Mía Massiel Jiménez González tiene 16 años. Es altísima, bellísima e inteligentísima. Tanto, que es necesario resaltarlo en superlativo. Tristemente, siendo muy niña y, durante su preadolescencia, de esa misma forma exagerada, fue víctima de ‘bullying’.
De seguro que algunos de los que ya leyeron este párrafo dirán: “Pero ‘bullying’ le han hecho a todo el mundo”. Pero no. Cada experiencia es diferente. “Yo realmente no sabía que era acoso, que era burla… Lo que sí sabía es que se sentía feo cada vez que me preguntaban cuántas libras tenía, si comía mucho, y que me dejaban de invitar a los cumpleaños porque yo no les caía bien y me lo hacían saber”. Mientras más se cerraba su círculo de compañeros, con mayor énfasis se abrían las ganas de luchar para defenderse. “Yo no me quedaba callada, pero no era fácil”.
La jovencita que llegó a LISTÍN DIARIO junto a su abuela Mayra Hazim Frappier, lucía una vestimenta muy ‘fashion’, la que hace brilla con una sonrisa que claramente decía: “Ya vencí al ‘monstruo’ y a quienes, sin querer, con su ‘bullying’, me ayudaron a sacar fuerzas de donde creía que no tenía, y hoy ayudo a otros a enfrentarlo”. No se equivoca. La adolescente acaba de escribir su libro ‘Sueña pequeña Mía’, una obra con la que busca ayudar a niñas y niños a entender que la belleza “viene en más de 500 formatos, no hay un patrón específico, la clave está en amarnos a nosotros mismos por dentro y por fuera y, trabajar por lo que queremos ser”. Lo dice con una determinación que no hay quien diga que apenas tiene 16 años.
La protagonista de hoy, es dueña de una historia que, aunque no dejar de tener un origen triste, ahora cuenta con los ‘colores’ de la superación, la fuerza de voluntad y, más que todo, de la fe. “Para que tengas una idea, yo digo que el peso, sea porque la gente esté gorda o flaca, es un ‘monstruo’, porque siempre hay opiniones que no necesariamente son halagadoras. Yo, sabiendo esto y siendo víctima de burlas desde muy chiquita, decidí luchar por mis sueños de ser modelo y ayudar a niños y niñas a vencer esos miedos, esas etiquetas…”. Se emociona, y se nota la satisfacción que siente de usar su experiencia para orientar a padres e hijos sobre esta realidad que se vive en las escuelas.
La peor parte
Para Mía Massiel, el haber atravesado por una escolaridad con dificultades en lo que respecta al trato de sus compañeros, ha sido más que frustrante, desafiante. “Cuando yo llegaba a mi casa después de experimentar los sinsabores de los comentarios de mis compañeros, lloraba muchísimo, quería comer de todo y al mismo tiempo sentía culpa, pero pensaba en mis sueños…”. Aunque es fuerte, se nota que recordar esa batalla le afecta. Sabe que como ella, hay muchos pasando por la misma situación.
Los trastornos alimenticios se apoderaban de ella. Sabía que tenía que comer para subsistir, pero temía hacerlo por la presión que sentía y los ataques que recibía si subía de peso. A los 14 años tenía dismorfia corporal que, según el Manual Diagnóstico de Psiquiatría (DSM-5), es la preocupación por uno o más defectos percibidos en la apariencia física que no son observados o parecen leves ante los ojos de los demás. “Gracias a Dios, llegó un momento en que le dije a mi mamá: ‘Mami, tengo problemas, necesito ayuda’. Me la buscó. Pero sentía que no era suficiente. Yo tenía que poner de mi parte”. No se daba por vencida.
En el centro educativo donde estudiaba tampoco recibió la asistencia que necesitaba. “Lo más bonito es que los psicólogos del colegio me echaban la culpa a mí cuando buscaba su ayuda por las acciones de mis compañeros”. Estas reacciones eran de las cosas que más le afectaban y la hacían sentir desprotegida. La fe que desde pequeña ha tenido y el apoyo de su familia, es lo que le ha dado la fuerza para luchar por sus sueños y poder vencer la obesidad y el ‘bullying’.
