En fecha 31 de octubre del 2019, en este mismo medio, analizábamos el terrible espectáculo que a través de los diversos medios de comunicación venía ofreciendo una importante fracción del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Buscar: https://almomento.net/el-pld-
Sin embargo, no hay que ser mago ni mucho menos a través de aquella máquina del tiempo, como la descrita por el novelista H. G. Wells, viajar, para predecir lo que finalmente pasó: la división del partido morado.
Ni los más sesudos o pensantes peledeista imaginaban, que al irse a una oposición que ni ellos mismos se esperaban, el panorama iba a ser tan vergonzoso y que además con un camino tan incierto por recorrer que hasta podría poner en tela de juicio su revitalización, por lo menos de cara al 2024.
Danilo terminó mal. Muy mal. Le faltó inteligencia política emocional para lidiar con el poder. No supo mantener a rayas a varios de sus más cercanos colaboradores, amigos, y además, y es lo más penoso de todo esto, que no supo tampoco manejarse adecuadamente con las apetencias de parte de algunos de sus hermanos, sobresaliendo Alexis, el cual, haciendo uso del poder político a su antojo, se creyó ser el Petan moderno para tener también parte del país bajo sus pies.
El PLD debe recomponerse y volver mientras pisan descalzos los vidrios rotos de sus errores, caminar de cara a la sinceridad con el país. Debe retirarse a un “Aposento Alto” y allí reflexionar, meditar, gritar en donde solo su cúpula pueda escuchar sus gemidos y así votar todas esas ansiedades para conseguir un poco de alivio a sus penas políticas.
Debe retirarse de los escenarios nacionales y mediante un mea culpa ante la nación, expulsar a todos aquellos que se han estado señalando como corruptos y corruptores. Soy de los que piensa que el país no soportaría una contienda con un partido con gentes de tanto poder económico en sus arcas personales, haciendo una oposición que bien podría salirle muy cara a los sectores pensantes del país.