Esteban Polanco, campesino, educador y símbolo de la lucha ambiental en República Dominicana, solicita el gobierno intervenir con urgencia la cabecera del río Yuna, el más caudaloso y el principal recurso agua del país.
“Están destruyendo los manantiales, lagunas y humedales de la naciente del río. Están tumbando el bosque, implementando actividades que no son propias de la zona como ganadería, cultivo intensivo y construcción de caminos con equipos”, denunció el ambientalista en el Encuentro Verde de LISTÍN DIARIO.
Polanco es el presidente de la Federación de Campesinos hacia el Progreso (FCHP), un grupo de asociaciones ubicadas en la cuenca alta del río Yuna en la que inciden unas 700 familias de 24 comunidades en un radio de acción de unos 250 kilómetros cuadrados.
Considerado entre los ambientalistas como la persona que más conoce la cuenca alta del Yuna, Polanco asegura que hay que tomar medidas urgentes y drásticas en las comunidades El Torito, La Placeta, El Pino, Los Novillos y la parte alta de Colorado.
Estas comunidades se distribuyen entre las provincias San José de Ocoa y Monseñor Nouel justo en la zona “donde nacen los chorritos, las lagunas que forman los manantiales que corren hacia el Yuna”.
Porque el Yuna no nace en los Montes Banilejos como se ha difundido, dice el activista ambiental.
“Históricamente la gente ha mentido. Dicen que nace en los Montes Banilejos pero es mentira. El Yuna nace en Cerro Montoso, cerca de la línea divisora de Monseñor Nouel y San José de Ocoa. Nace corriendo hacia el sur, va formando como una especie de caracol y gira hacia el norte. Allá han ido técnicos a hacer levantamientos del Yuna y creen incluso que nace en Valle Nuevo, porque pasa rasando cerca del Alto del Novillo, por la vuelta que da. Pero no. El río Yuna nace en La Humeadora”.
Ahí, apunta Polanco, a unos 1,400 metros sobre el nivel del mar, “hay sitios donde caminas 50 y 100 metros y el agua va repollando, porque es la zona de formación del río”.
“En los arroyos Blanco, La placeta y Azulito usted se puede bajar a beber el agua cristalina. Estos tres arroyos juntos son más agua que la que tiene el Yuna en ese punto. El Yuna es un arroyito ahí, lo paso con zapato y no me mojo. Y eso lo están destruyendo”.
Polanco, que nació en la comunidad Colorado (Monseñor Nouel), indica que es tan grave lo que está ocurriendo que no debería perderse tiempo en hablar, sino concentrarse en actuar, pues ese bosque latifoliado con abundancia de manaclas ha sido poco a poco desmontado para dar paso a la ganadería intensiva y a la agricultura.
“Eso está depredado y lo peor es que están dando créditos para la siembra de cultivos, cuando ahí no debería sembrarse ni siquiera café. Están sembrando agricultura con labranza intensiva, sembrando papas, cebollas, zanahorias…. Lo hacen principalmente campesinos que ya no viven en la zona porque les han vendido la tierra a empresarios agrícolas que aprovechan el buen clima de allá. Han llegado al colmo de permitir la construcción de dos gigantescos invernaderos que paradójicamente uno está en Bonao (Monseñor Nouel) y otro en Ocoa, porque los colocaron frente a frente dejando el Yuna por el medio, porque en ese pedazo el Yuna es la línea divisora entre las dos provincias”.
EL “ACUEDUCTO” DEL PAÍS
El Yuna es el río más caudaloso de República Dominicana.
“Estamos jugando con el principal recurso agua que hay en este país. El río Yuna arrastra 91 metros cúbicos; su caudal histórico irriga más del 60 % de la producción de arroz del país y tiene una capacidad instalada de más del 50 % de la energía eléctrica del país. Siete provincias beben agua del Yuna. No estamos hablando de un río cualquiera. Y si nosotros permitimos que pase con ese río lo que ha pasado con el río Tireo en Constanza, los dominicanos nos j…”, reflexiona Polanco.
