Lulune Malanee, una mujer de 46 años de edad de origen haitiano, llegó a República Dominicana vía la frontera Norte del país, hace 18 años, y se radicó en la comunidad Gurabo de la provincia Santiago.
Tiene tres hijos, dos de ellos nacieron en el país, vive con su esposo Yenoph Nool, quien trabaja en la industria de la construcción, mientras ella vende frutas en las calles.
La haitiana dijo al LISTÍN DIARIO que ya estando en el país, pudo regularizar su estatus migratorio, obtuvo su carné que le permitió estar de manera legal de forma temporal; pero que en su andanza en las calles, vendiendo frutas, lo perdió.
Malanee explicó que un día salió a las calles como de costumbre con su ponchera encima de la cabeza llena de guineos, caña, mangos, aguacates y otros frutos, pero en su recorrido por la Calle del Sol, en el centro histórico de la ciudad de Santiago, fue sorprendida por una patrulla de la Dirección General de Migración (DGM). La detuvieron con todo y frutas.
Cuenta que fue llevada al centro de acogida para ilegales, ubicado en el Ensanche Libertad, en la antigua rotonda.
Dijo que dos días después de su detención, fue trasladada a la provincia de Dajabón junto a decenas de sus compatriotas que también iban a ser deportados a su país de origen.
Estando allí, se le hizo el registro reglamentario de deportación y posteriormente fue conducida a cruzar la frontera, llegando al país del que había salido hace 18 años.
Precisó que un jueves llegó a su país de origen, pero ese mismo día volvió a cruzar la frontera, llegó nueva vez a Dajabón, allí tomó una motocicleta que la llevó al municipio Las Matas de Santa Cruz, ubicado en la provincia Montecristi, pagando RD$3,500, y amaneció en el lugar.
El día siguiente, viernes, la mujer ubicó a una persona de los que se dedican al tráfico de haitianos ilegales, muy conocida en la zona por el tipo de trabajo que realiza.
Explicó que pudo pactar el viaje a un costo de 8,000 pesos dominicanos, monto que le costaría el traslado desde Las Matas de Santa Cruz, a la ciudad de Santiago, trayecto que realizó sin ningún contratiempo, pese a que en la ruta existen unos cinco chequeos militares.
Finalmente, Lulune Malanee fue dejada por el chofer que conducía la motocicleta en la avenida Las Carreras, en la ciudad de Santiago, donde pudo reencontrarse con sus familiares.
La mujer continúa vendiendo sus frutas en el centro de la ciudad de Santiago. Dijo que está en el proceso de renovar su carné migratorio, que le permitirá andar sin ningún tipo de problemas y sin ocultarse de las autoridades de Migración.