Las Ciencias de la Comunicación, también conocidas como comunicación social, comunicología o simplemente comunicación, se centran en el análisis, estudio y debate de los fenómenos vinculados a la transmisión de información y al impacto de la comunicación humana. Este campo interdisciplinario abarca conceptos teóricos de diversas disciplinas, como la semiótica, psicología, ciencia política, sociolingüística, antropología, filosofía, informática, cibernética y sociología, entre otras. A pesar de esta diversidad, las Ciencias de la Comunicación han desarrollado herramientas analíticas y métodos propios de estudio que les confieren autonomía dentro de su campo.
La comunicación social es el medio a través del cual se comparten ideas, conocimientos y valores dentro de un entorno social, buscando no solo transmitir información, sino también influir, educar y generar interacción entre individuos y grupos. Este proceso se materializa a través de múltiples canales, como la televisión, la radio, la prensa, las redes sociales, y otros medios, tanto masivos como interpersonales. En este entramado de comunicación, se configuran áreas clave como el periodismo, las relaciones públicas, la publicidad, el cine, la comunicación digital y organizacional, y la educomunicación, todas ellas pilares fundamentales en la formación de la opinión pública y la cohesión social.
En un mundo cada vez más interconectado y consciente de los retos ambientales, la comunicación adquiere una dimensión esencial en la construcción de un futuro sostenible. La Comunicación Social Sustentable se erige como una herramienta crucial para sensibilizar, informar y movilizar a la sociedad hacia prácticas más responsables y conscientes del impacto que generamos en el planeta.
Así mismo, el rol del comunicador en este escenario no es menor. Su misión trasciende la simple transmisión de mensajes; tiene la responsabilidad de hacer que la sostenibilidad sea un tema cotidiano, cercano y accesible para todos. Se trata de traducir conceptos complejos como el cambio climático o la economía circular en mensajes que no solo informen, sino que conmuevan e inspiren a la acción. La comunicación, en su esencia, tiene el poder de transformar al mundo.
Esta forma de comunicación no se limita a un solo ámbito; su impacto se extiende a empresas, que deben involucrar a colaboradores y partes interesadas; a organizaciones sociales, donde la ciudadanía puede incidir en políticas públicas; y a los medios de comunicación y la educación, que juegan un papel central en la formación de una conciencia crítica. La Comunicación Social Sustentable es, en definitiva, un pilar para despertar la conciencia ciudadana y promover soluciones colectivas a problemas que nos afectan a todos.
De la misma forma la construcción de soluciones no se da aisladamente, sino en el diálogo permanente. Es en este espacio de interacción donde surgen las iniciativas que realmente pueden generar cambios, y donde el trabajo colaborativo cobra todo su sentido. Las campañas de bien público, por ejemplo, son un reflejo de este proceso. A través de mensajes persuasivos, estas iniciativas promueven el cuidado del medio ambiente, la preservación del agua y otros recursos, mientras que los medios convencionales y digitales amplifican estas voces, motivando y empoderando a la población.
Por lo anterior, la comunicación es un motor de cambio social. Visibilizar los grandes desafíos ambientales no es solo una tarea, sino una obligación que se debe asumir de manera consciente. Los proyectos e iniciativas en busca de soluciones deben ser difundidos, y el diálogo debe ser facilitado, creando espacios, tanto presenciales como virtuales, donde converjan ideas y se fortalezcan las redes de colaboración. El Networking entre organizaciones y activistas es una estrategia clave para avanzar hacia un mundo más sostenible, mientras que el marketing de causas permite a las empresas conectarse con un público cada vez más consciente de la importancia de la sostenibilidad.
La comunicación en este contexto debe tener características distintivas: ser holística, abordando los aspectos ambientales, sociales y económicos de manera integrada; participativa, invitando a todos los actores sociales a ser parte de la conversación; creativa, para capturar la atención en un mundo sobresaturado de información; y, sobre todo, ética y responsable, ya que la credibilidad de cualquier mensaje radica en su autenticidad.
En conclusión, la Comunicación Social Sustentable ha dejado de ser una opción para convertirse en una necesidad impostergable. En un mundo cada vez más complejo y lleno de desafíos, la comunicación no es solo un medio, sino una fuerza transformadora capaz de construir un futuro más justo, equitativo y sostenible para todos.
La autora es profesora titular y directora de la Escuela de Artes y Comunicación de la Universidad APEC