La verdad que no entiendo. Pero si entiendo.
No es un acertijo ni un trabalenguas. Es el proceder -inexplicable aunque explicable- de políticos, partidos, congresistas, sobre la necesaria y urgente modificación de las leyes electorales que cursan en las cámaras legislativas.
Digo que no entiendo porque mientras los dirigentes políticos, congresistas, el Gobierno reconocen públicamente la ineludible obligación de reformular y dar legalidad a esas leyes -garantías de los procesos electorales, no solo del 2024 si no del sistema en general- actúan en forma contraria en las cámaras legislativas.
El Gobierno y su partido han dado un paso adelante.
El Presidente Abinader se reunió con la cúpula de la Junta Central Electoral y enmendó, en parte, el tema de los fondos necesarios para el montaje del proceso electoral –en mi artículo anterior, escrito en diciembre dado mis vacaciones de Navidad, no consigné el aumento económico a la Junta-, mientras el PRM dijo impulsaría las reformas en la Cámara de Diputados, pero habrá que ver.
El PLD y la FP siguen intransigentes en sus posiciones contrarias a las reformas propuestas, principalmente, por la Junta.
Digo que si entiendo porque creo, veo claro, que los partidos, dirigentes aspirantes a cargos electivos, congresistas, todos, lo que menos quieren es que se les controle, ya sea en los recursos económicos que reciben y gastan –del Estado y de particulares-, especialmente en sus procedimientos y hasta desenfrenos.
Es por ello, entonces, que aunque todos dicen estar ‘de acuerdo’ con la necesidad de tener leyes electorales fuertes, claras, no aprueban las reformas propuestas por la Junta –a menos que los diputados, de nuevo, salven la cara del Senado- ya que las enmiendas procuran poner freno a sus ‘travesuras’.