El pasado 8 de febrero encontraron ahorcado en su celda a Gregorio Matos Carrasco (Papito Forever), un hombre que mató a su expareja en la cárcel pública de La Vega, y fue trasladado al Centro de Corrección y Rehabilitación del Pinito en La Vega (CCR-16), a una celda de máxima seguridad.
Su cuerpo, de acuerdo a cercanos, presentaba múltiples golpes, y las autoridades han establecido que fue ejecutado dentro del recinto. Hasta el momento se desconoce al responsable de su muerte, y al no contar con un sistema de cámaras de seguridad, este hecho fue comprobado a través de testimonios.
“Han pasado 10 meses, y hasta el momento nadie ha sido procesado por este hecho”, explica Elizabeth Rodríguez, directora de la Comisión de Cárceles de la Defensa Pública y Coordinadora de la Defensa Pública en La Vega.
De acuerdo al Informe de las Condiciones de Detención y de Prisión 2022 que realiza la Oficina Nacional de la Defensa Publica cada año, este centro tiene una capacidad máxima para 970 internos y continúa sin un sistema de cámaras que facilite el trabajo de los agentes policiales, la integridad de los reclusos y de todo el personal.
La cárcel está ubicada en una zona retirada y rodeada de parcelas, a diferencia de otros CCR, lo cual permite que desde fuera se puedan arrojar fácilmente sustancias controladas hacia el interior del recinto.
“Paloma mensajera”
Según una fuente vinculada al sistema penitenciario “se da mucho el caso de la paloma mensajera, de hecho la semana pasada se dio un caso, ya que los reclusos hacen lo que sea para conseguir sustancias ilícitas”.
La misma fuente explica que se han presentado incidentes donde las parejas de los privados de libertad ingresan sustancias controladas en sus partes íntimas, “con tal de saciar sus necesidades”.
Un sistema de dispositivos de vigilancia audiovisual permitiría a las autoridades del recinto verificar cualquier hecho irregular que se presente, e identificar si están ante un acto de corrupción.