Los conflictos bélicos dejan varias certezas: cadáveres, destrucción, sufrimiento… y beneficios para unos pocos.
La reciente guerra de ‘los doce días’ entre Israel e Irán ha provocado más de 600 muertos y al menos 4,700 heridos, según cifras del Ministerio de Salud iraní.
En Gaza, la ofensiva de Israel contra Hamás ha dejado más de 50,000 palestinos muertos desde su inicio en octubre de 2023, según el Ministerio de Salud de ese territorio.

En paralelo, la invasión rusa a Ucrania, que inició en febrero de 2022, ha cobrado la vida de cientos de miles de personas, entre civiles y soldados de ambos bandos.
¿conviene que haya guerras en el mundo?
Pedro Baños, coronel en retiro y experto en geopolítica, lo tiene muy claro: “Sí, siempre”, responde a Listín Diario en una ronda de preguntas rápidas.
“Hay que tener en cuenta que los grandes negocios, las grandes fortunas se han hecho siempre, lamentablemente, con la desgracia de los demás”, dice el escritor español.
“Y la mayor de las desgracias es la guerra”.
Baños explica que los conflictos bélicos impulsan una alta producción de armamento y reactivan diversas industrias, no solo las vinculadas directamente al sector militar.

Advierte, además, que las guerras suelen dejar a su paso naciones devastadas, mientras que otros países —alejados del frente— se enriquecen y amplían su poder geopolítico, convirtiéndose en dominadores del planeta.
“Lamentablemente, lo que no cuenta nunca para estos poderosos, para estas élites, son las vidas humanas”, subraya.
Y sigue: “Ellas son totalmente despreciables que, por cierto, no son los familiares de las élites, sino, evidentemente, de las clases más vulnerables, de los más pobres, de los más humildes, los que van a morir a estas guerras”.
¿Es posible una guerra nuclear?
El experto en estrategia internacional considera que una guerra nuclear a gran escala es un escenario que debe descartarse “por completo”, aunque admite que el uso puntual de un arma nuclear táctica —de baja potencia— en un conflicto localizado (como Ucrania o Irán) no puede descartarse totalmente.
Este tipo de armamento, aunque con un alcance limitado en términos destructivos comparado con las bombas estratégicas, generaría un impacto psicológico global, advierte el experto.
Respecto al armamento nuclear, Baños explica que grandes potencias del mundo cuentan con submarinos nucleares de “segunda respuesta”, que tienen propulsión nuclear y misiles con varias cabezas nucleares.

Estos submarinos, argumenta, están diseñados para garantizar que el país pueda responder con un ataque nuclear incluso si ha sufrido un ataque muy devastador.
Según Baños, solo un pequeño grupo de personas sabe exactamente dónde están estos submarinos, lo que dificulta que sean detectados o neutralizados.
“Estos submarinos con estas capacidades pueden destruir simultáneamente y arrasar completamente a al menos 200 ciudades del planeta”, subraya.
En países como Francia, una vez que se ordena su activación, ni siquiera el presidente puede cancelar la orden, porque el sistema está diseñado para evitar interferencias o presiones externas, explica.
“Estaríamos hablando, obviamente, de la destrucción, muy asegurada, que no tendría ningún sentido”, indica.