“Atrapado sin salida” O “Alguien voló sobre el nido de los cucos“es la película que marcó a un actor que después fue tipificado como el divino loco de la pantalla: Jack Nicholson. Por este trabajo logró una actuación que le valió su primer Oscar y el film está integrado por un elenco y un argumento que conllevó a la obtención de cinco (5) premios importantes de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográfica de los Estados Unidos.
La trama se centra en un individuo que ha sido acusado de estupro en varias ocasiones y que en base a su “ aparente desequilibrio mental “ es evaluado para ser ingresado en un Hospital Psiquiatrico con la finalidad de querer evadir la prisión. Piensa que será mejor estar en el hospital que en la cárcel.
Sin embargo, no hay peor prisión que aquella donde se limite su capacidad de soñar. Randall McMurphy es el personaje que interpreta Jack Nicholson y su contagioso sentido de la anarquía va a poner en riesgo la rutina del lugar y les da a los pacientes un aire de esperanza o de “libertad».
Esto va a conllevar un enfrentamiento con la enfermera Ratched encargada del pabellón quien magistralmente es interpretada por la actriz y ganadora del Oscar por esta película, Louise Fletcher.
En el transcurso de su estadía McMurphy será el causante de varios episodios en los cuales se enfrentará al poder establecido en el hospital.
El personaje que interpreta Jack Nicholson puede verse como un individuo que posee un trastorno antisocial de la personalidad, ya que se le hace difícil adaptarse a las normas sociales y evidencia signos de agresividad. Recurre frecuentemente al engaño. No mide las consecuencias de sus actos.
La obra es una fuerte denuncia del modelo de atención a los pacientes con enfermedades mentales; ya que los mismos se encuentran atrapados y no pueden salir de la cantidad de fármacos que son suministrados, y si se alteran son llevados a la sala de electroshock como única manera de doblegarlos.
Es por tal razón, que en el blog “Psicopatología y cine” se nos expresa lo siguiente: “Considero que la película es un llamado a la reflexión, ya que nos muestra ese lado humano del “paciente psiquiátrico” que si bien tiene problemas, sigue siendo una persona, sigue soñando, sigue viviendo; pues muchas veces en el ejercicio de la medicina olvidamos esto y nos limitamos a tratar enfermedades sin importar el bienestar de las personas y lo que para ellos es la felicidad.
Además, nos invita a recordar que más allá del desarrollo de la ciencia, es importante considerar la ética y el respeto por la dignidad humana, y a reconocer el punto a partir del cual dejamos de servir a las personas para servir a la ciencia, como ha ocurrido en la historia de la Medicina, especialmente cuando se habla de procedimientos como la lobotomía.”
En fin, el resultado de la lucha entre el individuo con la institución está decidido con anticipación. El protagonista ha estado en diferentes cárceles; pero la diferencia entre una penitenciaría y un hospital psiquiátrico radica en que en la cárcel hay una fecha de salida mientras que en un manicomio dependerá de los custodios que pudieran alegar si está sano o no. Cosa que quizás no podría ocurrir nunca.
Excelente cinta para personas que gustan de un drama al más alto nivel.
Curiosidades
1) Ken Kesey escribió la novela original basándose en sus experiencias en el Hospital para Veteranos de Guerra de Palo Alto, California. Él mismo escribió un primer guión que fue rechazado por el productor, Michael Douglas. Kesey quedó tan defraudado que ni siquiera quiso ver la película.
2) Las principales opciones para el papel protagonista masculino eran Marlon Brando o Gene Hackman. Ambos lo rechazaron y ambos lo lamentaron tras el tremendo éxito del filme.
3) Para el personaje de enfermera Ratched se pensó en Anne Bancroft, Geraldine Page o Angela Lansbury pero todas lo recharazon.
4) El filme se rodó en un hospital psiquiátrico en Oregón. Muchos de los pacientes que aparecen en la película eran enfermos auténticos que participaron en ella sin saberlo. Esta situación dio lugar a numerosas anécdotas ya que, a la hora de la comida, la cena o de ir a la cama, los celadores no distinguían a los pacientes de los actores. Uno de los más afectados fue Vincent Schiavelli, cuya peculiar fisonomía, unida a una acertada caracterización, hizo que lo confundieran más de una vez con uno de los internos.