Recientemente leí un interesante artículo bajo la firma de nuestro querido amigo, colega y tocayo Felipe Ciprián, publicado en su habitual página de opinión del Listín Diario, en el que analiza minuciosamente el proceso que en estos momentos vive el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), de cara a la consulta programada para mediado del mes próximo.
En su artículo, Ciprián hace un enfoque conceptual dentro del marco ideológico sobre las distintas corrientes del pensamiento político y social contemporáneo, básicamente focalizado en los derechos de sexta generación. Aunque en su artículo, mi tocayo Felipe Ciprián no detalló los referidos derechos, sino que los sintetizó en el concepto de Inclusión Social.
Su enfoque divide el proceso interno que vive el PLD entre izquierda y derecha, liberales y conservadores, entre pro-haitianos y anti haitianos, xenófobos y no xenófobos, entre blancos y negros, y escoge inteligentemente como marco referencial las posiciones y planteamientos políticos, que formulan los aspirantes presidenciales peledeistas sobre políticas públicas y temas nacionales, en el escenario de la competencia interna.
El PLD, como toda organización política, es un partido democrático, donde convergen diferentes corrientes del pensamiento político y social, pero jamás apartado de los principios que le dieron origen y fundamento a su doctrina.
La tendencia de crecimiento sostenido que ha venido experimentando la candidatura de Abel Martínez, en las encuestas realizada dentro y fuera del PLD durante los últimos cuatro meses, indican que de continuar dicha tendencia, Abel Martínez tiene asegurada la candidatura presidencial del partido morado con un amplio margen frente a sus contendores, por tanto es normal que encuentre muchos obstáculos en su carrera hacia la presidencia de la República.
La Real Academia Española de la Lengua define la Xenofobia como “Sentimiento de odio, repugnancia y hostilidad hacia los extranjeros”.
Usted podrá estar de acuerdo o no con la visión de Abel Martínez, sobre sus planteamientos ante la incapacidad que ha tenido el Estado Dominicano para solucionar el desbordante problema inmigratorio, el cual no solo amenaza la existencia misma del propio Estado, sino que sobrepasa la capacidad del mismo para satisfacer los servicios fundamentales de la población, como salud y educación, cada día más precarizados y deteriorados, fruto del desorden inmigratorio.
El calificativo de Xenófobo, fanático y anti haitiano a un aspirante presidencial por el solo hecho de tener una visión crítica sobre el incontrolable problema de la entrada masiva de inmigrantes ilegales al territorio dominicano, fundamentalmente de nacionalidad haitiana, los cuales cruzan diariamente nuestras fronteras sin ningún tipo de control, ante la mirada indiferente de las autoridades, no sólo es injusto, sino que con dichas descalificaciones se intenta ponerle freno a sus aspiraciones, bajo el frio argumento de que si Abel Martínez se convierte en Presidente de la República provocaría tensiones y confrontaciones con el vecino Haití.
Al calificar a Abel Martínez de Xenófobo, anti haitianos y fanático en el marco de esta contienda interna, no sólo se pretende eliminarlo como candidato presidencial del PLD, sino que tales señalamientos, adornados de una serie de juicios de valores, se podrían interpretar como una campaña de terror y miedo para impedir el voto a favor del aspirante presidencial Abel Martínez, quien en estos momentos se encuentra entre los favoritos para ganar la contienda interna peledeista.
El trabajo de nuestro amigo Felipe Ciprián deja claro que sus planteamientos tratan de imponer el miedo sobre la razón en la mentalidad del votante que muestre interés en acudir a la consulta del 16 de octubre, al enviar un mensaje preciso de que un triunfo de Abel Martínez llevaría al país a una confrontación con Haití. No digo que sea ese el objetivo del trabajo periodístico plasmado bajo la firma de uno de los periodistas más agudos que he conocido en esta carrera, pero sin dudas que sus juicios nos deja un amplio manto de interpretaciones.
Tener ideas y visión que permitan formular propuesta para imponer orden al descontrol de la entrada de personas indocumentadas al país no es xenofobia; desarrabalizar a la segunda ciudad política y económica más importante del país, la cual estaba asaltada en sus espacios públicos por dominicanos y haitianos, no es xenofobia; exigir a la comunidad internacional que acuda en ayuda a de Haití, tampoco es xenofobia.
Como tampoco es xenofobia proponer que se regularice el estatus de los inmigrantes con el otorgamiento de contratos de trabajos temporales. No es xenofobia pedir más aulas para garantizar la educación a los niños y niñas dominicanos/as y niños y niñas haitianos/as.
Duerma tranquilo tocayo, que en el PLD no hay ni habrá invento. Es un proceso en el que participan tres mujeres y tres hombres (a propósito de inclusión y equidad de género). Los peledeístas y los que estén interesados, acudirán el 16 de octubre a la consulta y uno o una de los 6 seis será a él o la victorioso o victoriosa.
Concluido el proceso, todos los peledeístas se colocarán detrás del candidato y/o candidata ganador (a), y los equipos técnicos iniciarán sus trabajos de formulación del Programa de Gobierno 24-28 basado en la agenda Nacional de Desarrollo y en los fundamentos programáticos que abarque la visión del tipo de socieciedad a la que aspira el pueblo dominicano, luego el mismo se presentará a los sectores sociales, políticos y económicos para su ponderación y valoración.
El PLD es un partido de Estado, que tiene bien claro cuál es su agenda social y económica, no hay ni habrá sobresaltos, la campaña de miedo no está ni estará en la mente de los peledeistas, no hay ni habrá inventos, por eso el PLD es hoy por hoy la mejor escuela del pensamiento político contemporáneo de la República Dominicana.