Impacto en las comunidades
De la conservación de la cabecera del río Yuna depende el desarrollo de las comunidades cobijadas por la Federación.
Los programas sociales asumidos por la institución desde los años 80 a la fecha han impactado a 700 familias en las áreas de salud, medio ambiente, educación, recreación, agricultura, vías de comunicación y acceso a energía eléctrica.
“En la zona no había una casa con un bombillo. Hoy, el 95 por ciento de las familias tienen luz”, afirma Polanco.
Fundada en 1987 (oficialmente en 1992), entre sus muchos logros resalta la protección que realizan alrededor de la hidroelécrica del río Blanco, la que Esteban considera uno de los proyectos hidroeléctricos más eficientes del país.
“Fue inaugurada en el 96, la primera turbina, con una capacidad instalada de 25 megavatios; 28 años después sigue produciendo los 25 megavatios, algo difícil en un proyecto así, porque la sedimentación la va dañando”.
La conservación de la masa boscosa a cargo de las familias es lo que permite que la presa mantenga un caudal seguro.
El complejo ecoturístico que gestiona la federación en Hoyo del Pino, en El Cruce de Blanco, es un referente del turismo rural sostenible en República Dominicana.
CAMINO A LA AUTOGESTIÓN
Una de las primeras iniciativas de la Federación fue la siembra de café asociado a otros cultivos.
“Fue la primera tarea a la que nos dedicamos cuando dijimos que no se podía seguir destruyendo este río; nos dijimos tenemos que ser guardianes del río pero también guardianes de las familias que viven ahí, empobrecidas, que son el principal recurso. Los recursos naturales, si nosotros no existiéramos, no nos necesitaran a nosotros. Nosotros somos los que los dañamos”.
Con unos fonditos rehabilitaron los cafetales destruidos por el ciclón David.
“Agarramos 58 finquitas de 20 tareas y las preparamos; sembramos y rehabilitamos como 1,600 y pico de tareas. Donde quedaban peladas porque el ciclón (David) las barrió poníamos nuevas y donde podíamos las rehabilitamos. Esos cafecitos se convirtieron casi en la fuente de las familias y cuando usted hace un proyecto para una familia en una comunidad se benefician 10, porque de alguna manera las otras colaboran, interactúan, aprenden de lo que se hizo”.
Siguió la producción de guineos, café, cacao, frutales y plantas ornamentales y forestales en vivero, así como la producción de muebles de bambú.
Para completar el paquete, sigue Polanco, en 2006 iniciaron la comercialización de los productos agropecuarios en una tienda instalada en el segundo puente del Yuna.
“Eso iba viento en popa y una madrugada, en diciembre de 2009, nos la convirtieron en cenizas. Ahí perdimos tres millones de pesos, aproximadamente. Fue una de las estrategias que usó el enemigo para j… al movimiento social”.
Polanco comenta que a una organización como la FCHP, que tiene muy claro para dónde va y lo que quiere, de la única manera que la pueden quebrar es rompiendo lo poco que puedan ir acumulando.
“O matándonos, y han tratado de hacer en este caso las dos cosas”.
LOS MENOS BENEFICIADOS
Polanco asegura que, paradójicamente, la gente que vive en la montaña es la que menos se beneficia del río Yuna.
“Nosotros trabajamos en la loma para conservarle el agua o para dañarle el agua –cualquiera de las dos que ocurra- a la gente que vive abajo”.
Índica que de las 700 familias que inciden en la cuenca alta depende que ese río se conserve, no del Estado.
“El Estado pudiera integrarse junto con esas 700 familias a vencer la pobreza que le ha tocado vivir por más de 100 años. Porque es eso lo que tiene la cuenca dañada. No es la deforestación per sé, es la pobreza; porque la pobreza genera la presión a la familia de que tiene que salir a buscar la comida con lo que sea, y cuando encuentra un bosquecito lo tumba para sembrar yautía, habichuela… Y uno dice pero son unos malditos. No, es que tienen que mantener a su familia”.
