En su informe sobre los resultados preliminares de la economía dominicana durante el 2021, el Banco Central indica que el producto interno bruto (PIB) real alcanzó un notable crecimiento interanual de 12.3%, en el período enero-diciembre del año pasado.
En efecto, cuando se compara el crecimiento económico del 2021 con el del 2020, que fue de -6.7%, es lógico que haya tenido ese repunte al que hace referencia la institución que dirige la política monetaria.
Pero cuando ese crecimiento del 2021 se compara, en cambio, con el del 2019, entonces la expansión del PIB, de conformidad con el Fondo Monetario Internacional (FMI), fue tan sólo de 4.7%.
Eso último lo reconoce el Banco Central en su informe. Lo dice así: “el crecimiento del PIB se situó en 4.7% del PIB en 2021 con relación al año 2019 reflejando una reactivación real de la economía dominicana en lugar de un rebote estadístico.”
Ese 4.7% de crecimiento económico, que se obtiene de comparar los resultados del 2021 con los del 2019, es lo que se conoce como crecimiento orgánico o genuino.
No hay razón, pues, en ese caso, para hacer referencia a rebote estadístico, como maliciosamente lo hace el Banco Central. Donde en realidad hay rebote estadístico es con respecto al 12.3% de crecimiento del PIB, ya que el punto de comparación es con el decrecimiento de -6.7% de la economía en el 2020.
Al ofrecer esa información, de que “la economía dominicana cerrara el año 2021 con un crecimiento de 12.3%” sin colocarla en su debido contexto, el Banco Central incurrió en una deshonestidad intelectual. Incurrió en lo que bien podría considerarse una grosera manipulación de la opinión pública nacional.
Rebote estadistico y cepal
En su balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe del 2020, la CEPAL explicó que la contracción en ese año de -6.8% del PIB, fue la peor en más de un siglo.
Frente a esa catástrofe, los gobiernos latinoamericanos respondieron de manera adecuada. Aplicaron políticas monetarias y fiscales expansivas que contribuyeron a disminuir los efectos de la crisis.
Como consecuencia de la aplicación de esas políticas de expansión del gasto público, la CEPAL señalaba en su informe que para “el 2021 se espera una tasa de crecimiento del PIB positiva, que refleja fundamentalmente un rebote estadístico…”
Con mayor claridad y de manera más detallada aún, lo expresó la propia directora ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, al hacer la presentación del referido informe. Dijo así:
“La dinámica de crecimiento de la región este año (2021), si bien responde a las mejoras en las condiciones externas y la creciente apertura de las economías, está principalmente explicada por una base de comparación muy baja, producto de la fuerte caída del 2020, que fue de -6.8%, la mayor desde 1900 y el peor desempeño entre todas las regiones en desarrollo.”
A eso agregó: “En toda América Latina, la tasa de crecimiento se explica por un efecto estadístico. En el caso de América del Sur, podemos determinar que del 5.9% de crecimiento proyectado para el 2021, “el 70% de esa cifra es por arrastre, mientras que tan sólo el 30% del dato es crecimiento genuino”.
Al formular esas declaraciones, la directora del organismo de Naciones Unidas para el análisis de la economía latinoamericana también alertó sobre la posibilidad de que una vez se esfume el efecto estadístico del 2021, el crecimiento de la región vuelva a los niveles del 2019.
Con eso quiso indicar que, para este año 2022, para América Latina y el Caribe se proyecta una disminución de la tasa de crecimiento que llegaría al 2.9% en promedio, lo que contrasta drásticamente con los altos índices de crecimiento del 2021, determinado por el rebote estadístico.
Con respecto a Colombia, por ejemplo, la CEPAL había pronosticado que ese hermano país tendría para el 2021 un crecimiento de 7.5%, de lo cual 6 puntos, o alrededor del 80%, se produciría por arrastre estadístico.
En Bolivia, la proyección inicial de un 5% de crecimiento anual se explicaría con relación a un rebote estadístico. Lo mismo en México, donde la proyección de crecimiento de 6.2%, estaría impulsada por un incremento del consumo, el impulso de su principal socio comercial, Estados Unidos, el envío de remesas y, naturalmente, por un arrastre o rebote estadístico. Y así, en todas partes.
La manipulación
En los análisis económicos es parte de la sabiduría convencional establecer el efecto base para la medición del crecimiento de una economía determinada. En otras palabras, el punto desde el cual se inicia la medición influye, por razones matemáticas, en la dimensión o magnitud del crecimiento.
Cuando la base de comparación desde la cual se parte es baja, existe el peligro de que un porcentaje alto resulte más bien el reflejo de la caída sufrida, que del dinamismo experimentado por la reactivación, como explicó la directora ejecutiva de la CEPAL.
Es lo que ha ocurrido en todo el mundo, y por supuesto aquí, en la República Dominicana, aunque el Banco Central no lo haya querido admitir, al compararse los altos índices de crecimiento del 2021 con los de una economía confinada del 2020.
Sobre este particular, llama poderosamente la atención, por ejemplo, los datos ofrecidos por el Banco Central con relación al crecimiento acaecido en el mes de abril del 2021.
En esa ocasión ocurrió lo insólito, lo verdaderamente inusitado. Según el organismo de control monetario nacional, en esa fecha la economía dominicana registró una expansión extraordinaria de 47.1%, superando al mismo mes de los años 2019 y 2020.
Lo que oculta esa información es que ese crecimiento se produjo luego de una caída estrepitosa, en abril del 2020, de -29.7%. Eso, precisamente, es lo que sirve para poner en evidencia, de manera incontrovertible, que se trató de un rebote estadístico.
Se partió de una base muy baja, de una economía en caída libre a otra en proceso de reactivación, lo que necesariamente obligaba a una lectura ecuánime y a una interpretación cuidadosa, para tratar de comprender el verdadero significado de la magnitud de las cifras presentadas.
Así debió haberlo entendido la opinión pública nacional, ya que, a pesar de lo extravagante de la noticia, ningún periódico le confirió primera plana; y es que al Igual que con la cifra del 12.3% de crecimiento en el 2021, el Banco Central incurrió en manipulación, al ofrecer informaciones fuera de contexto.
Esa es la verdad, simple e irrefutable. Lo demás, distorsión y majadería.