Cuando Safi comenzó su nuevo trabajo en un hospital de Riad, además de llevar su bata blanca y sus zapatillas, decidió optar por un corte de cabello masculino, una elección antes inimaginable en Arabia Saudita.
Esta doctora de 26 años fue a una peluquería para hacerse cortar su cabello largo y ondulado y adoptar un estilo cada vez más popular entre las jóvenes sauditas.
El corte «de niño» (conocido localmente con la palabra en inglés «boy») se ve cada vez más en las calles de la capital de este conservador país del Golfo.
Algunas mujeres incluso se quitaron el velo, alentadas por los cambios sociales impulsados en los últimos años por el príncipe heredero Mohamed bin Salmán.
Las mujeres están llamadas a ser cada vez más activas, en el marco de una diversificación y una modernización de la economía que busca hacer al país menos dependiente del petróleo.
Safi, que pidió ser identificada por un seudónimo, subraya que este «look» la protege contra miradas masculinas indeseables.
«A la gente le gusta ver la feminidad en una mujer», señala a la AFP. «Este estilo es como un escudo que me protege de la gente y me da fuerza», añade.
En una peluquería del centro de Riad, el corte «de niño» ganó popularidad, y casi un tercio de las clientes lo reclaman, asegura Lamis, una empleada.
«La demanda aumentó, sobre todo desde que las mujeres se incorporaron al mercado laboral», explica Lamis, que no desea revelar su apellido.
«El hecho de que muchas mujeres no usen el velo aumentó su popularidad», lo que llevó a más clientas a probarlo, especialmente las más jóvenes, precisa a la AFP.
La influencia de la policía religiosa, que una vez impuso normas estrictas -como la obligación de llevar el velo-, fue ampliamente marginada con el ascenso en los últimos cinco años del príncipe Mohamed, dirigente de facto del país, hoy de 36 años.
En la actualidad, las mujeres sauditas pueden asistir a conciertos o competiciones deportivas junto a los hombres, conducir automóviles y viajar sin el permiso de un familiar masculino.
Fuerza y confianza
Sin embargo, estas reformas están acompañadas de una feroz represión de las voces discordantes, en particular de las militantes de los derechos de las mujeres, en un país que, aunque evoluciona, sigue siendo considerado especialmente autoritario por las oenegés internacionales.
El gobierno esperaba inicialmente que las mujeres representaran 30% del mercado laboral para 2030, pero la proporción ya alcanzó 36%, informó la princesa Haifa Al Saud, viceministra de Turismo, en el Foro Económico Mundial de Davos el mes pasado.
«Hoy vemos mujeres en todos los tipos de empleo», aseguró, señalando que 42% de las pequeñas y medianas empresas son propiedad de mujeres.
Tradicionalmente, Arabia Saudita prohibió a los hombres «imitar a las mujeres» o usar ropa femenina, y viceversa.
Pero Rose, de 29 años, vendedora de zapatos en un centro comercial, considera que su cabello corto es una forma de afirmar su independencia de los hombres, y no de imitarlos.
«Me da fuerza y confianza. Me siento diferente, y capaz de hacer lo que quiero sin la tutela de nadie», comenta a la AFP la joven, sin dar su nombre completo.
«Al principio, mi familia rechazó ese aspecto, pero con el tiempo se acostumbró», afirma.
Nuf, que trabaja en una tienda de cosméticos, ve también el corte «de niño» como una manera de afirmarse. «Queremos decir que existimos, que nuestro papel en la sociedad no difiere mucho del de los hombres», afirma a la AFP, también sin dar su apellido.
Para ella, el pelo corto es simplemente «una demostración de la fuerza de las mujeres».