Dirigir en un partido de vida o muerte con fiebre en 40, temblores, dolores en el cuerpo y otros síntomas que ocasiona el Covid-19, ha sido el mayor sacrificio que ha tenido que hacer Héctor Borg en una trayectoria que todo luce indicar que en algún momento le llevará a tomar las riendas de uno de los equipos del circuito otoño-invernal de República Dominicana.
El percance ocurrió en el repechaje olímpico de 2021, escenificado en Puebla, México, donde la selección dominicana derrotó 8-5 a la de Venezuela y obtuvo el boleto para los Juegos de Tokio, donde posteriormente el país obtuvo una histórica medalla de bronce.
Aunque llegó a pensar que se trataba del virus que puso al mundo patas arriba, le resultaba extraño porque la noche anterior, cumpliendo con el protocolo del torneo, se sometió a prueba y la misma salió negativa.
“Recuerdo que un día antes de ese último partido que íbamos a jugar contra Venezuela, el día antes, empecé a tener unos síntomas fuertes. Temblores, fiebre, dolor del cuerpo, pero yo, dentro de mí, sin tener algún resultado, pensé que tenía Covid”, relata Borg, que además de la mascarilla de rigor utilizó una bombita para conseguir una parte de la respiración que la altura de México le negaba.
“Eso era lo que me ponía a pensar un poco. Decía ´wow´, será un virus, otra cosa o una comida picante que comí y me cayó mal”, declara el coach de banca y hombre confianza del manager de los Tigres del Licey, Gilbert Gómez.
En el Preolímpico los papeles se invirtieron. Paradójicamente, Gómez, con quien se siente muy cómodo trabajando, fue el coach de banca del conjunto.
“Lo que va viene. Le di un trato VIP, con mucho respeto, la oportunidad de crecer, y hoy esa es la confianza que él tiene conmigo aquí en el Licey. Mucho respeto y lealtad entre nosotros”, enfatiza.
Una vez concluyó el Torneo Preolímpico y cuando el equipo se aprestaban a regresar al país, en el ¨´counter´ del aeropuerto, mientras realizaba el pago de su maleta, sufrió un desmayo, cayó al piso, recibió los primeros auxilios de sus compañeros, quienes le recostaron, le echaron agua en la cara y condujeron de emergencia a un centro asistencial en Polanco, Ciudad México, donde también le detectaron una bacteria.
“Ahí estuve hospitalizado por alrededor de seis o siete días. Fue un proceso muy difícil, el lado mental agobiándome, el dolor del cuerpo…después la bacteria en mis pulmones que hizo que todo se pusiera más difícil”, subraya.
“Honestamente, estuve a punto de perder la vida. Es la primera vez que yo siento que estuve bien cerca de perder la vida, sí, sí, así de feo fue”, rememora Borg sobre el peor obstáculo que ha tenido en el proceso que libra para alcanzar el rango de piloto.
Tomado en cuenta
Este año, varios meses antes del inicio del torneo, fue entrevistado por el presidente y director de Operaciones de los Gigantes del Cibao, Alfredo Acebal Rizek, además del personal especializado que le asiste.
“Fue una entrevista bien chula, bien extensa, y de verdad disfruté bastante el proceso. Fui parte de los finalistas. Considero que pronto tendré la oportunidad de dirigir en la Liga Dominicana, porque es una de mis metas”, expresó Borg, quien en la estación de 2022-23 sustituyó brevemente de manera interina al estadounidense Pat Listach luego que los Toros del Este iniciaran con registro de 3-10.
“Yo creo que en este juego lo que te pone en un lugar especial es cuando no tomas atajos, no te metes en problemas, mantienes tu reputación limpia y le das al béisbol el respeto que merece”, señaló, Borg, de 39 años.
Es Coordinador de Desarrollo para Latinoamérica de los Gigantes de San Francisco, organización con la que fue dirigente en Clase A Avanzada, en 2019; en Clase A Corta, en 2018 y en la Rookie League, en 2017, además de la Liga de Verano en Republica Dominicana.
Uno de sus referentes es Manny Acta, ex dirigente de Grandes Ligas de los Nacionales de Washington (de 2007 a 2009) y los Indios de Cleveland (de 2010-2012, así como del Licey 2003-04, 2004-05) y Águilas Cibaeñas (2016-17. Se desempeña como coach de banca de los Marineros de Seattle.
“Tengo una bonita relación con Manny. Cuando tengo preguntas, le escribo. Él siempre me dice que me está siguiendo, observando mi desarrollo. Es una persona que admiro mucho”, comentó.
El coach también mencionó al boricua Ramón Avilés, así como a los dominicanos Audo Vicente, vicepresidente de Operaciones y gerente del Licey, y Pablo Peguero (f) como pilares fundamentales en su crecimiento profesional.
Sobre Peguero, un reconocido escucha que durante mucho tiempo se desempeñó en funciones ejecutivas de los Gigantes de San Francisco para América Latina y como gerente de varios equipos aquí, resaltó que “fue como un padre para mí. Me ayudó mucho en mis inicios y siempre lo recordaré con cariño”.
Borg añadió que mantiene una relación fraternal con el hijo de éste, Félix Peguero, asesor especial gerente Vicente.