Durante la iniciativa mundial para combatir el SARS-CoV-2, virus causante de la COVID-19, los científicos a menudo han recurrido a medicamentos utilizados como tratamientos para otras enfermedades con la esperanza de encontrar algunos que destruyan el coronavirus o que puedan reducir el impacto de la infección.
Estudios recientes a pequeña escala (con menos de 200 pacientes) han insinuado la posibilidad de que las estatinas —medicamentos para bajar los niveles de lipoproteínas de poca densidad (LDL), una forma de colesterol relacionada con enfermedades cardiacas y accidentes cerebrovasculares— también puedan aminorar las probabilidades de enfermar gravemente o morir a causa de la COVID-19.
Sin embargo, los resultados de una reciente investigación encabezada por Johns Hopkins Medicine que incluyó a 4,500 pacientes hospitalizados con COVID-19 a lo largo de un período de cuatro meses, prestan mayor respaldo a una conclusión muy diferente: las estatinas muy posiblemente no hayan tenido ningún impacto, ni positivo ni negativo, en la mortalidad relacionada con la COVID y tal vez puedan vincularse a un considerable aumento del riesgo (casi una en cinco probabilidades) de agravar la enfermedad.
El estudio fue publicado el 10 de septiembre de 2021, en la revista científica PLOS ONE.
“A pesar del aparente efecto favorable que tienen las estatinas en los desenlaces clínicos de varias enfermedades infecciosas, nuestro estudio ha revelado que su uso específico en el tratamiento de la COVID-19 probablemente no tenga mérito”, indica el autor principal del estudio Petros Karakousis, M.D., profesor titular de la cátedra de medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. “En contraste con investigaciones anteriores, estudiamos una población de pacientes internados más numerosa y mucho más diversa, y manejamos mejores criterios para definir la gravedad de la enfermedad. Esto permitió que nuestros resultados fueran más apropiados para predecir qué efecto tiene el impacto de las estatinas en los desenlaces clínicos de la COVID-19 en pacientes hospitalizados”.
En el estudio, realizado en el Hospital Johns Hopkins y cuatro hospitales afiliados, el doctor Karakousis y sus colegas revisaron las historias clínicas de 4,447 pacientes internados, de 18 años o más de edad, a quienes se les había diagnosticado infección por SARS-CoV-2 entre el 1 de marzo y el 30 de junio de 2020.
Entre estos pacientes, 594 (13 %) estaban tomando estatinas en el momento de su ingreso. Los usuarios de estatinas eran en su mayoría varones (57 %) y mayores que los que no tomaban estatinas (de 52 a 78 años en comparación con 29 a 62 años de edad). El porcentaje más grande de usuarios de estatinas era de raza negra (47 %), tenía hipertensión (74 %) o diabetes (53 %) y también tenía mayor probabilidad de estar tomando medicamentos para bajar la presión arterial —juntamente con las estatinas para reducir su colesterol LDL.
Para ser incluido en el recuento de la mortalidad por COVID-19, el paciente debía haber fallecido a consecuencia de la enfermedad durante su hospitalización. Los investigadores definieron un caso grave de COVID-19 como el caso de un paciente con estancia hospitalaria prolongada de siete días o más o que necesitó ventilación mecánica invasiva para poder respirar.
Luego de tomar en cuenta otros factores conocidos que podrían distorsionar los datos, los investigadores observaron que el uso de estatinas no tuvo un efecto apreciable en la mortalidad por COVID-19. Sin embargo, lo que descubrieron fue que los pacientes hospitalizados con COVID-19 y que además estaban tomando estatinas, tenían un aumento de 18 % del riesgo de sufrir una forma más grave de la enfermedad que aquellos pacientes que no tomaban medicamentos para bajar el colesterol.
“Una explicación verosímil de este hallazgo es que las estatinas aumentan la producción celular de la enzima convertidora de la angiotensina 2 (normalmente conocida como ECA 2 o ACE2, en inglés), un receptor de la superficie celular a través del cual el virus SARS-CoV-2 penetra en la célula”, afirma Karakousis. “Por lo tanto, puede que las estatinas disminuyan la resistencia de la célula frente a la infección y, a su vez, aumenten las probabilidades de que el paciente tenga un caso más grave de COVID-19”.
Karakousis indica que en investigaciones futuras se debería intentar definir mejor la relación entre el uso de las estatinas y la COVID-19.
“Todos los estudios publicados hasta la fecha, incluyendo el nuestro, han sido retrospectivos y eso significa que, por mucho que uno trate de eliminar los factores asociados a los desenlaces clínicos desfavorables de la COVID-19 aparte del uso de estatinas, puede que algunos de ellos todavía intervengan”, dice Karakousis. «Por ejemplo, el hecho es que muchos usuarios de estatinas también tienen sobrepeso, diabetes o presión arterial alta; todos estos factores, por sí solos, pueden influir en la gravedad de la COVID-19”.
Según el doctor Karakousis, la única forma de determinar sin lugar a dudas si las estatinas tienen algún beneficio para los enfermos de COVID-19 es llevar a cabo un estudio clínico en el cual se administre a grupos aleatorizados de pacientes o bien las estatinas o bien un placebo, además del tratamiento de referencia.