El gobierno de Estados Unidos anunció el martes que, en general, denegará el asilo a los inmigrantes que se presenten en la frontera sur del país sin haber solicitado antes protección en otra nación por la que hayan pasado, emulando un intento del gobierno de Donald Trump que nunca entró en vigor porque fue bloqueado en los tribunales.
La medida, aunque no llega a ser una prohibición total, impone limitaciones muy estrictas al asilo para cualquier nacionalidad excepto para los mexicanos, que no tienen que viajar a través de un tercer país para llegar a Estados Unidos.
La medida no entrará en vigor inmediatamente y es casi seguro que sea objeto de impugnaciones legales. Trump intentó aplicar una prohibición similar en 2019, pero un tribunal federal de apelaciones impidió que entrara en vigor. También estará sujeta a posibles revisiones después de un periodo de 30 días para comentarios públicos.
Los funcionarios del gobierno esperan que la regla entre en vigor cuando finalice una regla implementada durante la pandemia que niega el asilo con el argumento de prevenir la propagación del COVID-19. Esta norma, conocida como la autoridad del Título 42, expira el 11 de mayo, pero se ha prorrogado dos veces debido a las impugnaciones legales de estados gobernados por republicanos.
Los Departamentos de Seguridad Nacional y de Justicia argumentaron que el creciente número de inmigrantes les dejaba pocas opciones. Prevén que los cruces ilegales aumenten a entre 11.000 y 13.000 al día si no se toman medidas tras la expiración del Título 42. En el año fiscal que terminó el 30 de septiembre, hubo un promedio diario de 6.500 cruces.
Estaba previsto que el Título 42 finalizara a finales de diciembre, hasta que la Corte Suprema ordenó que siguiera en vigor. Funcionarios del gobierno dijeron que los cruces diarios aumentaron a 7.700 a principios de noviembre y a 8.600 a mediados de diciembre, a medida que crecía la expectativa entre los migrantes y los contrabandistas de que la norma estaba por terminar.
La norma propuesta establece “una presunción refutable de inelegibilidad para asilo” para cualquier persona que atraviese otro país para llegar a la frontera de Estados Unidos con México sin solicitar primero protección allí, según un aviso publicado en el Registro Federal. Se harán excepciones para las personas con una “emergencia médica aguda”, “amenaza inminente y extrema” de delitos violentos como asesinato, violación o secuestro, ser víctima de trata de personas u “otras circunstancias extremadamente apremiantes”.
Los funcionarios estadounidenses insisten en que la medida es diferente a la de Trump, en gran parte porque hay espacio para exenciones y porque el gobierno de Biden ha implementado otras vías legales para los inmigrantes, en particular el permiso condicional humanitario para cubanos, haitianos, nicaragüenses, venezolanos y ucranianos.
“Somos una nación de inmigrantes y una nación de leyes. Estamos reforzando la disponibilidad de vías legales y ordenadas para que los inmigrantes vengan a Estados Unidos, al tiempo que proponemos nuevas consecuencias para quienes no utilicen los procesos puestos a su disposición por Estados Unidos y sus socios regionales”, declaró el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas.
Para los solicitantes de asilo que viajan hacia el norte a través de Centroamérica y México hasta la frontera estadounidense, Costa Rica y México cuentan con los sistemas de asilo más sólidos. Sin embargo, ambos países se han visto desbordados por el creciente número de solicitudes de asilo en los últimos años.
Costa Rica, un país de apenas 5 millones de habitantes, fue superado únicamente por Estados Unidos, Alemania y México en número de solicitudes de asilo que recibió en 2021. En diciembre, el presidente Rodrigo Chaves decretó cambios en el sistema de asilo, alegando que los migrantes económicos estaban abusando de él.
La mayoría de los solicitantes de asilo en Costa Rica en los últimos años son nicaragüenses que huyen de la represión en su país. En 2012, Costa Rica recibió apenas 900 solicitudes de asilo. El año pasado, el total rondó las 80.000.
Eso ha creado un tremendo rezago en el procesamiento de las solicitudes y ha alargado el proceso, algo que llevó a más nicaragüenses a mirar hacia el norte, hacia Estados Unidos, el año pasado.
México lleva años registrando aumentos en las solicitudes de asilo, y el año pasado recibió 118.478, en su mayoría procedentes de Honduras, Cuba, Haití y Venezuela. Muchos migrantes que carecían de otras opciones habían utilizado el sistema de asilo como una forma de cruzar legalmente México mientras se tramitaba su solicitud y luego intentar cruzar la frontera hacia Estados Unidos.
Otros países situados en la ruta de los migrantes hacia el norte tienen una capacidad muy limitada para acoger a solicitantes de asilo. Algunos, como México, sufren altos niveles de violencia; otros tienen economías en dificultades y pocos recursos disponibles para ofrecer.