Jesús Hernando Berroa se levantó este martes con la disposición de agotar enteramente la que es la rutina de su día a día; y lo habría logrado de no ser por el trágico giro que tuvieron las circunstancias cuando el autobús escolar que normalmente abordan sus niños, fue impactado por un camión justo al frente de su casa.
De sus seis hijos, cuatro se encontraban dentro de la guagua y figuran dentro de la lista de los heridos en el hecho, uno de ellos de gravedad, que de momento tiene a Alexandra Clevel y Estefani Castillo como víctimas mortales.
De acuerdo con el testimonio de Berroa eran alrededor de las 6:30 de la mañana cuando la guagua de transporte estudiantil, donada por el Estado, se estacionó en su vereda para recoger a sus niños y los otros del área.
“Yo estaba parado aquí afuera para atacar a la más grande para que salga y se suba en la guagua, pero el chofer me dijo que no, que se quedaran ellos dos que en el otro viaje los iba a llevar”, narró.
Según él, en cuestión de segundos, y sin que pudiera identificar los hechos, solo escuchó el grito de su mujer quien quería lanzarse a la carretera cuando el camión de cama larga embistió brutalmente contra el vehículo, del lado del conductor, volcándose en el acto y resultando otros 14 niños heridos.
Impidiendo la acción de su mujer, fue Jesús quien acudió hasta el autobús para intentar “salvar un poco”, encontrándose con el escenario desgarrador de un niño que había perdido una mano, otro con una cara mutilada e incluso, su propio hijo que había perdido los dientes.
El señor logró sacar dos niños hasta encontrar al más pequeño de los suyos, de siete años, del cual su camisa mantiene los restos de sangre que absorbió cuando intentó salvarlo.
“Encontré al hijo mío más pequeño boca abajo pataleando con las manos y los pies tratando de salir. Lo cojo, me lo pongo en el pecho y no pensé, salí con él corriendo de una vez en un motor”, dijo asegurando que acababa de llegar de uno de los centros médicos en los que están repartidos sin hijos.
El mayor de sus hijos que está en atención tiene 13 años y se encuentra delicado de salud en el “Hospital Antonio Musa”, en San Pedro de Macorís, a quien van a operar por un golpe detrás de la cabeza, además de que afirmó que “tiene la boca desbaratada”. Aparte del más pequeño, los otros tienen 8 años de edad.
“Gracias a Dios están ahí, después que están en el Hospital uno lo único que espera es que se puedan salvar”, dijo al conversar con este diario.