CARLOS MORETA
SANTO DOMINGO
Anthony Volpe estaba destinado a convertirse en un jugador de los Yankees de Nueva York desde su nacimiento. Luego de crecer en Watchung, Nueva Jersey, mientras idolatraba a Derek Jeter, el hábil paracorto pasó a ser seleccionado por los “Bombarderos del Bronx” en la primera ronda del Draft Amateur de 2019.
Tuvo un camino considerablemente rápido en los circuitos minoritarios, limitándose a la participación de tres temporadas en cuatro años para hacerse de una hoja curricular lo suficiente sólida como para tener un puesto en el Día Inaugural.
Proyectado como el fruto más notorio de las granjas neoyorquinas en tiempo reciente, el bateador derecho ha mostrado la capacidad de producir para números de poder con su bate, veloces piernas y una defensiva llamada a revertir la inconsistencia en la posición seis que atraviesan los Yankees.
Con esto último surgen las incógnitas en su alrededor, evidenciando la reducida potencia de su brazo a pesar de tener buenas manos, lo que empaña su visión para la posteridad, además de motivar a la siguiente pregunta: ¿será quien termine con la sequía de malos campocortos en la organización, que ha conducido a una época de martirio con los intentos fallidos en Didi Gregogius, Gleyber Torres e Isiah Kiner-Falefa?
De forma previa a lucir el uniforme rayado en el máximo nivel, Volpe registró 140 extrabases, 89 robos y OPS (porcentaje de embasado más slugging) de .881 a lo largo de 1,259 apariciones en Ligas Menores, por lo que su relación de poder/velocidad no se cuestiona en su camino de transición a ligamayorista.
De acuerdo con Clay Devenport, la joven promesa de los Yankees tuvo registro de 12 Carreras Salvadas en 105 encuentros disputados desde las paradas cortas en Doble A durante la pasada zafra, de modo que en primer plano esto habla bastante bien sobre las manos que posee.
No obstante, las reseñas de populares sitios como MLB Pipeline o Prospects 1500 no ofrecen versiones esperanzadoras sobre que el futuro de Volpe esté en el campocorto, sino en la segunda base al cuestionar la capacidad de sus disparos.
Otro factor que entra en la ecuación está relacionado con su cuerpo, puesto que es evidente que un pelotero con 21 años de edad todavía tiene detalles que perfeccionar, por tanto, a medida que adquiera una mayor musculatura, pudiese mermar sus movimientos y, por ende, el rango de fildeo.
Este planteamiento está visualizado en la postrimería, aunque apartados como la ética de trabajo que desarrolle el jugador y la forma en que perfeccione sus habilidades le otorgan la oportunidad de revertir las dudas.
Contamos con los ejemplos de Álex Rodríguez o Carlos Correa, ambos con reputaciones de defensores élites, a pesar del clásico planteamiento de que los hombres altos no tenían la movilidad requerida para la posición, en virtud de lo cual un buen trabajo físico puede hacer posible cualquier cosa mientras el sol continúe saliendo por el Este.