El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, impuso este martes un cerco militar y policial en el departamento central de Cabañas, en una nueva ofensiva de su «guerra» contra las pandillas iniciada en marzo de 2022.
Si bien Bukele ha impuesto desde el año pasado cercos militares en ciudades y municipios como parte de su estrategia para desarticular a las temidas pandillas que controlaban gran parte del territorio nacional, esta es la primera vez que lo hace en un departamento completo.
«Desde esta madrugada, 7.000 soldados y 1.000 policías han establecido un cerco de seguridad alrededor de todo el departamento de Cabañas», escribió el mandatario en la red X, la antigua Twitter, al anunciar la operación.
«Su labor será evitar la salida de pandilleros del departamento y cortar todas las líneas de suministro de los grupos terroristas», añadió.
En las últimas semanas «producto de nuestra guerra contra pandillas, Cabañas se ha convertido en el lugar con mayor número de células terroristas, que han llegado ahí buscando sus áreas rurales para ocultarse», afirmó el mandatario.
Indicó que el cerco «se mantendrá mientras los operativos puedan extraer a todos los pandilleros».
Este martes se podía observar el desplazamiento de camiones militares cargados de soldados en calles de Tejutepeque e Ilobaso, dos de los municipios de Cabañas.
«Desde esta madrugada hemos visto presencia de militares», declaró a la AFP por teléfono Reina Navarrete, locutora de una radio del poblado de Victoria, también de Cabañas.
En diferentes carreteras de Cabañas soldados y policías procedían a detener autobuses y vehículos particulares para pedir la identificación de las personas y evitar que pandilleros «huyan» de la justicia.
Fuerzas especiales abordaron lanchas para llegar a comunidades adyacentes al lago de Suchitlán para llegar «hasta el último rincón del departamento», consignó la Policía.
LA MARA SALVATRUCHA
Cabañas tiene 150.000 habitantes y es uno de los departamentos más pequeños de El Salvador, de apenas 1.100 kilómetros cuadrados.
Se trata de una región agrícola, con cultivos de café y caña de azúcar y pequeñas explotacionas ganaderas. Su capital, Sensuntepeque, está a unos 70 km al oeste de San Salvador.
En respuesta a una escalada de 87 homicidios en un fin de semana de marzo de 2022, el mandatario salvadoreño lanzó su guerra contra las pandillas, al amparo de un régimen de excepción aprobado por el Congreso pero cuestionado por organizaciones de derechos humanos.
Desde entonces han sido detenidos casi 72.000 presuntos pandilleros.
«Nuestros agentes están desplegados para desmantelar lo que resta del programa Cabañas de la MS-13», señaló la Policía en su cuenta de X.
El director de la Policía, Mauricio Arriaza, dijo en X que «los remanentes» de la Mara Salvatrucha «atentaron» en la zona contra dos agentes que resultaron lesionados el domingo y que «ya están fuera de peligro».
Para dar seguimiento a la operación, las autoridades, según Arriaza, montaron un «centro de operaciones» en el área de Cabañas.
El ministro de Seguridad, Gustavo Villatoro, prometió que en la zona «no quedará ni uno solo» de los pandilleros.
«La meta es clara, limpiaremos por completo El Salvador de las pandillas», escribió en X.
La Mara Salvatrucha y la Barrio 18 son las pandillas más numerosas en el país.
RESPETO DE DERECHOS HUMANOS
El coordinador de la ONG Comisión de Derechos Humanos de El Salvador, Miguel Montenegro, señaló que es «demasiado operativo» por el número de militares y policías enviados a la zona para la captura a unas pocas personas que puedan pertenecer a pandillas.
«Lo importante es que se garantice respeto pleno de los derechos humanos de la población», declaró Montenegro a la AFP, tras indicar que en el marco del régimen de excepción «se han detenido inocentes».
Montenegro recordó que en Cabañas hay comunidades que sufrieron el «trauma» de la guerra civil (1980-1992) y que este martes amanecieron militarizadas, como Santa Marta, donde uno de sus habitantes, que no quiso revelar su identidad, expresó a la AFP su «temor» por lo que pueda suceder.