El Gobierno dominicano ha adoptado en las últimas semanas duras medidas para frenar la inmigración ilegal, que afectan especialmente a los haitianos, cuyo país enfrenta una severa crisis política y de seguridad.
Las acciones, anunciadas a cuentagotas, coinciden con la ola de migrantes haitianos que recorre de punta a punta el continente americano, pero también con un polémico intercambio de declaraciones en Twitter entre el presidente dominicano, Luis Abinader, y el canciller haitiano, Claude Joseph.
El catedrático y analista internacional Iván Gatón dijo a Efe que «por primera vez» República Dominicana «está tomando con la debida seriedad» la situación en Haití, «que lamentablemente vive uno de los momentos más sombríos de toda su historia».
¿En qué consisten las medidas?
Desde emplazar a las empresas a adecuarse a las leyes laborales y de inmigración, en especial a la norma que establece que el 80 % de la mano de obra debe ser dominicana, hasta impedir el ingreso al país de mujeres embarazadas de más de seis meses, forman parte de las acciones adoptadas por el Gobierno para controlar la migración.
A estas se agregó, el pasado lunes, la decisión de suspender indefinidamente el programa especial para conceder visados a estudiantes universitarios haitianos en el país.
Mientras que este miércoles se anunció una auditoría al plan de regularización de inmigrantes, lanzado en 2013 por el Gobierno anterior, para detectar posibles irregularidades en la concesión de permisos de residencia.
Esa iniciativa benefició a 249.950 extranjeros, de los cuales 244.366 son ciudadanos haitianos que hasta entonces vivían y trabajaban en el país de forma irregular, según datos oficiales.
Todas estas medidas se suman al anuncio estrella que realizó Abinader en relación a la frontera: la construcción de una verja, cuya licitación debería de realizarse antes de acabar el año.
¿Por qué endurece las medidas República Dominicana?
El Gobierno dominicano asegura que su propósito es resguardar la soberanía, evitar que penetren las bandas haitianas en el país y frenar la inmigración, que se ha incrementado en los últimos meses fruto de la crisis haitianas.
Las autoridades dominicanas temen una oleada de migración descontrolada a causa de la fuerte inestabilidad que vive el vecino país.
En declaraciones a Efe, el jefe de la misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Haití, Giuseppe Loprete, descartó la posibilidad de una oleada «masiva» hacia República Dominicana, aunque su organización sí ha identificado un aumento de los flujos migratorios.
La cuestión de los hospitales es capítulo aparte: en el 27 % de los partos registrados en los hospitales públicos dominicanos, la madre es haitiana, según estadísticas oficiales de 2020.
El ministro de Salud Pública, Daniel Rivera, dijo este jueves que este año puede terminar con un 40 % de partos de madres haitianas, «algo que llevaría al sistema de salud a colapsar».
Reacciones encontradas
El sector político dominicano, en su mayoría, ha expresado su respaldo al presidente por las acciones para limitar la migración, pero grupos sociales han pedido reconsiderarlas, principalmente la que afecta a los estudiantes.
Abinader aseguró este miércoles que esto solo afectará a los nuevos solicitantes, aunque que no habrá renovaciones automáticas de los visados ya concedidos.
Para el sociólogo y politólogo José Antione Fiallo la crisis Haití y la relación bilateral «deben ser tratadas en un contexto más global» al margen de medidas «legales y jurídicas que no tienen nada que ver con las realidades económicas y sociales» de la isla.
Eso sí, coinciden Fiallo e Iván Gatón, la situación debe ser debatida en los canales diplomáticos y no en las redes sociales, como hicieron en los últimos días el presidente Abinader y el canciller haitiano, Claude Joseph.