La recomposición del escenario político dominicano para las elecciones generales de 2024 presagia el enfrentamiento entre tres candidatos presidenciales con posibilidades reales de triunfo, un fenómeno que no se produce en el país desde los comicios del año 2000.
El nuevo tripartidismo aumentaría la posibilidad de una segunda vuelta electoral entre los dos candaditos más votados, una práctica que no ejercen los ciudadanos desde 1996 cuando se estableció en la Constitución el 50% más un voto para ganar la Presidencia de la República.
Obviando los aspectos ideológicos pocos diferenciados en la partidocracia de República Dominicana, el panorama apunta a que en esta ocasión entraría a la contienda el presidente Luis Abinader, quien da señales claras de que buscará la reelección con el Partido Revolucionario Moderno (PRM), sin que se advierta una potencial rivalidad.
En el litoral opositor las expectativas se mantienen en torno a la suelte que correrá la segunda fuerza electoral, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que después de 20 años en el poder, 16 de ellos consecutivos, perdió el poder en las elecciones del 2020.
El PLD tuvo que adelantar una consulta nacional fuera del plazo legal, para elegir su candidato presidencial el 16 de octubre de este año. El partido morado sigue presionado por el tiempo, debido a que su líder, el expresidente Danilo Medina, está inhabilitado para presentar su candidatura y urge proyectar otra figura presidenciable.
Los aspirantes del PLD son la exvicepresidenta y exprimera dama, Margarita Cedeño; el expresidente de la Cámara de Diputados y alcalde de la influyente ciudad de Santiago, Abel Martínez; el exprocurador Francisco Domínguez Brito; la exministra de Trabajo, Maritza Hernández; la exdiputada Karen Ricardo, y el exviceministro de Educación, Luis de León.
Sin embargo, una tercera opción encabezada por el expresidente Leonel Fernández se está posicionando con dinamismo. Su partido Fuerza del Pueblo, fundado como consecuencia de la división del PLD en 2019, está cosechando los mayores beneficios de la crisis originada por la pandemia del Covid-19 y la guerra en Ucrania.
La agresiva línea opositora de Fernández atrae a peledeístas y grupos aliados, que lo perciben como el líder con mayor experiencia para frenar una virtual reelección y enrumbar el país. Fernández fue presidente con el PLD en los períodos 1996-2000, 2004.2008 y 2008-2012. No obstante, su lejano tercer lugar en 2020, llamó la atención el 8.90% obtenido con la alianza Fuerza del Pueblo, PRSC y otros núcleos minoritarios. Estos resultados lo colocaron entre los partidos mayoritarios.
El bipartidismo
En las tres décadas siguientes al ajusticiamiento del tirano Rafael L Trujillo, el 30 de mayo de 1961, República Dominicana inició una convulsa etapa democrática donde se impuso el bipartidismo caracterizado por una constelación de organizaciones minoritarias que giraron siempre al alrededor de dos partidos políticos mayoritarios.
La acción inició en las elecciones del 20 de diciembre de 1962 con el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), de Juan Bosch (58.72% de los votos), y la Unión Cívica Nacional (UCN), de Viriato Fiallo (30.08%). No obstante, el predominio de este sistema se intronizó a partir de las elecciones del 1 de junio de 1966, con el Partido Reformista (PR), de Joaquín Balaguer (57.66% de los votos), y el PRD, con Bosch (39.04%).
En los comicios de 1970 el PRD se abstuvo y Balaguer volvió a ganar (57.11%) enfrentando al Movimiento de Integración Democrática Antirreeleccionista (Mida) y Augusto Lora, que se había dividido del PR y obtuvo 20.41% de los votos. Bosch, finalmente se dividió del PRD en 1973 y fundó el PLD, pero los perredeístas y reformistas continuaron con su hegemonía.
Así sucedió en las elecciones de 1974, donde el PRD encabezando el “Acuerdo de Santiago” volvió a abstenerse y Balaguer volvió a reelegirse. También en los comicios de 1978 y 1982 ganados por el PRD de José Francisco Peña Gómez, y en 1986 cuando Balaguer volvió a derrotar al PRD.