“Está bien decir que no estás bien, y buscar ayuda”
Para la dueña de esta historia, tener sólo 16 años no le ha impedido romper viejos esquemas. “Eso de que sólo se es bello si se tienen tales características, no es cierto. Como dije ya, hay muchos formatos de belleza, y cada quien tiene el suyo. Eso sí, debemos entender que está bien decir que no estás bien. Hacerlo es de valientes, y no se debe hacer para complacer a nadie, sino para sentirnos bien nosotros mismos, por nuestra salud y bienestar mental y emocional”. Se expresa como toda una adulta y con un buen punto de vista.
Mía Massiel sentía culpa hasta de beber agua por temor a aumentar de peso, pero se empoderó. Lo primero que hizo fue aceptarse tal cual, eso sí, reconociendo que rebajar no era un lujo, sino una apuesta por su salud. Buscó apoyo, se afianzo en la fe y trabajó por ello. Hoy, sobre la pasarela, no sólo exhibe las piezas que modela, sino el bagaje con que ha podido hacer frente al “monstruo” del sobrepeso y a los desplantes que recibía hasta hace pocos años.
La adolescente que nació el 15 de enero de 2008, hoy cursa su onceavo grado en el colegio Cap Cana Heritage, donde preside el Gobierno Estudiantil. Es integrante del National Honor Society, sociedad de la que estuvo encargada en el año escolar 2023-2024 bajo los principios: Erudición, Servicio, Liderazgo y Carácter. Quiere estudiar Comunicación Social. Ha ganado durante tres años consecutivos los primeros lugares de la Feria de Ciencias y ha sido reconocida por el colegio por su liderazgo, espíritu escolar e integridad. El pasado 29 de noviembre recibió el reconocimiento ‘Actitud Yo Puedo’.
Fue su abuela, doña Mayra, quien durante la conversación con su nieta no pudo dejar de mostrar su orgullo por lo que ha logrado Mía, y, en una brechita aprovechó y dijo: “¡Ella no te ha dicho todos los reconocimientos que ha obtenido en el colegio!”. Es evidente que la admira por las barreras personales y escolares que ha podido vencer la protagonista de este relato.
Al escuchar a su abuela tocar este punto, Mía no disimuló la vergüenza que siente por la obtención de sus logros. No cabe duda que es una joven con dotes de humildad. Por eso será que se define como buena amiga, hija ejemplar y creyente en Dios. “A Él le entrego mis proyectos para que me lleve de la mano”. Lo cuenta con seguridad la hoy autora del libro de cuentos ‘Sueña pequeña Mía’.
Su obra solidaria
Esta adolescente no quería quedarse para sí misma con todas las enseñanzas que, a su corta edad ha aprendido para lograr su sueño de ser modelo, y más que todo, tener seguridad en ella misma y gozar de una salud estable. Tenía la inquietud de hacer algo que llevara ese mensaje a otros. Fue ahí cuando, junto con su madre Ninoska González, nace la idea de escribir el libro.
“Yo quería algo que me permitiera ayudar, aunque fuera a un niño o una niña, y gracias a Dios, escribí esta obra para inspirarlos a que persigan sus sueños con determinación y esfuerzo, los que entiendo, son la clave para lograr los objetivos deseados”. Es tal su nobleza que, la venta de su libro no es lucrativa. Es para favorecer a los alumnos de las escuelas donde vaya a presentarlo. La obra se vende a particulares, familias e instituciones que quieran, como ella, ayudar a tantos niños y tantas niñas que están siendo atrapados por el ‘monstruo’ del sobrepeso y los daños del ‘bullying’.
El cuento que, como personaje central tiene a un villano denominado ‘Don Peso’, promueve la autoaceptación, la valentía, la resiliencia y el amor propio. El cuadrado perfecto para llevar una vida sin etiquetas.
¿Qué cambiarías de lo que hay hoy en el mundo?
A esta pregunta respondió rápidamente. “Las redes sociales. Es decir, el mal uso que se le da a las redes sociales, sin duda, sería en lo que me enfocaría. Es increíble el ‘bullying’ que se hace a través de éstas, el daño que causan en las personas cuando no se utilizan con responsabilidad. Yo he sido víctima de eso, y sé que hay muchas personas que también lo sufren. A los niños no se les debería exponer ante ellas. Debería haber un control”. Reflexiona Mía, que tiene 16 años, como para “50”.