La historia que quedó plasmada alguna vez en Ciudad Nueva, parece acercarse a su fin. Las emblemáticas edificaciones que distinguían el lugar, se caracterizan hoy por el deterioro, perdiendo la belleza y el encanto de esa patriótica demarcación.
En un recorrido por las principales vías de Ciudad Nueva, periodistas de Listín Diario observaron que las calles que años atrás sirvieron de plataforma de lucha por la democracia, no son ni la sombra de lo que eran 40 años atrás.
Las viviendas ubicadas en las calles Palo Hincado, Las Mercedes, José Reyes, Padre Billini, Santomé, Beller, Sánchez, entre otras, acusan una falta de restauración que advierten quienes se desplazan por el sector.
Un total de 37 casas figuran con carteles informando su venta y otras 23 están abandonadas. De la que se encuentran bajo venta, aun son ocupadas por inquilinos.
La venta masiva de las edificaciones enciende las alarmas sobre cuál podría ser la causante de que los propietarios quieran despojarse de sus moradas, las que se ubican en un área céntrica. A simple vista, las residencias han perdido su esplendor, su estructura está desfasada, la pintura se ha desgastado.
En la que fuera una de las primeras vías de América, Las Mercedes, 13 casas o locales están en venta, comparada al resto, esta cifra es elevada. A esto se le suma los edificios y domicilios en desuso.
A pocos metros de la Iglesia Nuestra Señora de Las Mercedes, se encuentra un edificio de tres niveles, caracterizado por su falta de cuidado, adornado por las palomas que se asientan en sus balcones y árboles que han emergido desde la tierra acumulada en su interior.
La edificación está inhabitada, ocupando un espacio en Las Mercedes, vía donde si hacemos un recorrido por la historia dominicana y nos encontraremos con emblemáticas obras arquitectónicas que datan desde la época colonial como la Casa de los Jesuitas, Casa de Juan de Villorria, El Museo de las Casas Reales y Casa de las Gárgolas.
Cada punto de Ciudad Nueva es parte de la semblanza quisqueyana, como la calle Palo Hincado que ha sido testigo de cruciales momentos para forjar la patria dominicana, como la memorable Puerta de la Misericordia, donde Ramón Matías Mella disparó el legendario trabucazo y dio inicio a lo que fue la independencia nacional.
Las luces históricas que alumbraban la calle Palo Hincado se desvanecen, unas seis casas que datan de muchos años se encuentran abandonadas.
Asimismo, otros habitáculos están desaliñados, con las ventanas quebradas, puertas de madera cayendo a pedazos.
Entre todas las de Palo Hincado, se distingue una vivienda arrabalizada desde hace unos años, que se destaca por los grafitis que han decorado su interior y por la peste que arropa al que circula por sus alrededores; el interior de la morada se ha convertido en un depósito de desechos y la fetidez de la orina y las heces fecales inundan la vía.
Causas del deterioro
Al conversar con los moradores, estos explicaron una de las razones por las que hay tantas casas en venta o en deterioro, asegurando que la situación va más allá de los propietarios o inquilinos.
“Aquí no se puede hacer remodelación, porque esto está dentro de Patrimonio Cultural y eso ha dificultado que se pueda hacer algún arreglo, porque también puede ser muy costoso”, expresó un señor, quien prefirió reservar su identidad.
El caballero indicó que otras variantes que la mayoría de personas que se han radicado en la zona, están bajo contrato de alquiler y como las casas no pertenecen a ellos, no les queda más que conformarse con lo que le rentan.
“A veces los dueños quieren arreglarlas (las casas), pero al ser muy elevado el costo, deciden vender”, apuntó.
Los oligarcas trujillistas se fueron
El señor también manifestó que “aquí pasó lo mismo que en Gascue, que la oligarquía trujillista que vivía en ambos sectores, se fueron y abandonaron esto”.
Lo cierto es que no solamente viviendas corrientes han sido afectadas, las casa que algún día albergaron a personajes importantes de la historia dominicana han llegado a un descuido, que hasta han sido vandalizadas en su exterior.
La calle 19 de Marzo, hoy cuenta con establecimientos comerciales entre ellos renombrados restaurantes, pero también sitúa la casa donde nació el padre Francisco Xavier Billini.
