Los comisionados de la ciudad de Miami Beach acordaron extender el toque de queda de emergencia el martes, un día después de que la administradora de la localidad anunciara la medida en respuesta a los actos de violencia durante las vacaciones de spring break, en los que cinco personas resultaron heridas en dos tiroteos separados.
Durante una reunión especial, los miembros de la comisión aprobaron por unanimidad mantener el toque de queda desde la medianoche hasta las 6 de la mañana en la zona de South Beach, al menos hasta el lunes.
El estado de emergencia que declaró el lunes la administradora de la ciudad, Alina Hudak, habría dado inicio a un toque de queda a primera hora del jueves después de la medianoche y se extendería hasta el sábado.
Además del toque de queda, la comisión votó el martes a favor de otorgarle a la administradora la facultad para impedir que las licorerías y otros comercios vendan alcohol en la zona.
Varios comisionados reconocieron que la ciudad podría enfrentar demandas de los dueños de negocios, que suelen ganar mucho dinero en marzo, pero todos estuvieron de acuerdo en que la prioridad era mantener la seguridad de los residentes y los visitantes.
“No se puede equilibrar la seguridad pública con los ingresos”, dijo el alcalde Dan Gelber.
Miles de estudiantes universitarios y otros jóvenes se reúnen cada año en Miami Beach para el spring break, y éste es el segundo año consecutivo en que las autoridades de la ciudad del sur de Florida declaran un estado de emergencia en el lugar.
El domingo por la mañana, tres personas resultaron heridas en una calle repleta de turistas en el barrio de South Beach de la ciudad, informó la policía. Dos de las víctimas fueron trasladadas a un hospital, mientras que médicos en otro hospital reportaron a un tercer paciente con una herida de bala. Se espera que todos sobrevivan.
El lunes por la mañana, agentes patrullaban la zona a una cuadra del tiroteo del domingo cuando escucharon disparos, informó la policía. Los agentes encontraron a dos mujeres con heridas de bala, aunque la policía señaló que sus heridas no ponían en peligro su vida.
A petición de algunos residentes, las autoridades municipales han trabajado en los últimos años para reprimir el comportamiento descontrolado en South Beach, pero las medidas para frenar el consumo excesivo de alcohol y la violencia han suscitado denuncias de racismo, clasismo y prácticas comerciales.