El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, hizo una enérgica defensa el martes de su «sabia» decisión de retirar las tropas de Afganistán, y dijo a los estadounidenses que se niega a enviar a otra generación a luchar en una «guerra eterna».
«Compatriotas estadounidenses, la guerra en Afganistán ha terminado», declaró Biden en un discurso a la nación desde la Casa Blanca, luego del fin de la intervención militar tras los ataques del 11 de septiembre de 2001.
La traumática salida de Afganistán, completada un minuto antes de la medianoche del lunes, hora de Kabul, fue «la decisión correcta. Una decisión sabia. Y la mejor decisión para Estados Unidos», aseguró el mandatario demócrata.
Después de ser criticado por sus opositores republicanos por el caos de la salida de Kabul, Biden dijo que hizo lo que debería haberse hecho hace años.
«No iba a extender esta guerra eterna, y no iba a extender una salida para siempre», aseguró.
Y elogió el «extraordinario éxito» de la misión de evacuación aérea que sacó del país a más de 123.000 civiles afganos y extranjeros, según el Pentágono.
Hablando en el ornamentado Comedor Estatal de la Casa Blanca, Biden golpeó el atril mientras detallaba los altos costos de este conflicto – más de 2.400 muertes militares estadounidenses y hasta 2,3 billones de dólares gastados – que terminó con el regreso al poder de los talibanes que se buscó derrotar.
«Asumo la responsabilidad de la decisión», dijo. «Me comprometí con el pueblo estadounidense a poner fin a esta guerra. Hoy cumplí ese compromiso. Era hora de ser honesto».
«Después de 20 años en Afganistán, me negué a enviar a otra generación de hijos e hijas de Estados Unidos a pelear una guerra».
– «Desastrosa retirada» –
Luego de dos semanas de vuelos de evacuación, un esfuerzo titánico empañado por un atentado suicida que mató a 13 militares estadounidense y decenas de afganos, Biden enfrenta un coro de críticas que podrían golpearlo internamente.
Salir de la última gran guerra posterior al 11 de septiembre fue una de las promesas de campaña de Biden al asumir el cargo. Y la idea contaba con el abrumador apoyo de la opinión pública.
Pero para muchos la retirada, que culminó con un solitario avión despegando de Kabul con las últimas tropas y diplomáticos, equivale a una derrota impactante.
Los republicanos, encabezados por Donald Trump, el siempre crítico predecesor de Biden, describen la salida como un fracaso humillante, una derrota que supera incluso a la evacuación de Saigón de 1975 y una señal para el mundo de que Estados Unidos se ha rendido.
«El presidente Biden acaba de decir que su desastrosa retirada de Afganistán fue un ‘éxito extraordinario'», tuiteó el Partido Republicano en la Cámara de Representantes.
«Trece militares murieron en acción. CIENTOS de estadounidenses quedaron abandonados. MIL MILLONES de dólares en equipos militares estadounidenses están ahora en manos de los talibanes», dijo.
Biden insistió en su discurso en que los talibanes permitirían salir a los estadounidenses que quedaban en Afganistán, muchos de ellos con doble nacionalidad, si quisieran.
Si bien no está claro a cuántos estadounidenses se les impidió realmente irse, el tema es un asunto político peligroso para Biden.
Para los varados, «no hay fecha límite. Seguimos comprometidos a sacarlos si quieren», prometió.
Y al abordar otra preocupación creciente en Washington, advirtió al grupo yihadista Estado Islámico-Khorasan (EI-K), que se atribuyó el atentado suicida del jueves pasado en el perímetro del aeropuerto de Kabul, que habría represalias.
«Aún no hemos terminado con ustedes», les dijo.
Pero también se dirigió a los estadounidenses que durante mucho tiempo han cuestionado la necesidad de que Estados Unidos intente construir una nación en países hostiles.
Con la salida de Afganistán, Estados Unidos está «poniendo fin a una era de importantes operaciones militares para rehacer otros países», dijo.
«Los derechos humanos estarán en el centro de nuestra política exterior, pero la forma de hacerlo no es mediante despliegues militares interminables», aseguró.