Los aproximadamente ocho kilómetros de calles en condiciones deplorables que conforman al sector La Fe, en Los Alcarrizos, son la mayor preocupación de los comunitarios, quienes manifestaron estar cansados de arreglar, con mucha frecuencia, los vehículos en que son transportados.
Esta comunidad cuenta de varias escuelas y una instancia infantil, siendo la parte más afectada, ya que, cada vez que se produce un aguacero, los padres deben cargar a sus hijos para asegurarse de que lleguen secos y evitar que naden en el lodo que se forma al frente.
“Es triste ver la situación de los niños cuando llueve, cómo tienen que pasar fangueando por los charcos de agua”, expresó Ruperto Sánchez, el expresidente de la junta de vecinos.
Transitar por las calles de este barrio es como subirse en un trampolín, debido a las zanjas y las piedras visibles en estas vías, mientras la polvareda que levantan los vehículos complica más la situación.
“Todas las calles están totalmente deterioradas, aquí no hay una sola que esté en buenas condiciones de transitar, uno lo hace porque es donde vivimos y de la forma que sea tenemos que hacerlo”, dijo Sánchez.
Sánchez, manifestó que debido a la situación de las calles se sienten desesperados. Además, narró que cuando compran un vehículo nuevo ya a los dos meses tienen que estar comparando amortiguadores nuevos.
De acuerdo a lo narrado por los comunitarios, las aceras y contenes que ahora mismo tienen fueron realizadas en la gestión pasada, hace casi dos años. Sin embargo, los trabajos han sido paralizados y la actual gestión no ha continuado los trabajos.
“Del alcalde hemos recibido promesas hasta poco alentadoras porque lo que nos dicen es que estas calles están en manos de un ingeniero de obras públicas, pero nunca nos han dicho cuál es el nombre del ingeniero o a quien le vamos a reclamar”, afirmó el representante comunitario.
Asimismo, afirmó que el último levantamiento lo realizaron dos ingenieros de Obras Públicas en el 2020. Para esto, fueron acompañados de algunos miembros del sector quienes le dieron un recorrido por todas las calles para que conozcan de cerca las condiciones de sus vías.
Edward Morales Rojas, quien ha sido motoconcho de este sector durante 20 años y ha vivido por 34 años viviendo en la zona, exclamó cómo se debe enfrentar todos los días a las quejas de los pasajeros por los brincos que se producen al trasladarlos.
“Todo el tiempo lo mismo, con los síndicos que pasan, nunca se acuerdan de este barrio”. Los pasajeros se quejan mucho por la brincadera de los motores, nosotros sufrimos también y los motores es raro cuando no se pinchan”, aseguró Morales Rojas, resaltando que un pinche le cuesta RD $175.
Mientras que Lucy Lara, una señora que se encontraba sentada detrás de las verjas que protegen los productos que tiene disponibles en el colmado durante ocho años, señaló la desesperación de las calles.
“Los vehículos aquí hay que arreglarlos casi todos los días porque se dañan de nuevo y ya no aguantamos esta situación”. Necesitamos que hagan algo urgente con nosotros, estamos a la espera que vengan a nuestro auxilio porque no aguantamos más”, dijo Lara, quien debe limpiar frecuentemente su negocio a causa del polvo que entra.
VÍA DE COMUNICACIÓN
Otra de sus quejas es la construcción de un puente que conecta la mitad de los sectores, siendo calificado como el corazón del sector.
Sánchez apuntó que este puente se cayó hace dos años y medio. Hasta el momento los moradores cruzan saltando las piedras, pero cuando llueve tienen que dar la vuelta por otra calle para poder cruzar.