre para Rosa Francia.
A los 12 años salió del centro con una bonita experiencia a cuestas. Allí pudo establecer una relación de hermandad con su prima y conocer a otras niñas. “Lin nos llevó a la casa, y era otra tía la que nos cuidaba porque ella trabajaba demasiado”. Es decir, que en vez de una, consiguió tener dos madres, guardando la distancia.
Premios y reconocimientos
Han sido muchos los lauros recibidos por Rosa Francia a lo largo de una trayectoria que, ni las ocho décadas que tiene de vida, le han detenido. Acaba de ser reconocida con el Premio Julia por sus aportes a la comunicación y a todo lo que ha hecho.
Su primer premio lo logró en 1965. “Recuerdo que fue cuando participé en un concurso de lemas organizado por la Secretaría de Estado de Educación en ese año. En menos de diez palabras debía exhortar a la enseñanza, al aprendizaje y a la necesidad de educación en el país”. Su lema fue: ‘Dominicano, sé útil, cultívate aprendiendo y engrandécete enseñando’. A partir de ahí le han llovido los premios y reconocimientos.
Sus bordados
Rosa Francia no sólo utiliza la delicadeza de sus manos para componer un contenido hermoso y de calidad en el Periodismo y la Literatura. “Amo tanto bordar como escribir. Son mis dos pasiones. Desde pequeña me ha gustado hacer hermosas piezas, darles ese toque fino y bonito a lo que bordo”. Lo comenta y, en sus palabras se pudo advertir que vive las manualidades.
Hay puntadas que ya no las aplica porque la vista no se lo permite como antes, pero trata de que lo que aún realiza, esté a la altura de su pasión por el bordado.
Algunas publicaciones
Las mariposas (cuento)
Juegos, recuerdos y tradiciones (poesías)
Versos de mi país (poesías)
Piloncito y Jalao (poesías)
Poemas de mi tierra (poesías)
El milagro de la solidaridad (cuento)
Versos diversos (poesías)
Pinceladas y versos (poesías)
Tomás Tomatico, lo hizo junto a Verosuchka Freixas (poesías)
Vuelo de palabras (prosas)