Una interfaz limpia y sencilla da la bienvenida a una colección editorial que sobrepasa los 5,000 recursos bibliográficos disponibles para ser consultados gratis en línea.
Desde su lanzamiento en mayo de 2022, la Biblioteca Virtual de Educación Ambiental Rosa Margarita Bonetti (BVEA), gestionada por la Fundación Propagás, cumple con rigor la misión que se propuso: “recopilar, organizar, difundir y facilitar el acceso a la producción bibliográfica y documental dominicana en materia de medio ambiente y recursos naturales”.
Pero ojo, una biblioteca no es una página web, aclara de entrada Giovanna Riggio, asesora documentalista de la BVEA: es un espacio donde los documentos están catalogados y, si es virtual, se trata de documentos indexados.
“Eso significa que hay un proceso de descripción documental que no solo asegura la preservación digital del documento, sino que se utilizan estándares internacionales para describir el documento que permite que los buscadores de internet lo encuentren fácilmente”.
El acceso a esos documentos potencia su uso, asegura, además de la difusión.
Sucede, sin embargo, que muchos documentos no se preservan en el tiempo, desaparecen de internet y “no están descritos con metadatos, estándares de interoperabilidad que permiten a los buscadores poderlos encontrar fácilmente”, explica Riggio.
Por ello, uno de los objetivos de la plataforma virtual es recopilar toda esa producción que está dispersa aunque hoy día, gracias precisamente a este proyecto de la Fundación Propagás, ya no lo está tanto.
A la fecha, la BVEA ha puesto en línea más de 5,300 documentos distribuidos en cinco colecciones: colección general, de recursos educativos, de educación ambiental, de gestión ambiental y de investigación ambiental.
Este acervo bibliográfico incluye documentos, revistas, artículos, libros, informes, leyes, videos, mapas, infografías, grabaciones sonoras y audiovisuales sobre temas ambientales.
Para cada usuario, un recurso
Geraldine de Santis, escritora infantojuvenil, gestora de contenido y promotora cultural del programa sociocultural de la Fundación Propagás, destaca como un aporte de la biblioteca el rescate de esas obras que no están fácilmente localizables y ponerlas a disposición del público según la audiencia o el público especializado.
“Es un gran trabajo porque no es solamente tenerlo disponible en la biblioteca, sino darle valor a ese trabajo que alguien hizo sin importar el tiempo”, comenta la educadora.
La plataforma virtual, por ejemplo, potencia la visibilidad de recursos históricos como La historia general y natural de Las Indias, de Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, fechada en 1851.
Ese libro es uno de los 10 más consultados.
Esta cobertura temporal, considera Riggio, hace de la BVEA una biblioteca única, pues “sus colecciones abarcan desde los primeros tratados de botánica, avifauna y la herpetología de la isla Hispaniola publicados a principios del siglo XX, hasta las más recientes investigaciones publicadas en revistas científicas internacionales”.
Compartir conocimiento
Directora del Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación de la Universidad Iberoamericana (Unibe), Riggio indica que los documentos catalogados en la biblioteca son el resultado de acuerdos con más de 70 instituciones que permiten a la fundación Propagás acceder a ellos.
“Que sean documentos ya publicados asegura la pertinencia, la relevancia y el control de calidad de la documentación que está catalogada”.
Para esto se sigue un riguroso proceso de selección, agrega la doctora en Biblioteconomía y Documentación por la Universidad Carlos II de Madrid, España.
“Lo que se busca es potenciar el uso y el impacto que pueden alcanzar estos recursos bibliográficos en la educación de la población y en el conocimiento y la valoración de la biodiversidad y el medio ambiente de la República Dominicana”.
“El primer control de calidad es la selección respecto a la pertinencia con relación al objetivo y al grado de especialización de esta biblioteca, que es única en la región. El segundo es un control de calidad documental: verificar lo que nosotros llamamos autoridad, quién es ese autor, cuál es el aval institucional de ese autor para publicar sobre ese tema, y también la responsabilidad editorial: en qué revista o medio se publicó; si es un libro, de quién es la responsabilidad editorial”.
