A lo largo de las décadas, numerosos intérpretes con trayectorias brillantes que, a pesar de haber entregado actuaciones memorables en la pantalla grande, nunca han sido galardonados con la estatuilla dorada del Premio Oscar que cada año otorga la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas.
La lista es larga: Glenn Close, Amy Adams. Bradley Cooper, Edward Norton, Samuel L. Jackson, Sigourney Weaver, Tom Cruise, Johnny Depp, Michelle Pfeiffer, Willem Dafoe, Ralph Fiennes, Ian McKellen, Michelle Williams y Annette Bening son casos notables.
Este fenómeno ha generado debate entre críticos y cinéfilos sobre los criterios de selección de la Academia y la naturaleza subjetiva de estos premios. ¿Es el Oscar realmente la medida definitiva del talento y el impacto de un actor en la industria? ¿O es simplemente un reflejo de circunstancias y preferencias momentáneas dentro de Hollywood?
Actores contemporáneos sin un Oscar
A lo largo de las décadas, algunos de los actores más influyentes de la actualidad han acumulado múltiples nominaciones sin conseguir la victoria.
Glenn Close es uno de los casos más emblemáticos, con ocho nominaciones y ningún premio.
Su capacidad de transformación y su compromiso con cada papel la han convertido en una de las actrices más respetadas de su generación, y sin embargo, la estatuilla dorada le sigue siendo esquiva.

Otro caso notable es el de Amy Adams, quien ha sido nominada en seis ocasiones. Desde Junebug hasta Arrival, pasando por American Hustle y The Fighter, ha demostrado una versatilidad impresionante, pero la Academia aún no ha reconocido su talento con un premio.

Bradley Cooper es otro nombre que sorprende en esta lista. Con nueve nominaciones, que incluyen actuación, dirección y producción, ha demostrado ser uno de los artistas más completos de la industria.
Su trabajo en A Star Is Born y Silver Linings Playbook lo posicionó como uno de los favoritos en sus respectivas ediciones, pero el Oscar se le ha escapado repetidamente.

Otros nombres que destacan son Edward Norton, Samuel L. Jackson, Sigourney Weaver, Tom Cruise, Johnny Depp, Michelle Pfeiffer, Willem Dafoe, Ralph Fiennes, Ian McKellen, Michelle Williams y Annette Bening.
Todos ellos han entregado interpretaciones icónicas, han marcado el cine con su presencia y, aun así, han sido ignorados en la categoría de Mejor Actor o Mejor Actriz.

Leyendas del cine
No es un fenómeno exclusivo de la era moderna. Muchas leyendas del cine clásico tampoco lograron llevarse un Oscar en competencia, a pesar de haber construido carreras que definieron la industria.
Richard Burton, por ejemplo, fue nominado siete veces sin ganar. Su talento era indiscutible, pero la Academia nunca le otorgó el reconocimiento máximo.
Natalie Wood, una de las actrices más queridas del Hollywood dorado, fue nominada en tres ocasiones sin éxito.
Su trabajo en películas como Splendor in the Grass y West Side Story la convirtió en un ícono, pero el Oscar nunca llegó.
Otros nombres como Steve McQueen, Ava Gardner y Montgomery Clift también forman parte de la lista de actores que, a pesar de haber dejado huella en la historia del cine, nunca recibieron un Oscar en sus respectivas categorías.
El caso de Peter O’Toole: el eterno nominado

Uno de los casos más notorios en la historia de los Oscar es el de Peter O’Toole, quien falleció el 14 de diciembre de 2013.
Conocido por su papel en Lawrence of Arabia, fue nominado en ocho ocasiones y nunca ganó.
Su rango interpretativo, su presencia en pantalla y su capacidad para dotar de profundidad a cada personaje lo convirtieron en uno de los actores más respetados de su tiempo.
En 2003, la Academia decidió entregarle un Oscar honorífico en reconocimiento a su carrera. Inicialmente, O’Toole rechazó el premio, argumentando que todavía tenía la esperanza de ganar uno en competencia.
Sin embargo, finalmente aceptó el galardón, sellando su legado como uno de los más grandes actores que nunca ganó un Oscar competitivo.
El Oscar: ¿Símbolo de talento o reflejo de circunstancias?
La ausencia de un Oscar en la carrera de estos actores plantea preguntas sobre la verdadera naturaleza del premio.
A lo largo de los años, se han registrado múltiples ocasiones en las que grandes intérpretes han sido ignorados en favor de elecciones más seguras o impulsadas por la narrativa de la temporada de premios.
Uno de los problemas más evidentes es la tendencia de la Academia a premiar a los actores por su «momento» en lugar de reconocer sus mejores actuaciones.
En muchas ocasiones, un actor puede ser ignorado por su mejor papel, solo para ganar años después por una interpretación menos memorable.
Este fenómeno ha llevado a que algunos Oscar sean percibidos como premios de consolación más que como reconocimientos merecidos.
Además, el componente de la política interna de Hollywood influye en los resultados.
Las campañas de promoción, la popularidad del actor en la industria y el apoyo de los estudios pueden determinar quién gana y quién se queda con las manos vacías.
Esto significa que, en ocasiones, actores de gran talento pueden ser ignorados simplemente porque no contaban con el respaldo adecuado en el momento de la votación.

injusticias notorias en la historia de los Oscar
A lo largo de los años, ha habido múltiples ejemplos de actores que fueron ignorados a pesar de haber entregado actuaciones magistrales.
Uno de los casos más sonados fue el de Al Pacino, quien tuvo que esperar hasta «Scent of a Woman» para ganar su primer Oscar, a pesar de haber entregado interpretaciones superiores en The Godfather, Serpico y Dog Day Afternoon.

Otro caso emblemático es el de Leonardo DiCaprio, quien pasó años como el eterno nominado hasta que finalmente ganó en 2016 por «The Revenant».
Si bien su actuación en esa película fue destacada, muchos argumentan que debió haber ganado años antes por películas como The Wolf of Wall Street o The Aviator.
Más allá de la estatuilla
La historia de los Oscar está llena de talentos que, a pesar de no haber ganado la estatuilla dorada, han dejado una marca indeleble en el cine.
Estos actores nos recuerdan que, si bien los premios son significativos, el verdadero legado de un artista no se mide en trofeos, sino en la calidad de su trabajo y en el impacto que deja en la audiencia y la industria.
Ganar un Oscar puede ser un gran honor, pero no define la grandeza de un actor.
Lo que realmente importa es la capacidad de emocionar, inspirar y desafiar al público con interpretaciones memorables.
Y en ese sentido, muchos de los actores que nunca han ganado un Oscar han logrado algo aún más importante: la inmortalidad en la historia del cine.