“Tenemos muchos obstáculos cuando se pone a llover”, nos cuenta Manolo Cabrera, un residente de Navas Abajo, donde anualmente se desborda el río cuando llueve.
Navas es un distrito municipal del municipio Los Hidalgos, ubicado en la provincia Puerto Plata; cuenta con una zona ganadera que se queda incomunicada cada vez que llueve.
“Esto se pone intransitable cuando llueve, los colmados, escuelas y todo se vuelve difícil”, dice Don Manolo, explicando que las calles perduran inundadas hasta que para la lluvia.
“Son cinco pasos que se inundan con el mismo río, las personas que viven allá no pueden salir cuando llueve; el que se enferma en medio de la lluvia lo tiene difícil”, explica Santos Monegro otro morador de la zona, quien cuenta que “los caballos sí pasan, pero no todos tienen caballos”.
Los caballos se usan para transportar los productos ganaderos, tales como queso, leche, y las personas que necesitan algo lo deben buscar a caballo, porque ni motores ni camiones tienen paso.
“Nosotros, como ganaderos, colaboramos con las personas cruzando la mercancía”, afirma Cabrera, quien cuenta que es indispensable, para no perder la mercancía, y que, incluso, ya una parte de la mercancía de leche se perdió porque solo son 3 caballos los cuales colaboran en esos tiempos.
“Cada vez que viene la política, nos van a hacer ese puente, pero nunca lo hacen”, explica Don Manolo quien dice la importancia del puente no solo para las personas, sino, también, para la mercancía, y que incluso son varios sectores que se quedan sin comunicación al momento de la lluvia, tales como Los Higos, Ruiseñor y El Barrio Treinta y Uno.
Otro lugar que se vuelve difícil para transitar, cuando llueve, es Los Tocones, donde una moradora explica que allí las calles se convierten en lodazal, culpando de esto a los camiones, como “responsables de la ruina de las calles”, porque los conductores usan esas vías para evadir el pago del peaje.
El Liceo Rafael Pérez, ubicado en la Carretera Los Tocones, se inunda siempre que llueve y los estudiantes de esta zona corren el peligro de caerse por el lodazal que se produce allí.
María, una joven que se omite nombre por motivo a privacidad, cuenta que a la hora de ir a la escuela, debe entrar sus pies en una funda para no dañar los zapatos y que ya ha tenido que comprar, al menos, tres pares durante este año escolar.