El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) continúa enfrentando dificultades para combatir el fantasma de la división, un mal que afecta la entidad opositora desde octubre de 2019 cuando fue estremecida por la crisis interna más significativa de su historia.
A raíz de ese acontecimiento, el PLD perdió la mayoría en todos los estamentos del Estado, que controló por 16 años consecutivos en el poder. Desde entonces el partido no ha dejado de enviar señales de fraccionamientos reflejados en persistentes disidencias y renuncias de sus dirigentes.
Las recientes renuncias más impactantes involucran al influyente exsenador por Santiago, miembro del Comité Político, Julio César Valentín, y un grupo de seguidores, así como al dirigente Pedro Domínguez Brito, hermano de Francisco Domínguez Brito (19.63%), segundo aspirante más votado en la consulta ciudadana del 16 de octubre.
En esa elección triunfó para la candidatura presidencial de 2024 Abel Martínez con un 62.84%, quien es alcalde y tiene su fuerte en Santiago, precisamente donde se produjeron estos sorpresivos movimientos adversos.
Valentín, quien no descartó estructurar una organización política para aspirar en las próximas elecciones, admitió que hay una convivencia difícil dentro del PLD.
Junto al exlegisaldor dimitieron el diputado Benedicto Hernández, Los alcaldes Anyolino Germosén, del municipio Tamboril; Miguel Junior Toribio, de Palmar Arriba, y Fernando Noesí, de Hato del Yaque, así como los dirigentes José De la Cruz, César Moya, la regidora Yudelka Castellanos y una docena de miembros del Comité Central del PLD. El impacto fue tan contundente, que mereció una reunión urgente del Comité Político el pasado sábado para analizar el caso.
El caso Margarita
El partido morado y de la estrella amarilla también vivió momentos de confusión e interrogantes tras la consulta ciudadana donde votaron alrededor de 500 mil personas.
La exvicepresidenta Margarita Cedeño, que solo obtuvo un 15.36% en la consulta ciudadana, no asistió a la proclamación de Martínez para levantar sus manos en la casa nacional, y se limitó a felicitarlo a través de Twitter, privilegiando esa noche una reunión con su equipo de campaña.
Todo esto ocurrió mientras en los corrillos peledeístas se manejaban diferentes versiones sobre las sorpresiva caída de Cedeño, a quien por mucho tiempo las encuestas otorgaban una amplia popularidad, pero que no contaba con una sólida estructura entre el liderazgo del PLD.
Además, se advertía como una deuda, que la exvicepresidenta había transitado al cadalso durante el proceso electoral de 2020, por lo que ahora contaría con el visto bueno de influyentes integrantes de la poderosa maquinaria del expresidente Danilo Medina, líder máximo de la organización. Pero al final todo se derrumbó.
Duros golpes
Después del errático derrotero tomado por los peledeístas en las elecciones de 2020, la organización sufrió duros golpes en el Congreso Nacional y sus estructuras.
Los senadores Félix Bautista, San Juan de la Maguana; Dioni Sánchez, Pedernales, y Franklin Peña, San Pedro de Macorís, renunciaron y pasaron al partido Fuerza del Pueblo, de Leonel Fernández, para convertirla en la segunda mayoría en el Senado, y de paso arrebatarle al PLD la posibilidad de un miembro en el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM).
En procesos similares renunciaron los diputados Tobías Crespo, Dulce Rojas, Aquilino Serrata, Carlos García y Charlenne Canaán. También el primer senador que tuvo el PLD en 1986 en La Romana, Laureano Guerrero, y el exsenador por Espaillat, José Rafael Vargas, para solo citar la cantera de legisladores, síndicos, regidores y directores municipales que han dado el salto.
En fecha más reciente, llamó la atención la renuncia el 17 de marzo del excandidato a senador del Distrito Nacional y miembro del Comité Político del PLD, Rafael Paz. Tomó esa decisión debido a que el partido “está dirigido por una cúpula impermeable que como odre viejo ha perdido su elasticidad y no permite transitar la ruta hacia los orígenes de esa organización”.
Paz, quien pasó a formar parte de Fuerza del Pueblo, explicó que la política cuando no se ejerce sobre la base de las ideas carece de sentido.
Minimizan situación
En medio de esta barahúnda, merecen la atención los movimientos internos, que en la sombra y en público insinúan con vehemencia que solo se gana en 2024 con una alianza PLD-FP, o lo que es lo mismo Danilo-Leonel. ¡Válgame Dios!
Mientras tanto, la dirigencia del PLD, incluyendo a su líder máximo, intentan minimizar la situación y aseguran con el optimismo de 2020 que todo el pueblo se volcará otra vez a las urnas en favor de la organización. Vuelven a considerar como Julio César al cruzar el río Rubicón: “La suerte está echada”.