Hay otros controles, como la integridad del documento.
“La mayoría de las instituciones están de acuerdo en colaborar porque los beneficios son para la institución cooperante, pues se incrementa el valor y el reconocimiento público de que esa institución está contribuyendo a la educación ambiental en el país”.
De acuerdo con Riggio, el valor fundamental de la biblioteca es empujar hacia el acceso abierto del conocimiento, convencer a las instituciones de que es una buena labor porque “esa intención de promover el acceso abierto a la documentación es fundamental para la educación ambiental”.
“Permitiendo el acceso a estas publicaciones ganamos todos. El trabajo de la doctora Riggio y del equipo que está detrás de la biblioteca es precisamente dar valor a toda esa industria que produce y educa para el medio ambiente”.
De esta forma, agrega De Santis, se revalorizan los actores (autores, ilustradores, editores) y el trabajo que hay detrás de estos recursos, realizados por personas que muchas veces pasan desapercibidas.
Excelente acogida
Los recursos aumentan semanalmente y de la misma forma el interés de los usuarios. A largo de estos dos años y medio, Google Analytics registra unas 458,246 visitas de 136,634 usuarios procedentes de 171 países. Esto indica un promedio de unas 15,275 visitas al mes.
El 70.5 % de las visitas son usuarios de República Dominicana, seguido de México, Colombia, Perú y Estados Unidos.
Los filtros facilitan la búsqueda por autor, materia (biodiversidad, cambio climático, contaminación ambiental…), año, audiencia (general, técnico-profesional y científica, infantil y juvenil), tipo de material (libro, artículo, video, folleto, mapa…) y tipo de contenido (didáctico, legal, literatura, informes técnicos, investigación científica).
Los documentos más consultados a la fecha son los que llevan a la Ley Sectorial de Áreas Protegidas, al Índice de Riesgo Climático 2021, diferencia entre cocuyo y luciérnaga, concepto de educación ambiental y cambio climático.
Analizando las búsquedas, Riggio y De Santis sugieren que quienes más están usando la biblioteca virtual son los técnicos profesionales y científicos.
La colección más utilizada, por ejemplo, es la de gestión ambiental. “Hay un patrón de uso y consumo de la información técnico-científica más marcado entre profesionales e investigadores que entre el público general”, admite Riggio.
Cada recurso contiene una sinopsis del contenido y la forma de citación, para facilitar el trabajo de estudiantes e investigadores en sus trabajos.
Una invitación especial
Para abrir más el uso de la biblioteca al público general, infantil y juvenil (que no lo haga solo el público técnico-profesional), De Santis invita a los docentes, directores de bibliotecas y encargados de clubes de lectura de temas ambientales entrar y conocer los recursos de la plataforma virtual.
Allí encontrarán -además de reportes, libros y artículos publicados en revistas científicas-, canciones, audio con sonido de animales, audiovisuales, manuales para docentes e infografías.
¿Por qué hacerlo?
“Por la vocación sociocultural que tiene la biblioteca de apoyo a los mediadores que trabajan con actividades de educación ambiental; es decir, que sepan las otras fundaciones, los bibliotecarios, los influencers o mediadores que trabajan con este tema, que ahí van a encontrar recursos que pueden apoyar sus proyectos y programas educativos”, sostiene De Santis.
Las guías didácticas recopiladas por la biblioteca van dirigidas a los profesores y gestores de educación.
La BVEA también está abierta a recibir imágenes de fotógrafos de la naturaleza que deseen compartir y difundir su trabajo publicado, así como el trabajo de autores que han publicado libros infantiles.
Tomar en cuenta que las cifras aumentan cada semana
Total de documentos: 5,325
Colección general: 1556
Recursos educativos: 620
Educación ambiental: 474
Gestión ambiental: 2393
Investigación ambiental: 1388
“Esta es una biblioteca viva. (…) tiene un amplio alcance en cuanto a la audiencia o su público objetivo, pues no se limita a colecciones publicaciones para el público general, sino que también ofrece una colección de recursos didácticos para la comunidad infantil y juvenil, y otra importante colección para la comunidad técnico-profesional y científica”, añade Riggio.