Tony Blanco Jr. ciertamente tiene la presencia. Con su imponente estatura de 2.0 metros y 110 kg de peso, y portando el número 99 que inmortalizó el cañonero más emblemático de esta generación, parece capaz de cumplir con el viejo dicho de “darle en la nariz a la pelota” cada vez que se prepara para hacer swing.
Y cuando hace contacto, el sonido que produce es uno que muy pocos bateadores –a cualquier nivel– pueden replicar.
Durante la segunda semana de la Liga Otoñal de Arizona (AFL), Blanco –originario de Boston, Massachusetts, pero con raíces dominicanas– conectó un jonrón de 464 pies y un doble con velocidad de salida de 120.4 mph en días consecutivos con los Salt River Rafters. Fueron la conexión más larga y la más fuerte del circuito en lo que va de temporada.
“Más allá de su talento en el béisbol, es una gran persona, un buen muchacho que trabaja duro. Tiene una gran capacidad de aprendizaje”, dijo Eric Patterson, piloto de Salt River y coach de banca en Triple-A Indianápolis con la organización de los Piratas. “Su ética de trabajo es excepcional. Llega preparado todos los días, y para ser uno de los más jóvenes en la liga, no se ve superado por el momento”.
La distancia que puede alcanzar con el bate es impresionante, pero lo que realmente lo distingue es la velocidad con la que sale la bola. Ese batazo en línea del 17 de octubre lo colocó en un grupo exclusivo: bateadores que han alcanzado o superado las 120.4 mph en velocidad de salida en juegos según Statcast, desde 2015:
• Giancarlo Stanton (16 veces)
• Oneil Cruz (6 veces)
• Aaron Judge
• Vladimir Guerrero Jr.
• Ronald Acuña Jr.
• Gary Sánchez
Y ahora, Tony Blanco Jr.
Quizás no sea coincidencia que todos esos titanes del batazo pasaron también por la Liga Otoñal. Por primera vez en 2025, los seis estadios principales del circuito cuentan con tecnología Statcast, lo que permite un mayor análisis de las estrellas del mañana.
Blanco tiene tres de las 20 velocidades de salida más altas de toda la liga. Su promedio de velocidad de salida es de 93.1 mph, empatado en el puesto 16 del circuito.
Todo esto ha sido una extensión de su desempeño en la temporada regular con Clase-A Bradenton, donde registró las seis velocidades de salida más altas de la Liga Estatal de Florida –y 11 de las 25 mejores– a pesar de disputar solo 28 juegos.
¿Qué se siente estar en el terreno cuando Blanco conecta una de esas?
“Es una locura, hermano”, exclamó su compañero en Salt River y también prospecto de los Piratas, el dominicano Esmerlyn Valdez.
“El sonido es distinto”, agregó Patterson, quien jugó junto a inmortales como los dominicanos Adrián Beltré y David Ortiz, además de Frank Thomas durante su carrera en MLB.
“Cuando le doy así, no siento nada”, dijo Blanco. “No siento nada en las manos. Solo siento que la conecté y ya”.
Veinte años antes de que Blanco Jr. comenzara a reescribir los libros de récords de Statcast en Arizona, su padre, Tony Blanco padre, también jugó en la Liga Otoñal con los Peoria Saguaros. Fue parte del Juego de Futuras Estrellas en 2004 y tuvo una carrera de 17 años en el béisbol profesional, principalmente en Japón.
Blanco Jr. se encuentra en Arizona principalmente para recuperar turnos al bate, ya que una lesión en el tendón de la corva retrasó su debut en 2025 hasta mediados de julio. También debió sobrellevar una tragedia personal: su padre falleció en abril en un accidente en República Dominicana.
En cuatro temporadas en ligas menores, Blanco acumula apenas 362 turnos al bate. Su línea ofensiva es sólida (.802 de OPS), pero con 20 años, todavía es un proyecto por definir. Su poder ha llamado la atención, pero él mismo reconoce que llegar a las Grandes Ligas –como lo hizo su padre en 2005– requerirá mucho más que números llamativos en Baseball Savant.
“Me estoy enfocando en practicar para poder batear todo tipo de lanzamientos”, manifestó Blanco. “Le agradezco mucho a Dios, porque el inicio del año fue difícil, pero he ido encontrando mi camino”.
“Juega sin miedo, se suelta”, comentó Patterson. “Obviamente tiene un potencial enorme de poder. Pero también creo que puede ser un muy buen bateador. No se trata solo de jonrones. Tiene chance de ser un bateador completo”.
Esa es justamente la razón por la que existen ligas como la AFL. Los bateadores deben enfrentarse a lanzadores de niveles superiores, con más velocidad, rompientes más agresivos y un enfoque más elaborado del juego. Blanco ha enfrentado ese reto —y ha castigado mucho de lo que le han ofrecido.
Ese jonrón de 464 pies fue ante un slider abajo y afuera, que ni siquiera era strike, pero que Blanco jaló hasta lo alto del jardín izquierdo-central. Es apenas un swing, un resultado, pero también una muestra de lo que podría venir en el futuro para este prospecto Nro. 30 de los Piratas.
“Él sabe lo que está haciendo”, culminó Patterson. “Obviamente hay cosas por pulir, pero sin duda va por el camino correcto”.