Este mensaje le fue transmitido el pasado sábado, por el empresario Manuel Corripio a 1,326 nuevos profesionales que recibieron sus diplomas en la septuagésima graduación de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), en el Puerto de Sans Souci.
Corripio además, los motivó a continuar aprendiendo y no dar por sentado que, una vez graduados, su camino termina.
“Hoy se gradúan, pero el aprendizaje de vida no termina nunca. Mantengan una curiosidad nunca satisfecha, conserven capacidad de asombro ante lo nuevo y flexibilidad de adaptación a nuevas realidades”, instó el presidente de Editora Listín Diario y miembro de la Junta de Directores de la PUCMM.
Al considerar que la vida se trata de cambios y evoluciones constantes, recomendó mantener siempre la capacidad de hacer preguntas y respuestas para adquirir mayor conocimiento, utilizando valores como la humildad y determinación para continuar en lo que describió como un “ciclo interminable”, donde las preguntas siempre serán más que las respuestas. Citando al escritor y humorista americano del siglo XIX, Mark Twain, con su célebre frase “Hay solo dos momentos verdaderamente importantes en la vida de cada persona: el día que nace y el día que descubre para qué lo hizo”, destacó cómo el segundo momento se construye con preguntas y acciones que formarán a la persona.
Para algunos este momento puede tardar más tiempo en llegar, pero lo necesario es no desesperarse ni posponerlo, sino buscarlo de manera incesante y esta respuesta llegará a su debido tiempo.

“No se inquieten, pero tampoco pospongan. El tiempo es lo único que, malgastado, no podrá ser recuperado. Pregúntenselo incesantemente, que la respuesta correcta oportunamente llegará si las preguntas persisten”, sostuvo.
El arte de los límites
Advirtió sobre la importancia de decir “NO” y no sentir extrañeza cuando la angustia se presente ante estos límites marcados, pues con estas decisiones se implicarán renuncias y abandonos importantes para construir a la persona que querrán ser.
Estableció que decir no a lo que te distraiga de tu verdadero propósito; no a sustituir deseo con conveniencia, no a la insensatez, la injusticia, el abuso; no a complacer a la mayoría traicionando tus principios; no al poder que no te corresponde; no a los éxitos que no te merezcas serán fundamentales en la vida diaria y formarán el carácter para retos venideros haciéndolos con tacto y sin culpas.
“El NO es un acto de valentía, requiere esfuerzo, discernimiento y cierta reciedumbre de carácter. A veces optamos por dar un sí disfrazado, sin convencimiento, uno que no queremos, que no nos conviene y que de antemano sabremos que no cumpliremos”, afirmó el también vicepresidente del Grupo Corripio, aludiendo a que, una vez dominado este arte, será más fácil llegar a los “sí” que correspondan.
Para alcanzar el éxito
Manuel Corripio enfatizó que el éxito debe ser sustentado sobre la base del esfuerzo y nunca dar por sentado que este será merecido.
Alentó a los recién egresados a ser honestos y no tomar atajos para alcanzar sus objetivos, pues este muchas veces conlleva un esfuerzo mayor.
Este debe ser merecido por el trabajo y contar con la legitimidad de honrará a los ancestros y a todas las personas que se involucraron en el proceso. Aunque el camino no será fácil, la actitud siempre deberá ser dar el todo por el todo.
“No te guardes nada. Dalo todo; que si algo fallara, no te reproches un descuido o te acose la culpa de que no hiciste todo lo que podías”, encomió con la meta de buscar la autoexigencia.
Si en algún momento el desánimo y la desilusión tomaran participación entre ellos al no ver concretadas sus metas propuestas, les recordó que no “existen planes inalcanzables. Normalmente, se trata de plazos poco realistas por no saber controlar las prisas”.
En caso de que estos fueran alcanzados y aún sobrara tiempo, Corripio planteó la importancia de establecerse nuevos retos más exigentes sin descuidar nunca los valores familiares y tradicionales que ayudarán a lograr más satisfacción en cada meta alcanzada.
A esto le añadió la necesidad de relacionarlas con algo que apasione a la persona o, en su defecto, le termine apasionando, porque de lo contrario se podría avanzar sin rumbo y actuar sin propósito, evitando lograr un estado de plenitud, el florecimiento de la humanidad o una vida aprovechada con sus virtudes.
Nada está garantizado
Pese a todo, alertó que, aun poniendo en práctica todo lo mencionado, nada está garantizado y lo único seguro será el esfuerzo puesto para alcanzar los propósitos. El fracaso estará a las puertas y es una posibilidad posible en cualquier decisión tomada, y el éxito está sujeto a ser provisional.
“Si bien pensamos que el fracaso no es definitivo. Guárdense de pensar que éxito sí lo puede ser. Pues tampoco. El éxito también puede ser provisional”, observó al aconsejar que solo el esfuerzo puede conservar la victoria.
Al reflexionar sobre la gratitud y la esperanza, recordó el privilegio que estas transmiten, donde la primera da paso a la humildad y la felicidad, mientras que la segunda permite que se tomen las riendas de su camino trazado.
Ante una vida llena de preguntas y respuestas acompañada de los valores y virtudes mencionadas, concluyó su disertación con la seguridad de que “se sentirán satisfechos y reciprocarán el sacrificio de los demás con amor, para luego sacrificarse ustedes por los que vendrán, de los que no esperarán nada más que la satisfacción de haberlos ayudado, y alcanzarán la plenitud. La suya. La Providencia los bendecirá y bendecirá sus propósitos.