Para las comunidades de la cuenca alta, sigue Esteban, tienen mucho valor cosas sencillas pero necesarias para que la gente eche para adelante, como fue la construcción de una clínica rural para atención primaria en 1996 o acceder a un operativo especial para declarar cientos de personas.
“Exigimos una intervención urgente del Yuna sabiendo que la gente que está ahí tiene derechos, porque esa gente fue empujada por la dictadura de Trujillo ahí arriba. Nos cansamos de decirle al Gobierno, principalmente cuando se hizo el acuerdo con el Indrhi en 1994, que hay tierras que debían comprarse porque muchas familias que emigraron a la ciudad empujadas por el huracán y la misma pobreza terminaron vendiendo esas tierras a ganaderos a precio de vaca muerta”.
Si no se interviene la cabecera, si no la salvamos, todo el trabajo que ha venido realizando la Federación desde los años 80 se va a perder, expresa Esteban.
Señala que se sienten abandonados en términos de recursos, “pero nosotros no permitimos sentirnos abandonados. Nosotros hemos desarrollado la autogestión. Nos engañaban cuando llegaban los recursos y nosotros dijimos ‘no, así no queremos’.
DEFENSORÍA Y RELEVO
Esteban se integró muy joven a la lucha ambiental. Recuerda que se involucró en la protección del medio ambiente desde los 16 años, a mediados de los 70.
“Desde antes del ciclón David (1979) estamos en esto, peleando. Era un muchachito”.
El Esteban ambientalista que lucha con brío por la defensa de los recursos naturales se desarrolló en los 90, cuando comienza la construcción de la presa de río Blanco.
El educador le da mucha importancia al relevo y es uno de los logros que destaca de la Federación de Campesinos hacia el Progreso (FCHP).
“Eso es fundamental. Si nosotros no trabajamos ahora en una generación de relevo, estamos condenados a fracasar, porque lo que se haga ahí debe ser para siempre”.
“Lo único que tiene capacidad para almacenar agua es el bosque. El café y el cacao son menos lesivos que los cultivos menores y los monocultivos, pero el café y el cacao, asociados o no, también impactan; y estos se pueden permitir en zonas de amortiguamiento de zonas vulnerables, pero no se pueden permitir en los núcleos de los parques porque es que el agua ahora mismo está en peligro en República Dominicana. Tenemos que conservar nuestros ríos por encima de la cabeza de quien sea.
“Exigimos una intervención urgente del Yuna sabiendo que la gente que está ahí tiene derechos, porque esa gente fue empujada por la dictadura de Trujillo ahí arriba. No fue casual que los campesinos llegaran allá porque nos gusta vivir en la loma porque es bonita; fue que les quitaron las tierras en los llanos y terminaron allí. Nos echan la culpa a nosotros. No. Nuestros padres fueron empujados a la loma, porque criminalmente la dictadura les quitó las tierras. Lo que había en el llano de Bonao era de los Trujillo y nadie podía trabajar la tierra.
“Esa gente tiene derechos y las tierras están ahí. La tierra a donde fueron empujados sigue ahí en manos de dos o tres gentes. Nosotros ese derecho lo vamos a defender si es necesario hasta con la vida, porque para nosotros, para el país, el río Yuna es vital y no se puede jugar con eso.
“Nos cansamos de decirle al Gobierno, principalmente cuando se hizo el acuerdo con el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi) en 1994, que hay tierras que debían comprarse porque muchas familias que emigraron a la ciudad empujadas por el huracán y la misma pobreza terminaron vendiendo esas tierras a ganaderos a precio de vaca muerta.
“Hoy la ganadería extensiva en la loma es uno de los principales problemas y va a ser un gran problema para nosotros en el futuro, porque la tierra en los llanos se encareció demasiado y en las lomas siguió siendo barata, y se está haciendo ganadería donde no se puede hacer ganadería. Hoy estamos pagando la cuaba de no haber escuchado a la organización en ese momento”.