Israel volvió a bombardear el lunes el suburbio sur de Beirut y anunció que golpeó unos 300 objetivos de Hezbolá en 24 horas en Líbano, en una guerra sin cuartel a la cual Estados Unidos instó a poner fin «lo antes posible».
En este contexto, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, estará el martes en Israel y el miércoles en Jordania para intentar reimpulsar las negociaciones para un alto el fuego en Gaza y contener una escalada regional.
El ejército israelí afirmó que Hezbolá disparó el lunes unos 170 proyectiles desde Líbano hacia Israel y la milicia libanesa proiraní dijo haber atacado una base israelí de inteligencia cerca de Tel Aviv.
La agencia de noticias oficial libanesa (Ani) reportó trece bombardeos en los suburbios del sur de Beirut el lunes por la noche después de que el ejército instara a los residentes de varios distritos a evacuar las zonas.
Rescatistas vinculados a Hezbolá indicaron a la AFP que al menos tres personas murieron en el barrio de Ouzai y que estaban buscando supervivientes. «No dejaron margen para que la gente pudiera escapar. El ataque se produjo poco después de la advertencia», declaró uno de ellos.
Otras cuatro personas, entre ellas un niño, murieron en otro bombardeo cerca del mayor hospital público de Líbano, indicó el Ministerio de Salud libanés.
Esta fuente había reportado anteriormente seis muertos, incluido otro niño, en la ciudad de Baalbek, en el este del país, además de cuatro rescatistas muertos en las últimas 24 horas en el sur en bombardeos israelíes.
«Lo antes posible»
En una visita a Beirut, el enviado estadounidense Amos Hochstein afirmó que Washington trabaja por poner fin «lo antes posible» al conflicto entre Israel y Hezbolá.
Hochstein aseguró que la resolución 1701 de la ONU, que puso fin en 2006 a la guerra entre Israel y Hezbolá, debería ser la base para un nuevo alto el fuego, pero que ninguna de las partes «hizo nada para implementarla».
Según la resolución 1701, solo el ejército libanés y la fuerza de mantenimiento de la paz de la ONU, la Finul, pueden desplegarse en las zonas al sur del río libanés Litani, cerca de la frontera israelí.
A pesar de esa resolución, Hezbolá sigue presente en el sur de Líbano, e Israel – en paralelo a su guerra contra el movimiento palestino Hamás en la Franja de Gaza – lanzó una ofensiva terrestre el 30 de septiembre, una semana después de iniciar bombardeos masivos contra la formación libanesa.
Ataques contra la financiación de Hezbolá
El ejército israelí dijo haber golpeado el lunes unos 30 objetivos relacionados con la organización financiera Al Qard Al Hasan, vinculada a Hezbolá, a la que Israel acusa de financiar el armamento del grupo.
Entre esos objetivos había un búnker que contenía «decenas de millones de dólares» en efectivo y oro, agregó.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos condenó el lunes los «daños considerables a instalaciones civiles» por estos bombardeos contra Al Qard Al Hasan.
Esta institución está sancionada por Estados Unidos, que acusa a Hezbolá de utilizarla como tapadera de las actividades financieras del grupo y acceder al sistema financiero internacional.
Además, el ejército israelí explicó que habían «eliminado» en Siria a un alto comandante de Hezbolá encargado de una parte importante de la financiación del movimiento islamista libanés.
Sus tropas prosiguieron también las operaciones terrestres en el sur de Líbano, con el objetivo de permitir que unos 60,000 israelíes desplazados por los disparos de proyectiles del grupo chiita puedan volver a sus casas.
Al menos 1,489 personas han muerto en Líbano desde el 23 de septiembre, según un recuento de la AFP basado en datos oficiales. A mediados de octubre, la ONU contabilizó cerca de 700,000 desplazados.
En Siria, el gobierno afirmó que dos civiles murieron en un ataque aéreo israelí contra un distrito de embajadas de la capital, Damasco.
Según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), en las inmediaciones se celebraba una ceremonia en memoria del dirigente de Hamás Yahya Sinwar, asesinado por soldados israelíes en Gaza el 16 de octubre.
Dos fuentes de Hamás indicaron que el movimiento islamista palestino será dirigido temporalmente por un comité con sede en Catar.
«Moriremos de hambre»
Los enfrentamientos a ambos lados de la frontera libanesa comenzaron después del ataque de Hamás contra Israel del 7 de octubre de 2023, que resultó en la muerte de 1,206 personas, en su mayoría civiles, según un recuento basado en cifras oficiales israelíes y que incluye los rehenes que murieron en cautiverio en Gaza.
De las 251 personas secuestradas durante el ataque, 97 permanecen cautivas en Gaza, de las que 34 fueron declaradas muertas por el ejército.
El ataque desencadenó la guerra en Gaza que ha matado a 42,603 personas, en su mayoría civiles, según datos del Ministerio de Salud en el territorio dirigido por Hamás, unas cifras que la ONU considera confiables.
El 6 de octubre, Israel lanzó una importante campaña aérea y terrestre en el norte del territorio palestino con el objetivo, según su ejército, de evitar que los combatientes de Hamás se reagrupen.
Según la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, la UNRWA, al menos 400,000 personas están atrapadas en el norte del territorio palestino.
«Si no morimos por los bombardeos y los disparos, moriremos de hambre», declaró Umm Firas Shamiyah, residente desplazada de 42 años, exigiendo que se envíe ayuda al norte.