Los equipos de rescate se movilizaron este lunes con presteza para acudir en ayuda del territorio francés de Mayotte tras el paso del devastador ciclón Chido por este archipiélago del océano Índico, donde las autoridades temen «centenares» de muertos.
Hasta el momento se han registrado oficialmente 21 muertos en el hospital, pero el prefecto creó una «misión de búsqueda de muertos».
Las imágenes de Mayotte muestran escenas de devastación con casas reducidas a escombros. Los rescatistas centrarán inicialmente sus esfuerzos en la búsqueda de supervivientes y en proporcionar agua y alimentos.
El presidente Emmanuel Macron anunció que viajará a Mayotte «en los próximos días» y que decretará un duelo nacional frente a esta «tragedia».
Chido, el ciclón más destructivo en Mayotte desde hace 90 años, estaba acompañado de vientos de al menos 220 kilómetros por hora, cuando azotó el sábado este archipiélago situado al este de Mozambique.
Además, unas aguas del océano Índico especialmente cálidas alimentaron este ciclón «excepcional», explicó a AFP el meteorólogo François Gourand, del servicio meteorológico Météo France.
Esta catástrofe es la última de una serie de fenómenos meteorológicos extremos este año y, para el gobierno de Brasil, pone de manifiesto la necesidad de que los países redoblen «sus esfuerzos» en la lucha contra el cambio climático.
«Es una locura. Estamos completamente aislados del mundo», dijo a AFP Antoy Abdallah, habitante de Tsoundzou. «No tenemos acceso a ninguna información, ni radio, ni internet, ni teléfono», agregó este hombre de 34 años.
– Comité de crisis –
El presidente francés, Emmanuel Macron, convocó a una reunión de crisis en París para abordar la emergencia, que su primer ministro, François Bayrou, decidió seguir a distancia. Al no dimitir como alcalde de Pau, en el sur del país, debía presidir un consejo municipal.
El ciclón provocó importantes daños en el principal hospital, «especialmente en las unidades de cirugía, cuidados intensivos, maternidad y urgencias», y dejó centros de salud no «operativos», según la ministra de Salud, Geneviève Darrieussecq.
La torre de control del aeropuerto registró importantes daños, por lo que la reanudación de los vuelos comerciales no se espera antes de «10 días», según una fuente de la prefectura local.
Chido provocó además el corte del suministro de electricidad y comunicaciones, así como una interrupción en el de agua potable, un problema en Mayotte incluso en tiempos normales que ahora se convirtió en una prioridad.
«Hay que restablecer el agua y la electricidad», indicó Youssouf Ambdi, alcalde de la localidad de Ouangani, quien teme un «drama sanitario», ya que «la gente va a buscar agua al río».
– «Centenares» de muertos –
«Se necesitarán días y días para tener» un balance, advirtió el ministro del Interior, Bruno Retailleau.
El prefecto local François-Xavier Bieuville indicó el domingo que podrían ser «varios centenares» o incluso «algunos miles».
Las autoridades temen que muchas personas sigan atrapadas bajo los escombros en zonas inaccesibles o muy pobladas, como en las colinas de la capital, Mamoudzou.
La abrumadora mayoría de la población de Mayotte es musulmana y la tradición religiosa dicta que los cadáveres deben ser enterrados rápidamente, por lo que algunos nunca serán contabilizados.
Mayotte es el departamento más pobre de Francia y se calcula que un tercio de la población vive en tugurios, cuyas endebles casas con tejados de chapa ofrecen escasa protección contra la tormenta.
La evaluación del número de víctimas se complica aún más debido a la inmigración irregular procedente especialmente de la vecina Comores, que decretó una semana de duelo nacional.
Mayotte tiene oficialmente 320,000 habitantes, pero se calcula que habría entre 100,000 y 200,000 personas más, según esta fuente, precisando que pocos de ellos acudieron a los refugios previstos por miedo a ser controlados.
– Refuerzos militares –
La isla francesa de La Reunión, a 1.400 kilómetros de Mayotte, se convirtió en un centro de operaciones.
Desde allí, se prevé el envío por mar y aire de equipos y personal médico y de rescate. Un total de 800 efectivos de la seguridad civil francesa se enviaron como refuerzo, junto a un hospital de campaña.
El ministro de Defensa, Sébastien Lecornu, anunció que ya hay «más de 650 militares» desplegados, contingente que reforzarán «en las próximas horas y días».
Las autoridades desplegaron además unos 1,600 policías y gendarmes para evitar «los saqueos», según el prefecto.
«Todo el mundo teme los saqueos, sobre todo la gente cuyas casas quedaron destrozadas», aseguró Tanya Sam Ming, habitante de las afueras de Mamoudzou.