Fuertes explosiones sacudieron ayer miércoles Jartum, la capital sudanesa, inmersa en una guerra por el poder entre militares y paramilitares desde hace más de tres semanas.
«Nos despertamos por el ruido de explosiones y disparos con artillería pesada», dijo un habitante de Omdurman, una ciudad vecina de Jartum.
Otros testigos dieron cuenta de fuertes explosiones por la noche en toda la capital, donde sus 5 millones de habitantes sobreviven atrincherados en sus casas desde que comenzaron los combates el 15 de abril.
Residentes de El Obeid, a 350 km al oeste de Jartum, también informaron de combates y explosiones.
El ejército del general Abdel Fatah al Burhan y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) del general Mohamed Hamdan Daglo enviaron el sábado delegados a Yeda, Arabia Saudita, para entablar negociaciones «técnicas» sobre la apertura de corredores humanitarios.
Pero hasta ahora no se ha anunciado ningún avance.
El responsable de Asuntos Humanitarios de la ONU, Martin Griffiths, que había llegado el domingo a Yeda, ya se marchó.
PASO A LA AYUDA HUMANITARIA
Según Naciones Unidas, propuso a ambas partes que se comprometan a «garantizar el paso de ayuda humanitaria».
Los combates han causado hasta ahora unos 750 muertos y al menos 5.000 heridos, y dejado más de 700.000 desplazados internos.
Unas 150.000 personas han huido a países de la región, según cifras compiladas por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Los que siguen en Jartum sobreviven encerrados en sus casas por miedo a las balas perdidas, sin agua ni electricidad en muchos casos y con escasas reservas de comida y de dinero.
Antes de entrar en conflicto abierto, los generales Al Burhan y Daglo llevaron a cabo juntos un golpe de Estado para expulsar a los civiles del poder en octubre de 2021.
Dos años antes, bajo la presión de una gran movilización popular, el ejército había derrocado al dictador Omar al Bashir, en el poder desde hacía tres décadas.