En una ocasión, Miguel de Unamuno, escritor y filósofo español, escribió una bella narración sobre Don Roque, alias Solitaña, quien visitaba en Bilbao el monumental santuario de Nuestra Señora de Begoña, decía: “Todos los días rezaba el rosario. Repetía las avemarías como el canto de la cigarra o el ritmo y el sonido de las olas del mar. Todo ello se convertía en un himno de súplica y alabanza. Le salía de su mente y de su corazón convertido en palabras”.
La Iglesia católica dedica el mes de octubre a promover la práctica del rosario; una de las devociones más arraigadas en la fe católica, cuya práctica oracional cultivada por muchas generaciones, constituye una forma de meditar los misterios de la vida de Jesús, de María, de los santos y de vivir los misterios del Evangelio. Es un estilo de oración acompañada por jaculatorias (breves oraciones o invocaciones dirigidas a: Dios, María o los santos), que robustecen la fe, la conexión con Dios, fortificando la salud mental de las personas.
El rosario es un modo estupendo de combatir creencias que no se ajustan a la realidad; las denominadas distorsiones cognitivas o ideas irracionales, que resultan perjudiciales, produciendo múltiples emociones desagradables (negativas), lesionan la salud mental. Las jaculatorias nos mantienen centrados en Dios y en los santos. Es una práctica formidable de la que pueden hacer uso, beneficiándose de ellas, las personas con estado de ánimo caído o con depresión exógena, pues, contribuye a serenar la persona y a descubrir lo positivo de cada uno.
Desde la psicología sostenemos que: “la repetición constante de una misma palabra o de palabras, es un método eficaz para desconectarse del dolor, del sufrimiento o de la muerte, para ir en busca de la paz y del sosiego interior.
Estudios de neuroimagen, han demostrado que: “El acto de repetir palabras genera una desactivación del córtex cerebral: permite dejar de pensar en aquello que angustia y preocupa. Al hablar, recitar o rezar, le estamos diciendo, también a nuestra mente y al organismo, lo que debemos sentir, pedir o vivir. Le damos indicaciones para generar emociones positivas”. El santo rosario es una práctica que promueve la salud mental de las personas y combate las distorsiones cognitivas.
Por ejemplo, san Juan Bosco sostenía que “tan necesario como es el pan para el cuerpo, así lo es el santo rosario para la salud del alma (mente)”. Como sabemos, el alma y la mente son objetos de estudio de la psicología, por ende, es difícil poder hacer diferencias tajantes entre estas porque van de la mano. El alma es lo que identifica al individuo; a diferencia de la mente, que es utilizada más desde los procesos cognitivos. La doctrina católica sostiene que “el alma es espiritual e inmortal, es creada de forma inmediata por Dios”. En el rosario, la persona expresa su identidad más profunda (alma), haciendo uso de procesos cognitivos (mente) que le permiten combatir distorsiones cognitivas, malos hábitos, e incluso, adicciones. ¡Promovamos el rosario!