Lo usual en el béisbol es que un pelotero llame la atención de los scouts por su talento, su físico o su proyección.
La historia de Ismael Munguía rompe ese molde. El nicaragüense no era el objetivo del tryout en el que terminó siendo firmado, de hecho, ni siquiera figuraba entre los peloteros que se esperaba observar ese día.
“Ese tryout literalmente no era para mí, yo estaba ahí básicamente para completar el equipo”, dijo Mungía al Listín Diario.
En el día que terminó cambiándole la vida, los scouts habían ido realmente a observar a Bismack Rivera, Benjamín Pasos, Leonardo Ortiz y Benjamín Alegría.
Munguía solo estaba ahí para completar la novena, pero su juego lo volvió imposible de pasar por alto. Terminó siendo el único firmado del tryout, consiguiendo un bono de 22 mil dólares con los Gigantes de San Francisco.
Lejos de pensar en él, decidió hacerlo en su familia, ya que lo primero que hizo fue construir una casa para su familia, e invertir unos tres mil dólares en la deteriorada salud de su padre.
La conexión con su papá
Su adolescencia estuvo marcada por rechazos deportivos motivados por su tamaño. En las academias no lo querían ver y en los programas muchas veces lo dejaban fuera.
Aun así, su homónimo padre tocaba puertas y prácticamente rogaba para que lo vieran jugar.
“Siempre me decían que era muy pequeño, pero cuando entraba al terreno, todo cambiaba. Siempre salgo a darlo todo, a ganar, a competir como un fajador”, sostuvo Mungía.
Ese amor con su padre no es casualidad. Ha sido su protector, su entrenador, su consejero y su sombra positiva desde los ocho años.
De hecho, él sigue a su lado todavía hoy, incluso ahora que Munguía tiene 27 años, no como una forma de dependencia, sino como compañía.
“Donde yo esté, él está. Siempre estamos juntos, incluso ahora mismo está en el país conmigo. Mi papá sabe mucho de la vida, tiene mucha experiencia, por lo que estar con él es como tener una lámpara que te alumbra por donde caminas”, añadió el nicaraguense.
Su hijo
Munguía es padre de un niño de seis años que define como su motor y su razón de ser. Sin embargo, esa misma paternidad también le pesa en el corazón cada vez que debe ausentarse para cumplir con su carrera.
“Quisiera que él me vea un día yéndome de 4-4 o siendo el héroe de un partido, pero son sacrificios que uno debe hacer por el bien de la familia”, enfatiza Mungía.
Estrellas Orientales
Munguía vive actualmente su segunda campaña con las Estrellas Orientales en la Liga Dominicana de Béisbol (Lidom), consolidándose como un refuerzo eficiente.
El año pasado fue una de las sensaciones del equipo y ese rendimiento le valió firmar un contrato de liga menor con los Yankees de Nueva York, con invitación a los campos de entrenamientos.
En esta temporada ha vuelto a responder, batea .324, con u OBP de .433, 14 anotadas, 10 empujadas, tres dobles y dos triples.