En 2023, se prevé que el déficit mundial de empleos se sitúe en 453 millones de personas (11.7%), más del doble del nivel de desocupación, así lo plantea el Observatorio de la OIT sobre el mundo del trabajo, en su undécima edición.
El indicador de la OIT del déficit de empleos, que incluye a todas las personas que desearían trabajar pero que no tienen empleo, indica que el déficit de empleos es mucho mayor entre las mujeres (14.5%) que entre los hombres (9.8%).
La OIT señala que para los países en desarrollo, los crecientes niveles de la deuda y otros desafíos, reducen considerablemente el alcance de las intervenciones políticas.
Explica que las dificultades financieras y fiscales obstaculizan las respuestas a amenazas complejas, que incluyen conflictos, catástrofes naturales y crisis económicas que tiene a reforzarse mutuamente (policrisis), agravando la brecha de empleo.
Según el informe, los países en desarrollo de bajos ingresos agobiados por la deuda enfrentan una brecha de empleo mucho más alta, de hasta 25.7% en 2023, frente a 11% en los países en desarrollo con bajo riesgo de sobreendeudamiento.
Realidad económica
La inflación y los tipos de interés elevados siguen pesando sobre muchos mercados laborales, aunque en algunos países se espera que la situación mejore.
Al mismo tiempo, el margen fiscal en las economías más pobres está sumamente restringido, lo que limita sus respuestas normativas
a un mundo de «policrisis» definida por una serie de problemas complejos y en cascada, como conflictos, desastres naturales y crisis económicas que amplifican los efectos de las perturbaciones mundiales debidos a la pandemia de Covid-19 y a la crisis del costo de la
vida.
La OIT sostiene que esta situación ha contribuido a ahondar la brecha
en términos de ocupación en el mundo, y los déficits más significativos del mercado laboral son manifiestos en los países de ingreso bajo.
La persistente inflación ha provocado un agresivo endurecimiento de la política monetaria. Las tasas de inflación en todo el mundo comenzaron a aumentar en 2021, y se dispararon significativamente en 2022, en todos los grupos de países clasificados según su ingreso, esto condujo a un endurecimiento significativo de la política monetaria.
A principios de 2023, 37 de 162 países, casi todos de ingreso bajo y
mediano, tenían tipos de interés del banco central superiores al 10%.
Se prevé que el mantenimiento de unas expectativas de inflación elevadas provocará un mayor endurecimiento monetario en aproximadamente la mitad de los países.
Estimaciones
Las nuevas estimaciones de la OIT confirman que la configuración de un piso de protección social nacional, por ejemplo, mediante la ampliación de las pensiones básicas de vejez en los países en desarrollo, aumentaría el PIB per cápita en un 14.8% en diez años en los países de ingreso bajo y mediano-bajo.
En los países en desarrollo, esas pensiones básicas de vejez también reducirían la proporción de la población que vive por debajo del umbral de pobreza de 2.15 dólares de los Estados Unidos (PPA) en 6 puntos porcentuales y aumentarían la participación en el ingreso del 40% inferior de la distribución de ingresos en 2,5 puntos porcentuales.
Además, los efectos inducidos de las pensiones básicas reduciría la brecha de género en los ingresos procedentes del trabajo en 3,6 puntos porcentuales, equivalente al progreso registrado en
el mundo en los últimos quince años.