Surge tripartidismo
El tripatidismo hizo su aparición por primera vez, cuando el PRD, tras su división en el proceso electoral de 1990, pasó a ocupar un tercer lugar, dejando el espacio al PLD de Juan Bosch, que surgió como una segunda fuerza política y rivalizó con Balaguer en los cuestionados comicios de ese año. A la postre Bosch y el PLD fueron derrotados, y en las elecciones de 1994 caerían a un tercer lugar (13.12% de los votos).
En esas elecciones de 1994 Balaguer (PRSC) y Peña Gómez (PRD) protagonizaron un reñido enfrentamiento en las urnas, que degeneró en una profunda crisis política. Después de complejas negociaciones Balaguer fue declarado ganador (42.29% contra 41.55%). Se recortó dos años a su período, se prohibió la reelección consecutiva y se introdujo en la Constitución el 50% más un voto para ganar los comicios en primera vuelta.
En 1996 el tripartidismo continuó, pero en esta ocasión el PRSC y su candidato presidencial Jacinto Peynado, que no contó con el apoyo de la cúpula reformista, descendió a un tercer lugar (14,99% de los votos), en las elecciones del 16 de mayo.
Ninguno de los candidatos obtuvo el 50% más un voto para ganar en primera vuelta y fue necesaria una segunda elección entre el PRD y Peña Gómez que lograron el primer lugar (45.94% de los votos), contra el PLD que volvió al segundo puesto con Leonel Fernández como candidato presidencial (38,93% de los sufragios).
Para esta segunda vuelta celebrada e 30 de junio de 1996, Balaguer y Bosch formalizaron la alianza denominada Frente Patriótico (PLD-PRSC), con Fernández encabezando la boleta, y derrotaron con 51.25% al PRD y su candidato Peña Gómez (48.75% de los votos).
El tripartidismo tuvo su última experiencia en las elecciones del 2000, cuando Hipólito Mejía y el PRD derrotaron en la primera vuelta con 49.87% de los votos, al PLD y su candidato Danilo Medina (24.94%), y a Joaquín Balaguer y el PRSC (24.60%). Es pertinente anotar, que a pesar de que Mejía no obtuvo el 50% más un voto, Balaguer y Medina renunciaron ir a una segunda vuelta.
Las expectativas
El panorama político dio un nuevo giro a partir de 2004, cuando el PLD y el PRD se convirtieron en los dos principales partidos del país, ya que el PRSC entró en una etapa de profundas divisiones que lo convirtieron en un partido “bisagra”, conjuntamente con la estela de organizaciones minoritarias.
De esta manera Fernández regresó al poder en 2004 venciendo a Mejía y el PRD, y se reeligió en 2008 con su triunfo frente al PRD y Miguel Vargas. La situación se mantuvo en el 2012, cuando Medina y el PLD derrotaron a Mejía y el PRD, que al final se dividió y dejó momentáneamente a los peledeístas como partido único.
En 2014 surgió el PRM de la división de PRD y los liderazgos de Mejía y Luis Abinader, por lo que en las elecciones de 2016 se consolidó el bipartidismo. Esos comicios ganados por la reelección de Medina (61.74%), contra el PRM y Abinader, que obtuvieron 34.98%, representando una verdadera sorpresa, mientras el PRD participó aliado al PLD.
El bipartidismo comenzó a debilitarse esta vez en las elecciones de 2020, a pesar de que se mantuvo la polarización entre el PRM y Abinader, que triunfaron en primera vuelta (52.52%), contra el PLD con su candidato Gonzalo Castillo (37.46% de los votos).
Ahora se advierte una vuelta al tripartidismo, con el PRM y la casi inminente reelección del presidente Abinader; el PLD y su aún indefinida candidatura presidencial, y el expresidente Fernández, desde ya candidato único de Fuerza del Pueblo para las elecciones de 2024.