La edificación tiene una placa distintiva, pero su exterior está antiestético, el moho es visible en las paredes y una macha enorme de pintura roja da un toque a la irresponsabilidad que opera respecto a conservar la historia del país. Ahí también está la casa donde vivió y murió el escritor e historiador dominicano, Emiliano Tejera, arropada por la suciedad y un descuido enorme. Dejando a la expectativa, a quien se interese en aprender sobre la historia del país, lejos de ser, lo que fue un día: un hogar.
De lado, sigue la vivienda donde nació el periodista e historiador José Gabriel García, no tan aberrante como la de Tejera, pero su exterioridad denota desatención.
Existen decenas de viviendas en Ciudad Nueva que vieron nacer, crecer o morir a relevantes políticos, escritores e historiadores, no obstante, carecen del esmero por conservar la historia, el orden, la belleza de esos edificios y su fácil acceso.
Localizada en la calle Beller, nos topamos con una vivienda de dos niveles, el segundo piso se veía despoblado y sus rejas estaban oxidadas. En esta morada, nos enteramos de una de las razones por las que cierta cantidad de casas fueron dejadas a su suerte.
Según narró una lugareña, la dueña de la morada vivía sola y falleció, sin embargo, los hijos llevan meses bajo un proceso legal que les ha complicado conseguir el título de la casa. Ante esto, a los propietarios, atados de manos, han dejado a su suerte lo que fue el hogar de su madre.
“Ellos quieren recuperar la casa para venderla”, apuntó quien era la vecina de la fenecida.
Más adelante, específicamente en la Beller con calle El Número, hay una casucha de madera vieja en deterioro. Desde las afueras, se perfila como una de las tantas que han sido abandonadas en Ciudad Nueva, empero, al acercarse sus puertas se encuentra una señora, en silla de ruedas, con una pierna amputada y una cálida sonrisa.
Alida Peña, de 90 años, mostró la otra cara de las casas deterioradas en el sector, pues donde vive está a punto de caerse a pedazos, forrada de un zinc maltratado y con enormes agujeros.
En el interior, una parte del piso es tierra y pocos metros conforman su habitación y sala con escasas pertenencias. Con 90 años, su memoria permanece intacta, pues contó que reside allí desde hace más de 55 años, donde vivió con su fenecido esposo y procrearon tres hijos, de los cuales uno murió.
Sumergida en la pobreza, Peña narró que su hogar fue destechado por una tormenta que afectó sus ajuares, por lo que su hija, quien vive con ella y lleva el sustento, decidió utilizar sus ahorros para iniciar el remozamiento de la casa.
A inicio del proceso, el sueño de tener una vivienda digna se alejó, la salud de Alida se vio afectada por la gangrena, provocando la amputación de su pierna derecha. El dinero de la remodelación se gastó en la salud.
El escenario en que vive la señora, es infausto. Su larga edad y sin poder hacer mucho, tiene que enfrentarse al día a día mientras su hija trabaja e intentar sobrevivir como pueda en un espacio poco salubre para alguien de su edad.
“Mi hija tiene que trabajar para sostenerme. Solamente una medicina para mantenerme la sangre licuada cuesta 6,000 pesos”, apuntó la dama.
Expresó que las lluvias causan estragos en su hogar, pues las fuertes goteras se vuelven un martirio.
“El agua entra de manera torrente, gracias a Dios que en el ladito que yo duermo no hay goteras”, dijo apuntando a su pequeña cama.
Como la de doña Alida, existen decenas de casas en Ciudad Nueva que están al borde del colapso y como los propietarios carecen de recursos económicos, les impide embellecer sus viviendas, así como disfrutar de un hogar digno para vivir.
Ciudad Nueva es un emblema de República Dominicana, la cual alberga diferentes épocas de nuestra historia, con un valor innombrable en sus infraestructuras y actualmente, posee relevantes atractivos turísticos.
Con los años, ha ido experimentando cambios, convirtiendo sus calles en importantes atractivos empresariales o turísticos, sin embargo, poco se habla de aquello que peligra y ha sido olvidado por las autoridades.