Quince años de unión, dos hijos y la fortuna de haber compartido una vida con una persona maravillosa, excelente madre y esposa es el consuelo del que se sostiene Álex de León, esposo de Sulay Heredia Sena, quien falleció la madrugada del martes 8 de abril en el colapso del techo de la discoteca Jet Set.
Sulay Heredia tenía 45 años al momento del desplome. Madre de dos niños, de 9 y 15 años, y se desempeñaba como asistente administrativa, salió el lunes 7 de abril a compartir con tres amigos y a disfrutar del repertorio del merenguero Rubby Pérez, pero al igual que dos de sus amigas, no logró zafarse de ese trágico final.
“Álex, Sulay no me coge el teléfono”, fueron las palabras que pondrían en alerta a Álex el martes a las 5:00 de la mañana, mientras todavía se encontraba somnoliento al tomar esa llamada que vendría de parte de una amiga mutua de la pareja.
“En sueño, todavía me quedo preguntándole a ella de qué tú me hablas. Ella me dice: ‘No, que pasó esto en el Jet Set’. Y ahí yo me levanto, no la veo en la cama, y usualmente ella iba y se acostaba en el cuarto de mi niño, y estaba esperando que ella estuviera ahí, pero cuando abrí la puerta, no estaba, solo estaba mi niño chiquito”, explicó de León.
El impacto
Pero no fue hasta el momento de presentarse en la zona cero de la tragedia que Álex conectó con la realidad de la que formaba parte también su esposa.
“Al principio me dicen las amistades que hay hospitales que tienen cuerpos que no están identificados, pero todavía yo pienso que ella tuvo un accidente y se la llevaron al hospital”, narra.
Y prosigue: “Yo no sabía que había tantas personas muertas; yo pensé que fue que pasó algo y todo el mundo estaba en un hospital. Para mí todavía era como un sueño hasta que yo fui al lugar (zona cero) y ahí fue que vi la realidad. Cuando yo llego al Jet Set y veo eso, yo me digo: ella no va a salir de ahí”.
“Eso estaba todo derrumbado, era un caos, la gente quería saber lo que estaba pasando y lo único que uno miraba era el personal tratando de ayudar”, relató.
Pero a pesar de tener frente a él un escenario trágico y poco esperanzador, Álex seguía con la esperanza de que Sulay podría salir de allí con vida.
“Vi a un señor moreno salir, estaba frente de mí, las esperanzas me volvieron de nuevo y sacaban más muertos y más muertos”, dice.
Tres días después
“Vi a una señora embarazada que salió también, que hasta me dio alivio. Dije: ay Dios mío, Señor, por favor, que salgan más personas», pero por un vivo, salían 20, 30, 50 muertos… El jueves yo salí de allá a las 11:00 de la noche y yo vi a una señora salir de ahí caminando, y ahí yo dije: ¡Wao, qué milagro!

Fue el viernes 11 de abril de esa semana que de León confirmó definitivamente el fallecimiento de su esposa.
De cuatro personas que salieron a disfrutar de ese lunes merenguero, José Luis Herrera fue el único sobreviviente del grupo. Sulay y sus amigas Yeraldine Rodríguez y Nelcida Melo perdieron la vida.
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Convivir con la ausencia
Aunque algunos días parezcan normales, y otros no tanto, Álex y sus dos hijos aprenden a convivir con la ausencia de una pieza clave en su familia, con ayuda de familiares, amigos y atención psicológica.
“Hay días donde todo parece tranquilo, pero hay días donde uno se pone a llorar por la rabia y la impotencia de lo que está pasando, y cosas que pudieron no pasar, pero… Dios sabrá”, expresó Álex.
La conexión
El 1997 fue el año que conectó a Álex con Sulay, “el amor de su vida”, como él mismo la definía con los ojos brillosos mientras se sonrojaba.
Ahora, tras quince años de unión, persiste su amor en el tiempo.
Juntos, físicamente, tenían 15 años. “A ella yo la conozco, como dice Sergio Vargas: 1997. Nos conocimos en un trabajo… es como que el destino nos juntó, porque yo la conozco y ella me gustó, pero por desgracia yo salgo de la compañía”, dice.
Agrega que se dejaron de ver un año y medio “y yo estaba haciendo una diligencia y ella fue la que me atendió. Y ahí empezamos a ser amigos nuevamente hasta que finalmente me dijo un sí, pero las cosas no fueron color de rosas y rompimos. (Pero) había algo que nos llevaba de nuevo y luego de un tiempo regresamos”, dijo.