Pese a la alerta de seguridad, ni los seguidores del expresidente Donald Trump (2017-2021) ni sus detractores lograron congregar a poco más de unas decenas de personas en las dos protestas convocadas para este sábado en Washington, donde había más periodistas y policías que manifestantes.
Las medidas de seguridad se reforzaron en las inmediaciones del Capitolio ante la marcha de simpatizantes de Trump para pedir la liberación de los más de 600 detenidos por el asalto a la sede del Congreso del pasado 6 de enero, en el que cinco personas murieron, entre ellas un agente.
La concentración transcurrió de manera pacífica en medio del calor bochornoso que reinaba este sábado en la capital de EE.UU., aunque el ambiente era hostil hacia los periodistas, que eran observados con recelo por algunos los partidarios del expresidente.
A un lado de la manifestación se encontraba un hombre con barba y sombrero texano, sentado en una silla de ruedas y con un cartel que decía «ninguna violencia», que al ser preguntado por Efe sobre el motivo de su participación en la protesta señaló que espera que los medios en español y latinos hagan una cobertura justa de lo que ocurre en EE.UU.
«Lo único que quiero decirle es que me gustaría que se informe bien de la historia», zanjó, indignándose conforme iba hablando.
LOS TRUMPISTAS SE SIENTEN MALTRATADOS POR LOS MEDIOS
Básicamente este era el sentir de muchos de los manifestantes, que se sienten maltratados por la cobertura de los medios de comunicación y el uso de la palabra «insurrección» a la hora de referirse al asalto al Capitolio.
Una de los participantes en la protesta, Casey, de 55 años, consideró, en declaraciones a Efe, que «la verdad se ha distorsionado» sobre lo sucedido el 6 de enero en el Capitolio, mientras sostenía con sus manos una bandera de EE.UU.
Explicó que ella estuvo ese día en la protesta ante la sede del Congreso y que vio con sus propios ojos que «el 99 %» de los asistentes eran «pacíficos y patriotas».
«Queríamos alzar nuestra voz para denunciar que se había cometido algo erróneo y hablar por EE.UU.», dijo esta mujer, originaria de Annapolis, en las afueras de Washington, en alusión a la creencia de los partidarios de Trump de que hubo un fraude en las elecciones presidenciales de noviembre pasado, en las que ganó el demócrata Joe Biden, actual presidente del país.
Si bien Casey reconoció que aquel fatídico 6 de enero «hubo cosas que no deberían haber pasado», opinó que la mayoría de los manifestantes no eran «ni terroristas, ni violentos, ni insurrectos».
«Hubo momentos en que las puertas del Capitolio estuvieron abiertas y la mayoría estábamos mirando. Los que entraron han sido imputados con cargos penales por saltarse el toque de queda o entrar en un edificio prohibido, pero no es un edificio prohibido, es nuestro Capitolio», clamó esta mujer, que acudió a protestar con su perro, que iba vestido con la bandera de EE.UU.
Más de 600 personas han sido arrestadas por el asalto el Capitolio del 6 de enero, cuando centenares de seguidores de Trump irrumpieron en su interior mientras se celebraba una sesión conjunta de ambas cámaras del Congreso para ratificar la victoria de Biden en los comicios.
Para la activista y comentarista política Cara Castronueva, al igual que para la mayoría de manifestantes este sábado, esos detenidos son «presos políticos» que deben ser puestos en libertad.
Así lo remarcó Castronueva desde el escenario montado en la Union Square, frente al Capitolio, con motivo de la protesta, donde esta activista fue una de las oradoras estrella por su retórica combativa.
Tras su intervención explicó a Efe que es fundadora de la organización Citizens Against Political Persecution (ciudadanos contra la persecución política), dedicada a prestar apoyo a los detenidos.
«UN DÍA PRECIOSO CON UN GRUPO DE HIPPIES»
Castronueva, que es de origen italiano y chino, culpó a los medios del escaso poder de convocatoria de la protesta de hoy: «Debería haber más gente, pero se les ha aterrorizado para que no vengan. Como usted puede ver, es un día precioso y este es un grupo de hippies», dijo al tiempo que señalaba a su alrededor.
En ese sentido, Castronueva censuró que se haya caracterizado a esta concentración como una protesta de «supremacistas blancos», como había advertido la Policía esta semana.
No muy lejos de la activista, había una línea de efectivos de la Policía del Capitolio, equipados con material antidisturbios, que observaban a la multitud mientras gritaba «déjenlos ir» para solicitar la libertad de los detenidos.
La protesta «trumpista» duró una hora y 17 minutos y terminó con uno de los organizadores pidiendo a los asistentes que se marcharan «en paz y sonriendo» para demostrar que no son violentos.
La alerta se había disparado este sábado en la capital por la convocatoria de esta concentración y de una contramanifestación, a 1,6 kilómetros de la Union Square, que únicamente logró atraer a unas pocas decenas de jóvenes, para rechazar la manifestación de los seguidores de Trump.
En una esquina de la Freedom Plaza, un puñado de manifestantes, muchos vestidos con camisetas negras, protestaba en la contramanifestación en medio de un ambiente festivo con música y comida.
Una de ellos, Nataly, portaba dos carteles con los mensajes «las vidas negras importan» y «fascistas, jodeos».
Protegida por una mascarilla de la covid -un prenda poco utilizada en la protesta pro Trump-, Nataly, de 29 años, indicó a Efe que había acudido a manifestarse «porque los fascistas, los nazis y los ‘Proud Boys’ (un grupo de ultraderecha) están aquí».
«Creo que es importante para la gente blanca, como yo, salir y decir que nada de eso está bien, no hay sitio para la ideología violenta en esta ciudad», reflexionó la joven.